Hace poco, Zulika King, mi compañera de vida y de luchas, escribió un estupendo artículo que fue publicado en Aporrea el 28 de marzo pasado y lleva por título: ¿Defender Qué?
Poco después, recibió el siguiente mensaje en su correo electrónico:
Apreciada señora:
Le escribo porque soy de quienes cree que ustedes las mujeres son más perceptivas e inteligentes que nosotros. Soy un hombre de 65 años que además nunca ha creído en Chávez ni en lo que él representa.
Su legado de división e incompetencia son unas de las razones por las que vivimos en la crisis que usted conoce tan bien, como cualquier venezolano. Achacarle el fracaso de la revolución al imperio y no pasearse por la enorme corrupción que ha invadido todos los estratos de nuestra sociedad, es una manera de negarse a ver la realidad.
Giordani y Evans reconocieron públicamente que se robaron 25.000.000.000 de dolares (veinticinco mil millones) Esa cantidad, mi estimada señora, es una cifra que pocos venezolanos tienen la capacidad de entender pero para que usted lo tenga mas claro, es equivalente a lo que costaría construir una ciudad como La Victoria. Es decir que desaparecieron una ciudad completa. Pero eso no es todo; ustedes saben que el dinero robado sobrepasa en total los 400.000 millones de dolares.
Con su percepción femenina ¿usted cree que es mucho pedir que el régimen se ocupe de decirnos quienes se robaron ese dinero y en dónde está para repatriarlo?
Es muy cómodo para los altos dirigentes del gobierno achacarle culpas a otros y no sé si usted ocupa algún cargo importante pero de lo que si estamos seguros, millones de venezolanos, es que los revolucionario tuvieron su oportunidad y que con su actitud cómplice e indiferente a la realidad solo están caminando hacia la salida del poder que desgraciadamente no supieron manejar.
No espero que me responda, no es ese mi propósito. Soy un venezolano común de origen muy humilde que con la ayuda e inspiración de una madre casi analfabeta y muy trabajadora, logró estudiar y que luego con esfuerzo y una buena mujer a mi lado hemos construido una familia de la que estamos orgullosos; nada más, nada menos.
En ese camino he aprendido que las ideologías no arreglan calles ni producen nada. Las necesidades de la gente son satisfechas por personas competentes, con conocimiento de lo que hacen y ademas son honestas. Lo demás son pamplinadas que terminan haciendo que las personas busquen excusas como la revolución hace desde el momento en que empezó a no dar resultados y cuando el dinero del petroleo comenzó a escasear porque se lo robaron a manos llenas.
No es mi propósito tampoco convencerla de nada pero si de decirle que millones comienzan también a su vez a percatarse de que la revolución no tiene como enderezar el rumbo. La gente por muy ignorante que sea, también es perceptiva y eso mi estimada, el fracaso de la revolución, ya está en la mente de millones de nosotros, tanto que la propia revolución lo sabe y por ello angustiosamente pretende eternizarse en el poder porque sabe que está muerta.
Quienes deben temer son los corruptos y los que infringieron dolor a muchos venezolanos y la justicia verdadera, aspiro que algún día les alcance. Aspiro que los venezolanos nos quitemos nosotros mismos de encima esta desgracia para seguir nuestro camino de aprendizaje, como corresponde a cualquier sociedad
Que tenga un buen día. .
Al final de ese mensaje aparece el nombre, el teléfono y la profesión del remitente, los cuales por respeto a su privacidad omitiré de este artículo. Cuando lo leímos, le pedí autorización a Zulika para escribir una respuesta y hacerla pública, a lo cual ella accedió gustosamente y la suscribe en su totalidad.
Así que procedo entonces a escribir las siguientes reflexiones en respuesta a un opositor:
Estimado señor:
Muchas gracias por su escrito.
Debo responderle que, como ya Ud. sabrá, tanto Zulika como yo sí creemos en Chávez y en lo que él representa, al igual que cualquiera puede coincidir en creer en Cristo y en lo que representa, o en Gandhi y lo que representa, o en Fidel y lo que representa. No porque sean hombres santos, o porque los comunistas -como Jesucristo, padre del comunismo primitivo- no puedan ser santos o al menos espirituales, sino porque no se trata de hombres sino de ideales: humanismo, solidaridad, justicia, igualdad. ¿Qué puede haber de malo, dañino, pernicioso o falaz en esos valores? Creo que todo ser humano -a menos que sea un mero desalmado- podrá decir que los asume y que sería bueno que la Humanidad los realizara plenamente.
Por supuesto que coincido plenamente con ud. en que la corrupción es un cáncer que corroe profundamente las entrañas de nuestra patria y del mundo entero, de la civilización misma. La corrupción no está exclusiva, ni siquiera particularmente, ligada a un modelo de gobierno, mucho menos a una ideología. ¿Cómo pueden los ideales de humanismo, solidaridad, justicia, igualdad... ligarse remotamente a un contravalor como la corrupción? Tampoco creo que la ideología liberal, con toda su aquilatada historia de lucha por las libertades civiles y el valor fundamental de la libertad individual como máximo escudo frente al absolutismo estatal, frente al abuso del poder, frente a la opresión... pueda remotamente ligarse ella tampoco a un contravalor como la corrupción.
La corrupción está ligada a la ambición y a las bajas pasiones del ser humano. De ella no escapa absolutamente nadie. Hemos visto cómo incluso los curas, los pastores de la fe religiosa, los prohombres que deben marcar el ejemplo moral del resto de los mortales, han quedado reiteradas veces desenmascarados en actos oprobiosos e ignominiosos que resulta doloroso mencionar.
En términos de países, no es Venezuela, nuestra querida patria tantas veces manoseada como prostituta por tantas personas con poder político y con poder económico, el único y ni siquiera el principal país donde la corrupción impera y erige su reino. Si hemos de recurrir a una medida objetiva, cuantitativa, de la corrupción, sin lugar a dudas es Estados Unidos el país más corrupto del mundo, porque los casos de corrupción que en ese país han ocurrido representan millonadas de dólares que ni soñaríamos jamás con todo nuestro petróleo tener en Venezuela. Enron, Lehman Brothers, las empresas punto com, y prácticamente todas las grandes empresas de banca y finanzas aglutinadas en Wall Street, han desfalcado al pueblo norteamericano -se lo aseguro- mucho más que 25.000 millones de dólares. Solo el primer paquete de auxilio del Gobierno Federal durante la crisis de las hipotecas subprime fue de 700.000 millones de dólares, y luego vinieron cantidades mucho mayores, para salvar de la ruina a banqueros y altos ejecutivos que en lugar de utilizar esos recursos de salvación financiera para el bienestar de la economía y del pueblo norteamericano, lo que hicieron fue repartirse los paquetes de ayuda del Estado en grandes y obscenas bonificaciones de fin de año. Allí está la historia para probar que lo que le estoy diciendo es verdad.
Claro que no trato de justificar con otros países, lo que ocurre en el nuestro. Mal de muchos consuelo de tontos. Pero el punto que quiero traer a su atención es que no puede vincularse unívocamente la corrupción al comunismo, al socialismo y al chavismo, y dejar incólume e inmaculado al capitalismo y al liberalismo.
Le insisto, no se trata de ideologías, sino de falta de moral.
Usted también dice en su mensaje que viniendo de familia humilde, es decir, económicamente pobre, logró con mucho esfuerzo personal abrirse paso en la vida, hacerse un hombre de bien y levantar a su familia. Bien por usted y su familia. Sin embargo, la Humanidad cuenta en este momento con más de 7.000 millones de almas, y por más esfuerzo que cada una haga, es matemáticamente imposible que TODOS alcancen el éxito económico en sus vidas, entendiendo o midiendo el éxito económico en función de la capacidad de consumo promedio per cápita de cualquier país de renta media (si tomamos como referencia un país de renta alta, mucho menos). Fíjese Ud. que son mucho más numerosos los casos de personas que se han esforzado y trabajado duro y con honestidad toda su vida, y cada vez están peor económicamente.
Y es que en el éxito económico no solo entra en juego el esfuerzo, el trabajo, el tesón, la disciplina, el empeño y la perseverancia, sino con mucho más peso que todo eso, hay que tener en cuenta las oportunidades. Y la cruda verdad que los ideólogos liberales se niegan a admitir es que incluso suponiendo la utópica "igualdad de oportunidades" (que nunca se da debido a los privilegios y al poder desigualmente repartido entre la gente), las oportunidades en sí son limitadas. En otras palabras, no hay cupo para tanta gente. El sistema capitalista, con todo su credo de esfuerzo individual, no puede procurar el éxito económico para todas las personas, porque los cupos de éxito son limitados.
Es duro caer en cuenta que cuando uno ha tenido la buenaventura de alcanzar el éxito económico, con ello ha privado a otros de poder alcanzarlo, independientemente de todo el esfuerzo, el sudor y las lágrimas que se empeñen en derramar a lo largo de sus vidas. Por supuesto, no porque uno haya querido hacer semejante cosa por maldad o perversidad, sino porque la ley de probabilidades, como cualquier ley natural, es implacable y no se afecta por la alegría o por el sufrimiento humano, simplemente se cumple inexorablemente y ya.
La mayoría de la gente pobre no lo es por floja, bruta o moralmente débil, sino porque sus oportunidades para el éxito económico son muy reducidas. Evidentemente, claro que hay personas pobres que logran fortuna en la vida, como también hay personas ricas que caen en la miseria. El punto no es ese, sino que no todos los pobres, no todos los seres humanos pueden ser ricos. Ley de probabilidades, porque la riqueza conjunta de la Humanidad en todo momento es una cantidad finita.
Aquí podríamos entrar en el apasionante tema de si la economía es o no un juego de suma cero, y de si el comercio es un juego ganar-ganar y si la riqueza material es infinita o finita. No voy a discurrir sobre ello porque no podría terminar este mensaje, pero intuyo que Ud. ya se ha formado una idea de cuál es mi opinión en todos esos temas.
Solo me resta decirle que fui yo, Luis Enrique Gavazut, quien develó el misterio del desfalco a la nación (los 25 mil millones de dólares de Cadivi), en mi investigación publicada en Aporrea que lleva por título: "Dólares de Maletín, Empresas Extranjeras y Modelo Económico Socialista". Allí demuestro con meridiana claridad que fueron las grandes empresas transnacionales y de gran capital nacional las que perpetraron ese desfalco, por supuesto con la obvia complicidad de funcionarios públicos.
Le agradezco nuevamente el haber dedicado su tiempo y sus reflexiones a ese estupendo artículo de Zulika King.
Atentamente,
Luis Enrique Gavazut.
PD: ¡Ahora, más que nunca, irreductiblemente chavistas!