Recuerdan camaradas y compás que por aquellos años, ya un poco lejanos aunque no tanto, cuando la moneda venezolana era de plata de ley, desde el mediecito más chiquito hasta aquel pesado y platudo fuerte, y como sonaban su alegre poder adquisitivo con su tintinear en los bolsillos de nuestras gualdrapas y faltriqueras, y en los monederos de las damas. Recuerdo que un refresco me costaba un mediecito, y cuando compraba en la pulpería del chino Callaso, todavía me daba mi locha de ñapa, un caramelito o una melcocha de coco.
Tiempos han pasado y han dejado en nuestro recuerdo de venezolanos caraqueños aquella frase de los abuelos desde nuestros padres, "Todo tiempo pasado fue mejor".
Hoy en pleno siglo XXI vemos que no existe el bolívar de plata, retirado tiempo hace por los compinches adecos...para acuñar las monedas de cobre, zinc, latón y otras metalurgías baratas, tan barata que ya no podían perforarlas para convertirlas en arandelas y venderlas a un costo más alto que el valor de la moneda misma.
Se parece a lo que ahorita ha pasado con los billetes de a cien, miren que estos malandros inventan, claro detrás de ellos siempre existen los padrinos, los cómplices de la trácala, las mafias, y horror de espantos, la "Justicia siempre ciega".
Hoy como por arte de magia de tantas y tantas devaluaciones desde épocas de los señores blancos y los verdes, y de los que una vez se llevaron el oro de la bóveda del Banco de Venezuela a tierras extrañas, para que y que lo guardasen mejor, ya hoy no existen bolívares de plata de ley, ni de latón o plomo, y un refresco de dos litros cuesta ya la bicoca de cinco mil bolívares horror de espantos.
El otro domingo con doña Carmelita fuimos a El Junquito, donde a 21 km de la ciudad de Caracas, nos cobraron cinco mil bolívares, sí escuchó bien por un vasito de fresas con crema.
Me pregunto y así quieren fomentar el turismo o es que ya nuestro poder adquisitivo ha caído como los gusanos y culebras, y se arrastra por el suelo.
Desde que prohibieron los billetes de cien, o los dejaron de prohibir, para romperle el espinazo a los mafiosos de a cien…..Un heladito me cuesta ya mil quinientos bolívares.
Todavía no salen a la luz pública los billetes de quinientos, los de mil y de diez mil…... y pare de contar. Es que cuando se devalúa, el que paga los platos rotos, aunque se remienden con clap, aumentos de salarios o de cesta tickets alimenticios, son los de abajo, siempre los más pobres.