El llamado al primer paro internacional de mujeres para el 8 de Marzo, que ya abarca acciones en más de 30 países, confirma que estamos viviendo una nueva oleada feminista mundial. ¿Qué otras olas hubo antes? ¿Cómo es la actual? ¿Cómo activar hoy para avanzar?
Desde Juntas y a la Izquierda y el MST opinamos que en nuestro país, nuestro continente y el mundo se está dando un proceso de ascenso de las luchas y de avance en la conciencia del movimiento de mujeres, una nueva ola feminista mundial. Antes de reseñar sus características, y sabiendo que existen diferentes periodizaciones, hagamos un repaso esquemático de las oleadas previas.
Primera ola: el feminismo ilustrado
Si bien ya desde la Edad Media o incluso antes hubo acciones de reclamo individual y grupal, en general se toma como inicio del feminismo el período en que a nivel teórico y práctico las mujeres articulan un conjunto de reivindicaciones propias y se organizan para lograrlas.
Esto surge en el siglo XVII y se afianza en la segunda mitad del siglo XIX. Plantea la ciudadanía de las mujeres, sus derechos civiles a la educación y al voto, y la reforma del matrimonio en base a la igualdad hombre-mujer. Es la época de la Revolución Industrial y la Ilustración, movimiento europeo que defendía la razón como motor del progreso.
Textos clave de esta primera ola son Vindicaciones de los derechos de la mujer y la Declaración de Derechos de la Mujer y la Ciudadana, de la británica Mary Wollstonecraft y la francesa Olimpia de Gouges respectivamente, ambas participantes de la Revolución Francesa de 1789. La francesa de origen peruano Flora Tristán vincula los reclamos de la mujer con las luchas obreras y en 1842 publica La Unión Obrera, donde propone el primer proyecto de una Internacional de trabajadorxs.
Segunda ola: el feminismo sufragista
Va desde mediados del siglo XIX hasta los años ’50, al fin de la II Guerra Mundial. El eje es el derecho al voto y tuvo mayor fuerza en EE.UU. y Europa, como las sufragistas inglesas.
Esta ola se inició con la Declaración de Seneca Falls, en 1848: unas 200 mujeres y hombres, en base a la Declaración de la Independencia norteamericana, defienden la decisión de la mujer ante sus padres y maridos así como su derecho a votar y a trabajar. Al activismo proveniente de estratos acomodados se suma el de mujeres de clase media y trabajadora. Si bien participan sectores marxistas, el movimiento en general es más bien liberal y reformista, sin cuestionar el sistema capitalista.
Se logra el derecho al voto y a la educación. En la Argentina, en 1918 se funda la Unión Feminista Nacional y en 1920 el Partido Feminista. Las mayores conquistas se dan con la Revolución Rusa de 1917, con los derechos al voto, divorcio, aborto e igualdad salarial y las guarderías, comedores y lavaderos públicos que integran socialmente la tarea hogareña, aunque a los pocos años se retrocede bajo el stalinismo.
En ciertos casos el movimiento feminista se vincula con otros reclamos sociales, como la lucha anti-esclavitud en EE.UU.
Tercera ola: el nuevo feminismo
Nace al calor de las grandes convulsiones de los ’60 y ’70, como el movimiento norteamericano anti-guerra de Vietnam, el Mayo Francés, la Primavera de Praga y el Cordobazo, y retrocede con el auge neoliberal de los ’90, simbolizado por Reagan, Thatcher y Menem.
Contra el estereotipo femenino en los medios y la publicidad, las mujeres reivindican su igualdad y en particular sus derechos sexuales y reproductivos: liberación sexual, educación sexual, anticoncepción, aborto. Surge el concepto de género.
El movimiento se radicaliza y asume que es la estructura económica y social la que genera las desigualdades entre los sexos y por eso cuestiona el patriarcado y las instituciones religiosas a su servicio. Textos icónicos de este período son El segundo sexo de la francesa Simone de Beauvoir y La mística de la femineidad de la norteamericana Betty Friedan.
En 1970, en EE.UU. se hace una huelga por la igualdad de las mujeres, que exigió aborto libre y gratuito, guarderías todo el día e igualdad educativa y laboral. En 1986 se hace en nuestro país el 1º Encuentro Nacional de Mujeres y en 1987 se logra la ley de divorcio. En los ’80 se abren distintas corrientes feministas, un sector es cooptado por el Estado o neutralizado en ONGs y hay nuevos debates sobre las diversidades femeninas, la prostitución y la relación con las lesbianas y mujeres trans.
La ola actual: ascenso y radicalización
Su inicio habrá que precisarlo, pero la primera gran marcha por Ni Una Menos en la Argentina, el 3J de 2015, es una referencia.
A partir de la crisis mundial de 2008, el capitalismo agrava todas las violencias y aplica una ofensiva contra todos nuestros derechos: más feminización de la pobreza, planes de mayor precarización laboral o de subir la edad jubilatoria, recortes al derecho al aborto y la educación sexual, entre otros.
Esta cuarta ola es nuestra respuesta a ese ataque. Las grandes marchas y el paro nacional de mujeres acá, la lucha por Vivas Nos Queremos en México, el paro de las polacas por su derecho al aborto, así como en Irlanda y Corea del Sur, el movimiento italiano Non Una Di Meno, la colosal movilización anti-Trump en Norteamérica, son parte de una verdadera marea feminista global. ¿Cómo no va a ser así si en Rusia, por presión de la Iglesia Ortodoxa, acaban de bajar las penas para la violencia hacia la mujer y los hijos?
Es cierto que resurgen espacios feministas anarquistas o equivocadamente anti-hombres (por ende funcionales al sistema) y también grupos de izquierda o sindicales sectarios que con la excusa de la mujer trabajadora2 minimizan reclamos básicos de todas las mujeres. Pero junto a su internacionalismo que se retroalimenta, esta nueva ola feminista se caracteriza por las acciones callejeras masivas; cuestiona a las instituciones del régimen democrático-burgués (gobierno, justicia, policía); teje lazos con otros reclamos sociales, y aparece una vanguardia con conciencia creciente de que el enemigo de fondo del 99% de las mujeres es el sistema capitalista y patriarcal. En su dinámica, esta ola toma un carácter democrático-revolucionario e inclusive anticapitalista.
El 8M, por todos nuestros derechos
El 8 de Marzo es el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Por primera vez en la historia está lanzado un paro internacional de mujeres, un hecho de magnitud inédita que expresa la etapa actual de crisis sistémica del capitalismo imperialista, inestabilidad global y ascenso de masas.
En la Argentina, el Colectivo Ni Una Menos convocó a un amplio arco de organizaciones y estamos preparando marchas y acciones unitarias. Para el paro del 8M, nosotras proponemos las siguientes consignas: Ni una menos / Aborto legal / Igualdad salarial / No al ajuste de Macri y los gobernadores / Separar la Iglesia del Estado / Integración social del trabajo doméstico / Abajo el patriarcado y el capitalismo. Creemos que dicho programa sintetiza nuestros principales temas de reclamo y señala el objetivo estratégico de la etapa.
Te invitamos a sumarte a impulsar juntxs y con toda fuerza el paro internacional de mujeres del 8M en cada lugar de trabajo o estudio, cada barrio y cada ciudad del país. ¡Vamos por todo!