Vuelve Páez

Fue extraordinaria la hazaña de la primera lanza de Venezuela (3/3)

 

En el transcurso de 8 años, José Antonio Páez en Venezuela lucha en 24 batallas, desde 1816 hasta 1823, ellas son: Cunaguá, Matas Guerrereñas, Estanques, Toma de Guadualito, Banco del Chire, Mata de la Miel, El Frio, El Yagual, Mucuritas, San Antonio de Apure, Paso de Apurito, Paso de Utrera, Barinas, Apurito, Las Flecheras, Calabozo, La Uriosa, El Sombrero, Ortiz, Cojedes, Quesera del Medio, Carabobo, Sabana de la Guardia, Toma de Puerto Cabello.  Pero por estar próximo el BICENTENARIO de esa la gesta bélica que Páez libró en Mucuritas el 28 de enero de 1817, escribimos sobre ella en conmemoración de esa fecha a cumplir 200 años de su realización. He aquí la continuación del relato sucinto de aquella ingeniosa batalla, que José  Antonio  Páez victorioso le da a la revolución independentista de Venezuela.

 

A continuación parte de una carta escrita por el propio General  José Antonio Páez a Simón Bolívar del 17 de febrero de 1817 desde su Cuartel General en el Caño del Rosario, en los llanos de Apure, en la cual aprovecha para informándole con respecto a la Batalla de Mucuritas.


Excmo. Señor Jefe Supremo


“…El 28 de enero último le hice ver la diferencia que hay de mis tropas a las de Morillo. La misma fama que él esparció de que venía a destruirnos nos alentó y nos preparamos a la defensa, es así que fui informado que los Brigadieres La Torre y Calzada habían ocupado a Guadualito y que el mismo Morillo en persona conducía al ejército, inmediatamente me puse en movimiento y tomé las medidas necesarias para destruirlo, a pesar de no tener todos los elementos suficientes para una acción decisiva. Ya venían marchando sobre mis tropas que sitiaban a San Fernando de Apure, cuando montada perfectamente el ala izquierda de mi ejército compuesta de 1.300 caballos les salí al encuentro en las sabanas de Mucuritas, frente de Banco Largo, allí presentaron el combate con más de 1.000 infantes y 800 caballos, la acción duró desde las nueve de la mañana hasta las cuatro de la tarde, hora  en que destruida totalmente toda su caballería y, después de haber sufrido una gran pérdida su infantería, se retiró ésta en columnas sólidas hasta los montes de Apure, a cuyo abrigo se salvó el resto, quedando en nuestro poder más de 300 caballos de madrina, tres cajas de guerra con sus pitos, dos cargas de pertrechos, algunos fusiles y carabinas, multitud de lanzas, los equipajes que traían, multitud de prisioneros y el campo cubierto de cadáveres.

 

Los prisioneros aseguraron que las fuerzas que acababa de batir era toda la que vino de la Nueva Granada mandada por Morillo, que había quedado sólo con cuarenta hombres de su guardia en un hato distante siete leguas de su campo de batalla. Dos días después repasó este cobarde el Apure, se reunió con los restos de su ejército en el Paso de El Frio y de allí emprendió su marcha hacia San Fernando, por las costas de los ríos de Apure y Apurito, sin que mis tropas se lo pudiesen estorbar por consistir en sólo caballerías. Este ha sido el resultado de la primera campaña en Venezuela de Morrillo. He ofrecido a estos pueblos no desampararlos y sostenerme sólo con lanzas, mientras recibo los auxilios que he rogado a V.E. se sirva proporcionarme y que me remitirá a la mayor brevedad, pues los momentos son preciosos y debemos impedir que Morillo, Calzada, La Torre y Gorrin, que están encerrados en San Fernando, se hagan de los pocos caballos útiles que hay de ese otro lado del Apure, en las inmediaciones de Calabozo y San Jaime, que debemos ocupar a toda prisa; mi permanencia en estos Departamentos es tan indispensable como que tengo diez mil caballos empotrerados además de los que se halla perfectamente montado el ejército y de otros diez mil o más que mantengo en las sabanas de estos vecinos, defendidos por mis tropas y que no puedo recoger con la precipitación que sería preciso, si me pusiese en marcha para el lugar que V.E señala, y de los cuales el enemigo se apoderaría y estarían entonces por ellos las ventajas que ahora gozamos nosotros, no dudo un momento que V.E., que ansía tanto la salvación de Venezuela, me remitirá inmediatamente el auxilio de fusiles y municiones que pido, y que la Republica será libre dentro de muy pocos días; pues estoy seguro de destruir a los enemigos de San Fernando que son los únicos que quedan. Tengo sobre dos mil mulas empotreradas pertenecientes al Estado y prontas para destinarlas a su servicio siempre que se necesiten. De nuevo encarezco a V.E. la remisión del auxilio que pido; como único medio para salvar a este ejército”…

 

José M. Ameliach N.             Diciembre de 2016



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