La incertidumbre sobre el futuro del chavismo crece día a día. Debates sobre las causas, consecuencias y soluciones para la crisis se leen y escuchan en las centenas de versiones de opinadores, expertos y ciudadanos comunes y corrientes. El papel lo aguanta todo. Pero ya lo dijo un griego hace unos cuantos años: ¿Quién le pone el cascabel al gato?
¿Quién tiene la razón? Todos y ninguno, como siempre ha sido desde que el mundo es mundo. Igual hay mucho que analizar y proponer. Veamos tres perspectivas distintas.
El presidente Maduro, y con él el gobierno y el PSUV, nos presentan su opción: resistamos, todo se resolverá, volverán las glorias. El mensaje implícito es igual de claro: sean leales, obedezcan, salven el status quo, el gobierno es Chávez.
Gente a la que respetamos defiende esta opción. Criticar a Maduro, proponer un liderazgo distinto, es debilitar a la revolución. No estoy de acuerdo. Chávez decía que había un momento crucial en el que había que cambiar al lanzador de un juego de pelota. Eso vale para el manager, y para el dueño del equipo. También dijo: Claro como la luna llena, es Nicolás. Para que el proyecto siga. Bueno, ya siguió, van tres años. Ya el presidente cumplió. Cumplió desde el momento en que ganó la elección, lo que significó la continuidad de la esperanza Bolivariana. Todo ha cambiado. Desde la derrota electoral del 2015, el barco hace aguas y la tripulación se está cayendo a piñas. ¿Sólo el gobierno sabe qué hacer? ¿Tema tabú, de eso no se habla?
Un ejemplo puntual que atañe al sector cultura. Un excelente representante de nuestra vanguardia artística, Pedro Luis Blanco, pasó de ser referente de resistencia y creatividad a galán de una telenovela estilo Venevisión, transmitida por un canal estilo Venevisión. Roy Chaderton critica el proyecto Corazón Llanero, también del mencionado canal y de estilo Venevisión, y es blanco de ironías y trato displicente por parte del primer mandatario. ¿Comportamiento del 99 por ciento del PSUVismo? Pasividad y silencio. Resultado: victoria por KO de la línea de entretenimiento tipo Venevisión. Del Socialismo y Bolivarianismo cultural con sello Venevisión. (Por cierto, me contaron que el Presidente sigue regalando carros, en el estilo del programa sabatino de Venevisión) Vayamos al debate, sobre el presente y futuro del liderazgo chavista.
Segundo caso: Aporrea. Antes de todo, descartemos a los articulistas "recalcitrantes y furiosos" que convirtieron la crisis en una oportunidad para hacer terapia personal e iniciar una vendetta en contra de los dirigentes psuvistas. Deje de leerlos hace rato, recomiendo esta práctica.
Una articulista de los otros, de los respetables, sugirió estudiar a Lenin como opción para frenar la buhonería y la mendicidad en el metro de Caracas. Supongo que un Testigo de Jehová diría que la solución está en las doctrinas de su religión.
Seguir ciegamente enseñanzas asentadas en un libro sagrado no es una invención marxista. Es obra de los judíos, con sus libros pentateuco y Deuteronomio. La sociedad occidental, tres mil años después, sigue esa práctica porqué es versión hegemónica. Es una programación. Marx era judío, su condición de filósofo y genio no lo libraron de las limitaciones de una época y circunstancia, de ir una solución milenarista de los problemas humanos, una gran explosión que barre la maldición capitalista y cede el paso a una nueva sociedad. Antes que él, otros estudiaban y generaban doctrina escatológica y utópica, el ser humano entiende su condición a través de relatos y mitología. Eso es muy judío y muy de fin de siglo. Los cristianos y los musulmanes son herederos de la mitología originaria judía. Nadie se libra. Una información reveladora de la falibilidad del camarada Marx, un genio pero también un ser de carne y hueso: él escribía sus minuciosas tesis muy apurado, estaba convencido de que la dictadura proletaria empezaba en cualquier momento, y no quería quedarse rezagado. Seguimos esperando. Así que les propongo dejar esa zona de confort sustentada en biblias ateas y optar por más tolerancia e inclusión, propongan soluciones sincréticas.
La decisión de la fiscala Luisa Ortega Díaz de objetar decisiones del Tribunal Supremo, marca otra pauta. Muchos comentarios apuntan a que la forma y circunstancia en que se produjo la alocución, indican que la funcionaria tiene una carta bajo la manga, que hay intereses antigubernamentales involucrados. Lo veo distinto. Asumo que es una decisión surgida de la imposibilidad de seguir callando. De sacudir al resto del chavismo. El valor principal de este alerta, es que surge de alguien que ejerce poder, que es elite, que también tiene que perder si desaparece del proyecto chavista, que tiene excusas para callar, pero las circunstancias la llevan a desmarcarse del voto de silencio de la dirigencia y sonar el clarín.
Respetemos al presidente Maduro, que haga lo suyo junto a su equipo. Nosotros, los comunes y corrientes, empecemos a superar falsos dilemas, no perdamos el tiempo y abramos un frente alternativo que no insulte, que no conspire, pero que no calle. Ese pase al área pequeña que hizo la Fiscala (dicho en onda futbolera) me parece una oportunidad para que el chavismo consciente complete la jugada, a lo Deyna Castellanos. Salgamos de la parálisis. Si hay que votar por Maduro, se hará, no es un asunto de nombres, pero sí de transparencia y honestidad. De prender los motores más potentes, los de la fe y las convicciones. La cosa no está bien, y lo que estamos haciendo no tiene garantías ni de ser revolucionario, ni socialista, ni correcto, ni bolivariano ni chavista. Un último referente de la mitología judía: despertemos antes de que regrese Chávez con un nuevo motor: el del Diluvio Universal.