Había decidido ausentarme de estos medios por los menos hasta después de las antes llamadas fiestas decembrinas. Pero en verdad, fiestas no hay, porque ni siquiera ánimos propicios existen, como si no estuviésemos en esta época del año sino en una larga noche de difuntos.
Ayer, como es rutina, recorrí varios espacios informativos y de opinión. En Noti-Minuto, página que se posa en mi correo sin que nunca la haya invitado, pero me ha resultado de mucha utilidad, encontré una información que me tentó a escribir por todo lo irónico que ella encierra. Henry Ramos Allup, según esa página, denuncia que alguien ha estado usando su fotografía y hasta número telefónico, para ofrecer harina de maíz precocida y otros de esos productos básicos que andan jugando al escondido. Por aquello, el moribundo como presidente de la Asamblea Nacional, al denunciar lo que cree un abuso e irrespeto con su imagen, acuso a quienes eso hacen y a los bachaqueros mismos como unos vulgares delincuentes. La verdad, pareciera ser, que alguien con mucho sentido de la ironía, ha querido pintar la verdadera imagen del personaje. Hay en ello mucho sentido poético que denuncia una faceta o rol jugado por años por este, bajo la falsa idea que hacía política. Pues el bachaquero político, con su pequeña carga y hasta vacíos bultos que lleva y trae, ha abundado en Venezuela y…¡¡Vaya cuánto beneficio de ello han derivado!! Sus bultos de ahora, que otros les transportan, son descomunales.
Por esa fina ironía, pese Ramos le parezca vulgar, hasta de una buena carga poética, tuve intención de romper mi silencio. Comencé a escribir y, en un momento de meditación me arrepentí y hasta borré, como para no dejar indicio alguno.
Hoy martes, vuelvo a la rutina. Entro en Aporrea y leo la breve reseña que allí se hace de lo dicho por el General Jacinto Pérez Arcay. En verdad, si la denuncia de Ramos me llamó a risa, porque pude conectarme con el sentido irónico de quien inventó aquello, la incapacidad del presidente moribundo de la Asamblea Nacional para no percatarse de la verdadera intención o por lo menos del efecto que en gente como uno causó el atrevido tuitero, esta relacionada con el alto oficial de la FANB me llenó de un estado de ánimo confuso. No de temor porque en el ejército pudiera cundir el sentimiento u opinión que sus palabras albergan, sino de satisfacción, porque un vocero como el viejo militar, quien fuese cercano consejero de Chávez, desde la época cuando éste estaba de estudiante en la Escuela militar, asuma una crítica que parece generalizada en el seno de la izquierda. Y eso es bueno, porque su prestigio y la fuerza de su palabra, pudieran estremecer tanto como para obligar a quienes gobiernan a revisarse, no continuar desdeñando lo que otros de buena fe han dicho, desde Giordani, Héctor Navarro y otros "tantos que no los puedo contar", para decirlo como Atahualpa Yupanqui. Ya no pareciera pertinente tratar al alto y viejo oficial como se ha hecho con muchos. Quizás su lamento y si se quiere denuncia, abra espacio y entendimiento para hacer las debidas correcciones.
Muchos hemos dicho o hablado de la incompetencia que arropa tanto al gobierno como al bando opositor. Que el mejor aliado del primero es el segundo, que con cada error que comete tapa o anula lo que aquél mal hizo o dejó de hacer.
Esto mismo que acabamos de decir, lo expresa Pérez Arcay de esta manera:
"No hay palabra de los hombres que están en la oposición y en el poder".
No lo dijo un ambicioso, salta talanquera, potencial traidor o un "tírame algo". ¡No! Lo dijo alguien que no busca nada para él sino a quien le preocupa el futuro de la patria y la herencia de Hugo Chávez. Tampoco es el juicio de un golpista.
Citando a Simón Bolívar y de paso recordando como a Chávez gustaba hacer esa misma cita, dijo:
"El mejor gobierno es el que le proporciona a su pueblo la mayor suma de felicidad, seguridad social y estabilidad política…….que no tenemos……porque no tenemos líderes".
¿Qué significa esta contundente afirmación del viejo militar? ¿Cómo entender eso que "no tenemos líderes"?
Como para sustentar la terrible y hasta dramática afirmación, pocas veces hecha en este tiempo después de la muerte de Chávez, Pérez Arcay hace la siguiente referencia:
"El prestigio de la FANB se ha debilitado…….porque ha asumido trabajos que no le corresponden y los ha tomado no porque la Fuerza Armada lo ha querido, sino que el Estado mismo, por débil en términos de su concepción geopolítica, se ha visto en la necesidad de solicitar su ayuda".
Esas dos afirmaciones no pueden leerse separadamente, porque podrían confundir, sobre todo por la inclusión de la expresión "concepción geopolítica", para lo cual el Estado requiere ineludiblemente el auxilio de su Fuerza Armada.
Todos sabemos, empezando por el general Pérez Arcay, esa fue la idea de Chávez, que era necesario dentro del marco de una política antiimperialista, avanzar en la unidad latinoamericana y en todo eso, el rol de la Fuerza Armada es sumamente importante.
Pero cuando se lamenta como se ha debilitado el prestigio de la FANB por haber asumido "trabajos que no le corresponden", se refiere a tareas que debían cumplir funcionarios del gobierno y las fuerzas que a este respaldan. Pero bien sabemos, lo sabe el viejo general, como no se ha sabido cumplir con aquello que las tareas del cambio, por el cambio y, hasta si se quiere, revolucionarias, hay que emprenderlas con hombres ganados para ello o para decirlo con el convencionalismo, revolucionarios. Por no cuidar estos detalles, el "Estado", palabra que usa Pérez Arcay, optó por pedir auxilio a la FANB en asuntos que no son de su competencia.
El gobierno, no el Estado, creyendo no tener entre su gente, su estrecho círculo, quienes pudieran hacer las cosas como demandan las circunstancias, olvida al partido, Polo Patriótico, fuerzas revolucionarias todas y apela a la FANB para tareas que según Pérez Arcay "no le corresponden". El sectarismo y lo mezquino siempre han sido dañinos y la gente no aprende.
¡Y cuánto le duele al viejo general que por eso la FANB se ha haya visto afectada en su prestigio!
Pareciera pues haber mucho de cierto en lo que dice – ya no lo decimos unos pocos – "no hay liderazgo en oposición y gobierno". Ni siquiera para sentarse a dialogar y sacar unos pequeños acuerdos.