REFORMISMO Y ENTREGUISMO A CUATRO AÑOS DE NICOLÁS MADURO
Luis Enrique Gavazut Bianco
Caracas, abril de 2017
Este escrito fue originalmente publicado en 15yultimo.com bajo el título: "Nicolás Maduro, cuatro años: Un balance".
--------------------------------------------------------------------
Exposición de Motivos
Es de Mao la famosa frase: "El mundo está convulsionado, ¡excelente situación!". Debo confesar que, posiblemente por mi vocación revolucionaria, yo siento igual que Mao. Me gustan los tiempos convulsos porque claramente nos indican que la sociedad no está muerta, sino vivita y coleando.
Es de Chávez el famoso llamado a la "Reunificación, Repolarización y Repolitización", lanzado en octubre de 2010, señalando en aquella ocasión que: "La guerra de ahora no tiene rostro, el capitalismo neoliberal no tiene rostro", e instó al pueblo a tener perfectamente claro a qué lado de la historia pertenecen las grandes mayorías: "al polo del pueblo, obrero, campesino, de la patria, de los que aman a Chávez".
En definitiva, a eso se reduce todo. A saber exactamente de qué lado de la historia está uno. En el entendido, una y otra vez reconfirmado históricamente, de que solo hay dos polos, solo hay dos fuerzas y ambas son contradictorias. Es la clásica doctrina de la Dialéctica hegeliana, concretizada en el terreno de la realidad por el Materialismo Histórico marxiano.
No hay tres, ni cuatro, ni un millón de posiciones ideológicas, solo hay dos. La ideología del pueblo, de la masa, del proletariado. Y la ideología de la élite, de los privilegiados. La ideología del pobre, del asalariado, del que tiene que trabajar para vivir. Y la ideología del rico, del afortunado, del que no tiene que trabajar para vivir.
No se trata de radicalismo, ni de negación de la diversidad de criterios, ni de falsa contradicción trasnochada, ni mucho menos de simplismo mental. No. Se trata de una fuerza de la Naturaleza, de una realidad incontrovertible, de cómo funciona el Universo. Por eso, a la final, disfrácese como se quiera, ocúltese como se desee, siempre todo se reduce a esa clásica lucha de clases marxiana.
Con Marx ocurre como con Einstein o Darwin. No por oponerse férreamente a la bomba atómica la Naturaleza de la materia y la energía va a dejar de cumplir sus leyes inexorables. Se podrá atacar a Einstein, pero la energía nuclear es la energía nuclear. No por oponerse al darwinismo, la Naturaleza de la vida va a dejar de cumplir la inexorable Ley de la Evolución de las Especies por Selección Natural. No se trata del deseo o anhelo del ser humano, sino de la cruda realidad de los hechos.
Desde que Chávez advino al poder en 1998, pero con más intensidad durante el gobierno de Maduro, se escucha de parte de diversas voces, tanto de la oposición como del chavismo, que no hay que dividir, que hay que conciliar las posiciones encontradas, que Chávez dividió a los venezolanos cuando dijo eso de que "ser rico es malo" y cuando etiquetó a un sector de la población con el calificativo de "escuálidos". Recientemente escuché a Oscar Schemmel, entrevistado por José Vicente Rangel, decir que la inmensa mayoría del pueblo venezolano manifiesta en las encuestas que quiere un modelo conciliatorio de sociedad, una sociedad con pueblo trabajador y con élites. Así lo dijo textualmente. Que la gente está de acuerdo en su inmensa mayoría con que existan las élites (por definición, los privilegiados).
La postura de Schemmel es aparentemente razonable, básicamente plantea que la economía debe ser privada, pero regulada con firmeza por el Estado, y que el Estado debe encargarse de mantener el modelo de inclusión social, es decir, redistribuir la riqueza entre los pobres a través de los programas sociales. Sin embargo, preciso es señalar que Schemmel no es para nada original en esto. Lo que plantea es simplemente el clásico Estado de Bienestar Capitalista. El capitalismo con rostro humano, tantas veces condenado por Chávez.
¿Estaba Chávez equivocado en esa postura? ¿Puede en realidad el capitalismo, la economía de acumulación privada de la riqueza, conducir a la máxima felicidad social?
Schemmel también opina que el principal obstáculo para que el gobierno resuelva los problemas y salga victorioso del atolladero actual, es que el gobierno chavista sea pragmático y supere las posiciones dogmáticas de algunos de sus personeros. Que hay que superar los radicalismos, los extremismos ideológicos y dedicarse a resolver los problemas materiales de la gente, el desabastecimiento, la inflación, la inseguridad. En esto Schemmel se suma a las posturas asumidas, por ejemplo, por Víctor Álvarez y otros economistas.
¿Estaba Chávez equivocado cuando tantas veces nos alertó acerca del fundamentalismo del mercado? ¿Puede entonces lograrse la superación de los problemas económicos, que todo el mundo tenga un estado de bienestar, si se deja de lado esa postura dogmática y se asume que el mercado sí puede darle la felicidad al pueblo?
¿Pero en dónde está el dogmatismo entonces? ¿En los que propugnan el fundamentalismo del mercado, o en quienes se oponen a ellos?
¿Se fijan? A la final, todo se reduce a dos. Dos posiciones, dos criterios, dos posibilidades, dos polos opuestos, enfrentados permanentemente el uno al otro. Es la lógica de la masa vs. la lógica de la élite. La élite promete siempre a la masa que no tiene por qué preocuparse, porque van a tener sus necesidades materiales bien satisfechas; pero todos constatamos, una y otra vez, que la élite nunca cumple esa promesa. Y la razón de ello es muy sencilla: el capitalismo, el sistema de mercado, de intercambio de valor, de acumulación privada de la riqueza material de la sociedad, no puede hacerlo, es imposible que pueda hacerlo. No para todo el mundo, no para toda la gente, no para todo el pueblo.
Algunos dirán en este punto, que sí puede hacerlo para todo el mundo al menos en lo más básico: alimentos y medicamentos. La pregunta entonces es: ¿Todo el pueblo norteamericano come bien y goza de buena salud? ¿Hasta el último habitante de Alemania come bien y goza de buena salud? ¿Francia? ¿Japón? ¿Suiza? ¿Noruega? ¿Qué país puede ufanarse de no tener pobres? Si alguno pudiera finalmente mencionarse como ejemplo, entonces hay que preguntarse: ¿Y si ese país no tiene pobres, por qué entonces otros sí los tienen? ¿Por qué si la lógica de las élites tiene tantos siglos funcionando, existen tantos pobres en el mundo? ¿Qué pasa con África? ¿Qué pasa con América Latina? ¿Grecia? ¿España? ¿Argentina? ¿Brasil? China es la mayor economía del mundo, ¿no hay pobres en China? India es la economía emergente más pujante del mundo, ¿no hay pobres en la India?
En Estados Unidos, un país donde la pobreza no deja de crecer año tras año, o la misma Alemania, la locomotora de Europa, donde el 20% de la población es pobre, funciona una economía privada con un Estado regulador fuerte y un modelo de programas sociales redistributivos, exactamente el estado de bienestar propugnado y abiertamente defendido por Schemmel, Víctor Álvarez y también por altos funcionarios del gobierno del Presidente Maduro (y también lo sostuvieron y defendieron altos funcionarios del gobierno del Presidente Chávez).
Los más connotados premios Nobel de economía se devanan los sesos para tratar de explicar por qué a pesar del cambio tecnológico y el evidente progreso material de la Humanidad alcanzado bajo el sistema capitalista de acumulación privada de la riqueza, la desigualdad económica es cada vez mayor. ¿Por qué cada vez la Humanidad tiene más riqueza, pero simultáneamente la gente es cada vez más pobre o la cantidad de gente pobre no cesa de crecer? La teoría del goteo hacia abajo, que postula que el bienestar de las élites se derramará hacia abajo en la pirámide poblacional, no termina de cumplirse. A pesar de la fortaleza regulatoria de los estados de bienestar más consolidados del mundo (ese estado regulador fuerte que Schemmel defiende con tanta convicción), como los países del norte de Europa, o los modelos de bienestar social de países mediterráneos como Francia, Italia y España, la desigualdad económica y la pobreza no solo no logran erradicarse definitivamente, sino que no dejan de aumentar y aumentar.
¿Qué pasa entonces? ¿Qué es lo que sigue oliendo mal en Dinamarca?
No pretenderé yo tener la respuesta a esa pregunta, por encima de los más connotados premios Nobel de economía del planeta. Sin embargo, estoy convencido de que el problema está en que el sistema de mercado, la economía de intercambio de valor, es un juego de suma cero, que la riqueza material es finita porque los recursos del planeta Tierra en términos de materia y energía, son finitos, no ilimitados, y esa es la causa, en última instancia, de la desigualdad económica.
Por lo tanto, cuando Chávez, y antes que él Cristo, propugnó la solidaridad, el trabajo voluntario, el trabajo colectivo y el desprenderse de la riqueza propia para repartirla entre los pobres, no estaba desvariando.
Ninguno de los que estamos convencidos de las deficiencias del sistema capitalista y su consustancial exclusión de las mayorías poblacionales del bienestar material, tenemos claro cómo puede construirse y hacerse viable una vía alternativa que permita superar esas deficiencias y alcanzar la igualdad económica sustantiva y el reparto equitativo del bienestar entre toda la Humanidad. Pero lo que sí tenemos absolutamente claro es que no será a través del capitalismo con rostro humano, del reformismo, del pretendido estado de bienestar burgués, que solo en apariencia muestra una ilusión de prosperidad de cara a la galería, ocultando con vergüenza debajo de la alfombra sus "daños colaterales", es decir, la inmensa masa poblacional excluida y marginada.
¡O inventamos o erramos! Y llegamos así entonces a la gran pregunta que alimenta las tertulias de algunos intelectuales de izquierda, algunos de ellos ciertamente de gran calidad revolucionaria: ¿Es Nicolás Maduro un reformista que le entregó la Revolución Bolivariana al Imperio?
Desde hace ya bastante tiempo venimos presenciando ese debate, sazonado además por toda clase de imputaciones en contra de Maduro. Que si Maduro vendió el proceso. Que si Maduro les da los dólares a las transnacionales. Que si Maduro vendió el Arco Minero. Que si el desfalco a la nación es culpa de Maduro. Que si Maduro impide la pluralidad política de los partidos minoritarios. Que si Maduro lo que hace es pagar deuda externa en lugar de declararse en default. Que si Maduro mantiene el control de cambio solo para enriquecer a una paca de corruptos. Que si Maduro no radicaliza el proceso. Que si Maduro esto y Maduro lo otro. Así cantan al unísono los detractores del actual Comandante de la Revolución Bolivariana, algunos de los cuales en su momento no le dijeron lo mismo a Chávez, a pesar incluso de haber estado muy cerca de él. Lamentablemente –porque me consta que muchos son auténticos revolucionarios- cantan cual comparsa asíncrona, junto a la canalla escuálida y mediática que en el pasado cantaron de todo en contra del prócer invicto de la Revolución Bolivariana.
¿Lo hacen de mala fe? ¿Lo hacen por convicción? ¿Lo hacen porque les consta? No lo sé y sinceramente dudo mucho que sea porque tengan alguna agenda oculta. Al respecto insisto en que esas posiciones han sido adoptadas lamentablemente por camaradas de gran calidad revolucionaria. Lo único que sí sé es que están equivocados, conclusión a la que he llegado tras un prolongado proceso de observación de nuestra realidad, revisión permanente de mis propias posturas y análisis de los acontecimientos, que me inclina a concluir –siguiendo el principio anglosajón de la "duda razonable"- que no hay evidencia objetiva suficiente para imputarle al camarada Nicolás Maduro la condición de reformista que ha pactado con las élites para entregar la revolución al imperio, es decir, a los intereses del gran capital.
Y paso a exponer por qué hago esa tajante afirmación.
Debo comenzar señalando lo siguiente, consciente de que con este análisis pudiera herir susceptibilidades de varios camaradas a los cuales respeto y admiro: cuando Chávez aupó las empresas petroleras mixtas, ninguno dijo nada. Cuando Chávez le entregó montañas de dólares a la burguesía, ninguno dijo nada. Cuando Chávez inventó lo del Arco Minero –con independencia de los matices- y lo puso en el Plan de la Patria, ninguno dijo nada. Cuando Chávez montó CADIVI, las notas estructuradas y el SITME, ninguno dijo nada. Cuando Chávez inventó el Gran Polo Patriótico y el Partido Socialista Unido de Venezuela, ninguno dijo nada. Cuando Chávez propugnó el "centralismo democrático" como método esencial del partido, ninguno dijo nada. Cuando Chávez contrajo esa deuda externa que heredó completica Maduro y ahora le toca pagarla, ninguno dijo nada. Cuando Chávez montó el control de cambio y lo mantuvo hasta su muerte, ninguno dijo nada. Cuando Chávez se empeñó en hacer una revolución en paz y en democracia con una constitución que garantiza la propiedad privada y las libertades económicas, ninguno dijo nada. Y si alguno llegó a decirlo, queda claro que jamás lo hizo con la estridencia con que ahora se le achaca todo eso a Maduro.
¿Y por qué el Gigante Hugo Chávez hizo todo eso? ¿Por qué? Y además contando con una de las bonanzas petroleras más grandes y prolongadas de la historia del país, sin tener encima de su cabeza permanentemente la guadaña de una Orden Ejecutiva imperial, contando asimismo con el apoyo de casi todos los países de América Latina y el Caribe que tenían sendos gobiernos progresistas, y gozando de la fortaleza que lógicamente se desprendía de la certeza de estar respaldado por resultados electorales que le fueron ampliamente favorables. ¿Por qué?
Por las mismas exactas razones por las que a Maduro no le ha quedado de otra. Porque la realidad dista mucho de nuestros ideales revolucionarios, y porque la política siempre y ante todo es el arte de lo posible. ¿Dejar de pagar deuda externa? ¿No darle dólares a las transnacionales? ¿Contar con los bachaqueros para que sean ellos los que siembren la comida de todos nosotros? ¡Por favor! Si Chávez no hubiese coexistido con la banca privada y las transnacionales petroleras y no petroleras, favoreciendo de hecho sus intereses, obviamente en contra de su voluntad y de sus convicciones ideológicas, hoy no tendríamos ningún legado revolucionario que recordar y por el cual seguir luchando. El verdadero encono del Imperio contra Venezuela es que Chávez siempre fue más inteligente y astuto que todos ellos. Aprendió bien la lección después del golpe de abril: hay que ir poco a poco sin dejar de darle su presa a las fieras, pero aprovechando que están distraídas mientras comen, para ir construyendo lo alternativo, sin alaraca y sin aspavientos.
Eso es lo único que podemos hacer en Venezuela. Otra historia sería si tuviésemos armas nucleares, como Corea del Norte, que se da a respetar de otra manera muy distinta, y que sin embargo corre permanentemente el riesgo de ser el primer blanco de las ojivas imperiales, cuando la debacle y el colapso del sistema de acumulación capitalista arrojen al mundo por el despeñadero de la guerra termonuclear.
Pero para que este análisis no se quede en meros argumentos de credo o simpatía, vamos a desmenuzar la situación, paso a paso.
Análisis Situacional
1. La deuda externa, como es normal en cualquier país cuando tiene buenos ingresos y un ambicioso plan de desarrollo, se expandió durante el gobierno del Presidente Chávez, al calor de la abundante renta petrolera. Debido a esos niveles de endeudamiento previos, agravados por el boicot financiero internacional que comenzó a partir de 2013, el gobierno del Presidente Maduro no ha podido gozar de acceso a financiamiento externo adicional y ha tenido grandes dificultades incluso para lograr acuerdos de refinanciamiento de la deuda de PDVSA. En cambio, sí ha tenido que cumplir rigurosamente con el pago de intereses y amortizaciones de la deuda externa heredada, que suman enormes montos anuales: 60.000 millones de dólares entre 2014 y 2016, de los cuales 17.000 millones solo en 2016. Corolario: los hechos indican claramente entonces, que Maduro no fue quien contrajo el gran grueso de la actual deuda externa, pese a lo cual la ha asumido plenamente.
2. Si bien es cierto que esa deuda es en parte ilegítima, pues terminó financiando el enriquecimiento de grandes grupos corporativos bancarios, industriales y comerciales, así como a personas naturales, en lugar de proveer al desarrollo productivo nacional al cual estaba destinada por ley (esto agravado por culpa de ciertos factores de poder y corruptos que hicieron de las suyas dentro del gobierno del Presidente Chávez para favorecer los intereses de la burguesía criolla y del gran capital transnacional); no es menos cierto que declarar una moratoria de la deuda, o incurrir en un default por razones de revisión de la misma, no es geopolíticamente factible para Venezuela -que ha sido declarada por Estados Unidos como amenaza inusual y extraordinaria para la política exterior de ese país- porque ello implicaría la imposición inmediata de un bloqueo financiero y comercial, la paralización de PDVSA y otras industrias básicas estratégicas, el embargo de nuestros activos en el extranjero, incluyendo los del sector privado, e incluso la invasión militar directa unilateral por parte de Estados Unidos o de manera concertada con la OTAN, de la cual ahora incluso Colombia es un miembro asociado. La principal razón de ser del Decreto de Obama contra la República es precisamente impedir que Venezuela vaya a un proceso de moratoria y revisión de su deuda externa. Otros países que han ido a esos procesos de manera exitosa, como Rusia y Argentina, lo hicieron sin que sobre ellos pesara un decreto expreso de amenaza imperial y sin representar ninguno de ellos un país vanguardia de ideología política alternativa al capitalismo. Corolario: los hechos evidencian así que, aunque quiera, Maduro no puede dejar de pagar la deuda externa por razones geopolíticas muy poderosas; lo cual no deja de ser cierto por el hecho de que haya burgueses (algunos provenientes de las filas de la revolución) que se benefician sustancialmente de ello, en particular los tenedores de bonos denominados en divisas que los adquirieron por ejemplo a través del SITME.
3. Así las cosas, el ingreso de divisas por exportaciones, que corresponde en más del 95% a la industria petrolera, se vino al piso a lo largo del actual gobierno debido al desplome de los precios internacionales del petróleo; y por otra parte, las fuentes de financiamiento de países aliados, como China y Rusia, también disminuyó sustancialmente debido a la deuda acumulada con ambas naciones a lo largo del gobierno del Presidente Chávez y el riesgo que representa para nuestra capacidad de pago precisamente la caída de los ingresos petroleros. Corolario: los hechos evidencian claramente así, que Maduro no ha contado ni cuenta con la renta petrolera ni otras fuentes de divisas excedentarias, que sean suficientes para seguir profundizando los cambios revolucionarios con el mismo ritmo e intensidad que traía el Presidente Chávez.
4. Adicionalmente, cualquier esfuerzo que se haga en esta época para aumentar los ingresos de divisas por exportaciones no petroleras se dificulta sobremanera debido a la dramática desaceleración del crecimiento mundial y la caída del consumo en los principales mercados internacionales, originada en la reorientación estratégica del crecimiento de China desde un modelo basado principalmente en las exportaciones hacia un modelo basado en su propio mercado interno de consumo, así como en las secuelas de la Gran Recesión Mundial de 2008. La crisis económica golpea tanto a las economías grandes como a los países en vías de desarrollo, y existe una sobreoferta mundial ávida de mercados que no terminan de reactivarse. En otras palabras, es la peor época para que un país como Venezuela pretenda basar su crecimiento interno en exportaciones no petroleras; a pesar de la fe que en ello deposita el actual Ministerio de Comercio Exterior e Inversiones Extranjeras. Adicionalmente, el éxito exportador depende de la confluencia de un conjunto de factores logísticos, de infraestructura física del país, y capacidades competitivas que en la pequeña y mediana empresa nacional no están desarrolladas todavía y requieren de un período de tiempo de mediano y largo plazo. En cuanto a las industrias de gran capital transnacional y nacional con capacidad de clase mundial para exportar, las mismas no se van a orientar a la exportación porque el diseño geoestratégico de la globalización no contempla a Venezuela como país base para la exportación (dado que no ofrece ventajas comparativas laborales, de legislación ambiental, ni tributarias) y porque las mismas se orientan a la sustracción de la renta petrolera nacional, que incluso en plena crisis actual y a pesar de su insuficiencia, sigue siendo importante. La realidad demuestra que el ingreso de divisas por la vía de las exportaciones no petroleras no es significativo, como nunca en la historia del país lo ha sido. Ni Chávez ni Maduro "acabaron" con las exportaciones no petroleras. Éstas nunca han sido significativas en comparación con el ingreso petrolero, ni en la IV República, ni en la era Chávez, ni en la era Maduro. Esto se debe a que las exportaciones no petroleras dependen de la inversión y capacidades del sector privado, el cual se caracteriza estructuralmente en la economía venezolana por el fenómeno conocido como "huelga de inversión", que se agudizó a raíz de los boom petroleros de la década de los 70 del siglo pasado. Corolario: el hecho de que tanto Chávez como Maduro hayan hecho esfuerzos –a lo cual por cierto están obligados por mandato expreso de la Constitución Bolivariana- por revertir la "huelga de inversión" y lograr una mayor inversión por parte del sector privado en Venezuela para la diversificación industrial y el aumento de las exportaciones no petroleras, no los convierte en reformistas, mucho menos en "entreguistas".
5. Los preacuerdos del Arco Minero del Orinoco no se han concretado en su mayoría y al parecer van a demorar mucho más de lo previsto, razón por la cual no cabe esperar una fuente significativa de ingreso de divisas por esa vía, sino a mediano o largo plazo. Ingresos que, una vez concretados, no están previstos tampoco en cifras significativas en relación con las necesidades totales de importación del país. Al parecer, las estimaciones se ubicarían en plena producción en torno a los 8.000 millones de dólares anuales. Por otro lado, el efecto de la certificación internacional de nuestras reservas de oro y diamantes, que nos podrían colocar incluso como la mayor reserva de oro del mundo, no necesariamente tendrán mayor efecto sobre el riesgo-país que el que ha tenido el hecho de ser el país con las mayores reservas de petróleo del mundo; es decir, ningún efecto previsible. Esto podría ser así porque el tener mayores reservas monetizables no implica automáticamente tener mayor solvencia, esto solo ocurre cuando las reservas efectivamente se monetizan (reservas líquidas). Dependerá de la voluntad de las calificadoras de riesgo ponderar favorablemente o no la posición de reservas certificadas de oro y diamantes de Venezuela, lo que ateniéndose a lo que ha sido su conducta hasta ahora, cabe prever que simplemente no tendrá ningún efecto para mejorar el riesgo-país que se le ha impuesto a Venezuela por decisión geopolítica del Imperio Norteamericano. Corolario: el hecho de que Maduro busque fuentes de divisas a corto plazo por vías alternativas al petróleo no lo convierte en reformista, ni en anti-ambientalista; a pesar de que muchos –me incluyo- podamos no estar de acuerdo con la minería a cielo abierto y el modelo de dependencia de las transnacionales que ella representa.
6. La capacidad del sector turístico venezolano para atraer divisas también es muy limitada, debido principalmente a las condiciones adversas asociadas a la falta de desarrollo nacional (infraestructuras, seguridad ciudadana, servicios básicos, sanidad, saneamiento ambiental, ornamentación, recursos humanos, cultura hacia el turista extranjero, servicios de entretenimiento, etc.), que contrarrestan el incentivo actual que representa nuestra depreciada moneda nacional (que hace que los turistas extranjeros obtengan muchos bolívares para consumir en el país a cambio de pocas divisas). En relación con el cobro en divisas que ha sido autorizado a los operadores turísticos del país, no hay manera de impedir que los mismos evadan la facturación y consecuente consignación de divisas al BCV. Esta política permitirá una mucho mayor tasa de ganancia para los operadores turísticos que debería traducirse en una mayor tasa de inversión y mejor calidad del servicio, pero el "fallo de inversión" estructural de la economía venezolana producto del rentismo petrolero (que en este caso pasaría a ser rentismo turístico), hace prever todo lo contrario. Si los operadores turísticos, como es previsible, no aumentan sus niveles de inversión significativamente, tampoco habrá aumento virtuoso del nivel de empleo, ni el desarrollo de encadenamientos de suministros aguas abajo. Tratar de controlar a todos los operadores turísticos para que no evadan la facturación y consignación de las divisas al BCV es simplemente imposible, como imposible ha sido impedir la especulación y usura en todos los comercios y negocios del país. En una sociedad donde la cultura moral de la ciudadanía impide que ésta sea la mejor garantía de cumplimiento de las leyes, porque la gente no es consciente de la conveniencia de su aplicación para el país o no tiene sentido de pertenencia patrio, pues es sencillamente imposible avanzar confiando en la moral cívica. A lo mejor el motor turismo hace que algunos inversionistas instalen hoteles y otras infraestructuras de operación turística en el país, con la consecuente generación de algún empleo, pero esos servicios, por una parte no beneficiarán al consumidor venezolano por sus elevados precios y por tener que ser pagados en divisas o en su equivalente en bolívares devaluados, y por otra parte no generarán un flujo significativo de divisas para el fisco nacional alternativo a la renta petrolera. Corolario: el hecho de que Maduro busque impulsar como fuente alternativa de las divisas que en este momento están críticamente escasas, un modelo de desarrollo turístico basado en la inversión privada, no lo convierte en reformista, sino en un decisor que evalúa e intenta aprovechar las pocas opciones que tiene a corto plazo para impedir que el flujo de caja de la República se precipite a cero.
7. La capacidad exportadora de las industrias básicas estratégicas no petroleras, como SIDOR, e incluso de algunas industrias manufactureras relevantes, como Venvidrio, es muy limitada en relación a las necesidades fiscales y de la economía nacional en general, con escasas perspectivas de crecimiento significativo a corto o mediano plazo. Corolario: el aparato productivo socialista legado por el Comandante Chávez es insuficiente por sí solo para resolver el grave problema de escasez de las divisas que necesita la revolución para seguir avanzando, el hecho de que Maduro insista tenazmente en mantener, consolidar y hacer que funcionen bien esas empresas es evidencia de su claridad en la vía al socialismo, todo lo contrario de una supuesta o pretendida posición reformista o entreguista.
8. La capacidad exportadora de otros sectores con potencial, como el forestal y el pesquero, están afectadas a corto y mediano plazo por los reducidos niveles de inversión. Corolario: al igual que con el turismo y otros sectores de actividad económica, es perfectamente válido que Maduro busque alternativas factibles "a corto plazo" (porque la urgencia de divisas es para ya, no para mañana), sin que ello signifique que dejó de ser socialista y ahora es un reformista o un entreguista.
9. Todos los sectores exportadores de relevancia están fuertemente afectados por los circuitos mafiosos que propenden al contrabando de extracción y a la minimización de la inversión productiva. Esto ocurre, por ejemplo, en el caso de la minería de metales preciosos como el oro y de otros minerales de valor estratégico, así como también en el sector pesquero (contrabando de especies gourmet) y petrolero (contrabando de gasolina). Corolario: las mafias, la corrupción y el contrabando no son males nuevos de la Administración Maduro, el Presidente Chávez también los padeció, pero tuvo mucho mayor margen de maniobra que Maduro para mitigar sus efectos gracias al ingreso petrolero. Que haya mafias, corrupción y contrabando de extracción no hacen de Maduro un reformista, como no lo hicieron de Chávez.
10. Pequiven, cuyo potencial exportador es innegable, ha sido severamente afectada por la corrupción y la influencia de intereses corporativos transnacionales contrarios al desarrollo de los precursores químicos industriales que darían al traste con el circuito perverso de dependencia de materias primas importadas y sobrefacturación de importaciones, base fundamental de la sustracción delincuencial de la renta petrolera por parte del gran capital transnacional y nacional. Corolario: si Maduro fuera un reformista, no habría recientemente desmantelado la corrupción existente en los altos niveles gerenciales de Pequiven; independientemente de que con ello vaya a tener éxito o no depurando esa crucial empresa estratégica de la República, como tantas veces le ocurrió al Presidente Chávez, que a pesar de atacar la corrupción, ésta continuó profundizándose.
11. La Inversión Extranjera Directa (IED) no aumentará significativamente hasta tanto no se recuperen las reservas internacionales del país, que sirvan de garantía suficiente para la repatriación de dividendos y la sustracción adicional de divisas por vías fraudulentas (sobrefacturación de importaciones, precios de transferencia, remuneraciones de patentes y marcas, contratos de asistencia técnica, etc.). Corolario: el hecho de que el Presidente Maduro haya impulsado la legislación de las zonas económicas especiales, entre otras medidas para atraer IED, y con ello ingresos de divisas adicionales al petróleo que están críticamente escasas, no lo convierte en reformista; como la estrategia de empresas mixtas en la faja petrolera y otras áreas de actividad estratégicas, no significaron que Chávez fuese un reformista o entreguista al gran capital transnacional.
12. La inversión nacional mediante divisas provenientes de los activos que actualmente mantiene el sector privado en el extranjero tampoco es factible porque no existen perspectivas para esos inversionistas de poder reponer a corto o mediano plazo las divisas invertidas, ni mucho menos satisfacer sus expectativas de ganancias expatriables en divisas convertibles. Permitir a los privados, como se lo viene ofreciendo el Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, que traigan los dólares que fugaron previamente al extranjero para que inviertan con orientación a la exportación y el Estado les permite retener para sí todo lo que ingresen en divisas por exportaciones hasta igualar el monto de lo invertido, es interesante, pero totalmente ineficaz para garantizar un ingreso fiscal en divisas alternativo a la renta petrolera. Lo único que se logrará con eso es facilitarle la legitimación de los capitales fugados a la burguesía y permitirles montar una actividad generadora de divisas a ser sustraídas indefinidamente por la vía de la evasión de la facturación, subfacturación de exportaciones y triangulación de exportaciones. Corolario: el hecho de que, pisando tierra, Maduro intente que la burguesía parasitaria y apátrida retorne por su propia voluntad y conveniencia algunos de los capitales que han fugado al extranjero de manera mayoritariamente fraudulenta, para que los inviertan en el país y aumenten la producción y el abastecimiento, sobre todo de bienes de primera necesidad para la población, no lo convierte en reformista, sino que demuestra el tipo de dificultades decisorias a las que se enfrenta un líder en el ejercicio de la jefatura del Estado. Plantear ilusamente que el gobierno bolivariano tiene el poder de hacer mediante procedimientos legales que esos capitales en manos del sector privado regresen al país, es tan fantasioso, como imputarle al Presidente Maduro la condición de reformista.
13. La cifra de 11.000 millones de dólares que aportó el sector privado de sus propios activos para consumo intermedio (materias primas e insumos para la producción) en el año 2016, luce poco creíble debido a que los niveles de abastecimiento en 2016 no se corresponden con esos niveles de consumo intermedio. Y aunque pudiera pensarse que en ello incidió la desviación de la producción hacia el contrabando de extracción y el acaparamiento, también sería difícil omitir la altamente probable incidencia del "fraude importador" en esos supuestos aportes del sector privado. Por otra parte, el sector privado no tiene incentivo para invertir sus propias divisas, como no sea la expectativa de reponerlas y aumentarlas por la vía de la repatriación de dividendos y operaciones fraudulentas de fuga de capitales. Cualquier incentivo que represente aumentos de su posición en bolívares o de su poder de mercado, incluidas las rebajas de impuestos y los contratos jugosos con el Estado, solo pueden serlo puntualmente, no sobre una base que implique una inversión anual recurrente de divisas propias. Por lo tanto, no cabe esperar montos significativos de divisas para la producción nacional por esta vía. Corolario: pese a las pocas probabilidades de que la burguesía parasitaria y apátrida realmente contribuya a que el país salga del atolladero en que se encuentra, no puede imputarse al Presidente Maduro la condición de reformista, por el hecho de seguir intentándolo.
14. Es evidente que la sequía de divisas por parte del Estado, le hace depender en grado extremo de las divisas que pueda aportar el sector privado, colocándole en una posición de sumisión respecto a las exigencias de los inversionistas, una de las cuales ha sido obviamente la vía libre para la fijación monopolista de precios. Es decir, resulta claro que el sector privado para aportar sus propias divisas para mantener funcionando el aparato productivo nacional, lo ha hecho bajo la exigencia de establecer como referencia para la fijación de precios, el tipo de cambio del mercado paralelo, es decir, el dólar today. De allí la camisa de fuerza que claramente tienen organismos como SUNDEE para impedir la vulneración de los controles de precios y con ello la escalada inflacionaria. Esto seguirá ocurriendo en la misma exacta medida en que el Estado continúe dependiendo de las divisas que aporte el propio sector privado para poder mantener en funcionamiento el aparato productivo nacional. Habida cuenta de las graves consecuencias de la inflación para la estabilidad económica, social y política del país, ésta constituye la principal amenaza actual para la seguridad y defensa integral de la República: la Dependencia que el Estado tiene del Sector Privado para garantizar las importaciones, sobre todo las destinadas a consumo intermedio. Corolario: metafóricamente hablando, la burguesía tiene al Estado bolivariano literalmente de rodillas, lo que para nada implica que esta situación de acorralamiento obedezca a una postura "entreguista" por parte del gobierno actual.
15. Otras exigencias evidentes del sector privado, debido a su actual posición de dominio sobre el Estado por las divisas que tienen en su poder, es la "flexibilización laboral" de hecho y la eliminación de "barreras burocráticas", es decir, menos controles potestativos del Estado sobre la actividad privada. Esto último puede significar un riesgo importante de relajación de los controles sanitarios y de seguridad para la vida humana y el medio ambiente, particularmente en lo que atañe al cumplimiento de Reglamentaciones Técnicas; y también estafa al público consumidor en términos de cantidad y calidad normativas. Corolario: no se trata de que el gobierno de Maduro tenga la intención de favorecer al patrono en detrimento del trabajador. Si así fuese, entonces lo que cabría esperar es la eliminación de la "inamovilidad laboral", la cual se ha mantenido firme, a pesar de todas las presiones de la burguesía, y a pesar de la disminuida posición de fuerza que tiene el gobierno bolivariano para seguir manteniéndola en vigencia.
16. La merma de los recursos petroleros impacta también de manera determinante en la imposibilidad que tiene actualmente el gobierno bolivariano de continuar con la política de estatización y socialización de los medios de producción, debido a que las expropiaciones hay que pagarlas en divisas convertibles en el caso de la industria manufacturera de capital extranjero. De hecho, buena parte de la carga actual de la deuda externa obedece a los compromisos de pago de expropiaciones realizadas durante el gobierno del Presidente Chávez, que el Presidente Maduro heredó, así como a montos adicionales por demandas incoadas en contra de la República por empresas extranjeras expropiadas. Corolario: por lo tanto, no puede imputarse al gobierno actual una "deliberada intención" de no proseguir con el proceso de socialización de los medios de producción emprendido por el Presidente Chávez y consustancial con la vía al socialismo. Los hechos revelan que el Presidente Maduro no ha contado con los medios económicos suficientes para proseguir con ese proceso. Es al respecto importante señalar que, contrario a lo que cabría esperar si la tesis del "entreguismo" fuese cierta, que no se ha producido en el gobierno actual ninguna "reprivatización" de medios de producción previamente conquistados por la revolución, e incluso la insinuación pública de que eso debería hacerse, probablemente le ha costado el cargo a algún alto funcionario de la Administración Maduro.
17. Hubo tres factores durante el gobierno del Presidente Chávez que pese a todos los esfuerzos para evitarlo, lamentablemente afectaron la producción agrícola nacional y sus perspectivas de crecimiento: (a) Becas y subsidios directos e indirectos que hicieron que muchos campesinos dejaran de sembrar; (b) Agropatria fue controlada por mafias que desviaron sistemáticamente los insumos agrícolas y los encarecieron; (c) Importaciones baratas de alimentos que hicieron competencia severa a la producción agrícola nacional. Aun cuando el gobierno del Presidente Maduro ha hecho importantes esfuerzos para revertir esta situación, todo parece indicar que dichos esfuerzos no han rendido los resultados esperados, a pesar de las cifras a veces contradictorias que ocasionalmente suministra a la opinión pública el Ministerio de Agricultura y Tierras. Corolario: no ha sido el supuesto reformismo o entreguismo de Maduro la causa de la escasa producción y productividad agrícola del país; esa es una realidad estructural de nuestra economía que se remonta a su naturaleza rentista petrolera, a la dependencia latifundista y al escaso resultado obtenido de las políticas revolucionarias instrumentadas para desarrollar la agricultura en el país.
18. Durante mucho tiempo se privilegió la entrega de divisas preferenciales de la República a la industria farmacéutica de gran capital transnacional y nacional altamente dependientes de importaciones y sin vocación de expansión de la capacidad instalada productiva nacional. En cambio, industrias farmacéuticas de medicamentos genéricos, con importantes inversiones en expansión de la capacidad instalada, fueron asfixiadas financieramente en cuanto al suministro oportuno y suficiente de divisas, así como en cuanto a la congelación de precios en algunos casos hasta por más de una década. El gobierno del Presidente Maduro ha tratado de revertir esta situación y al mismo tiempo ha procurado reactivar la capacidad productiva de las empresas públicas del sector farmacéutico; pero los resultados hasta el momento no han sido suficientes para satisfacer la demanda de medicamentos. Corolario: la situación actual de dependencia de las transnacionales farmacéuticas para el abastecimiento de medicamentos no puede imputarse al supuesto reformismo o entreguismo de Maduro.
19. Desde que el Presidente Chávez comenzó a impulsarla, la producción comunal y social en general no ha sido objeto de políticas públicas coherentes y consistentes, que permitan desarrollarla en su verdadero potencial. Los esfuerzos en este ámbito lucen esporádicos, epilépticos y focalizados, en gran parte debido a la contradicción histórica que existe entre el estado burgués constituido y el estado comunal constituyente, que hace que muchos burócratas, algunos en posiciones de alto nivel dentro del gobierno bolivariano, nieguen e incluso se opongan abierta y públicamente al estado comunal, a las comunas y al poder popular organizado. Corolario: no puede atribuirse a Maduro la responsabilidad por la existencia del estado burgués y que el mismo se oponga brutalmente al estado comunal; al contrario, Maduro ha dado muestras claras e inequívocas, tanto en el discurso como en la acción, de estar convencido del socialismo territorial y de hacer realidad algún día el mandato de Chávez: ¡Comuna o nada!
20. La Administración Maduro, por si todo lo anterior fuese poco, heredó una estructura de inversión social recurrente gigantesca, que además es políticamente irreversible. Es cierto que cuando el Presidente Chávez llegó al poder, el petróleo estaba en ocho dólares el barril y además con la legislación petrolera vigente en ese momento, lo que a la final representaba que el ingreso petrolero para el Estado era muchísimo menos del ingreso petrolero que incluso hoy, con toda la situación grave que afronta el país, sigue siendo muy superior al que gozó Chávez en sus primeros años de gobierno. Sin embargo, no menos cierto es que en aquellos años iniciales de la Revolución Bolivariana el entonces llamado gasto social del gobierno era irrisorio en comparación con la actual inversión social del modelo de inclusión chavista. Chávez empezó con muy poca renta petrolera, pero muy pocos gastos. Maduro ha tenido que gobernar con una renta petrolera mayor que aquélla, pero con un nivel de gastos incomparablemente mayor y además sin poder reducirlos, porque ello implicaría retroceder en el modelo de inclusión y encajar un costo político absolutamente inviable. Corolario: pese a todas las dificultades y la merma del ingreso petrolero, Maduro, lejos de hacer lo que haría un reformista, lo que ha hecho es mantener a toda costa la inversión social en el país, que ya supera el 70% del presupuesto anual.
21. Es cierto también que el Presidente Chávez heredó el estado burgués de la IV República, que lejos de desaparecer o disminuir, pese al inmenso esfuerzo histórico hecho por Chávez para impedirlo, lo que hizo fue aumentar y consolidarse en muchos de sus consabidos vicios, la corrupción y el burocratismo. No fue durante el gobierno de Maduro que se perdió la reforma constitucional de 2007, que estaba destinada a acelerar el proceso de pulverización del Estado Burgués. Para nadie es un secreto que la Administración Maduro heredó una burocracia corrupta y empoderada, con múltiples tentáculos; pese a lo cual, basta consultar la sección de "Anti-Corrupción" de Aporrea para seguir la cronología de los casos de corrupción y constatar que el combate a la misma ha sido sustancial a lo largo del gobierno del Presidente Maduro. Corolario: es falso, no validado en los hechos observables, que Maduro haya combatido menos la corrupción de lo que lo hizo el Presidente Chávez, como lo ha afirmado públicamente quien fuera uno de los más destacados ministros bolivarianos de todos los tiempos, el camarada Héctor Navarro.
22. Adicionalmente, tampoco es un secreto para nadie que, a diferencia del Presidente Chávez, que llegó al poder "cortando rabo y oreja" porque no estaba limitado para hacer remociones y nombramientos de un equipo de trabajo a su completa medida, el Presidente Maduro ha estado sujeto al autosabotaje de facciones en la revolución que le disputan el poder. Fenómeno clásico socio-político que ocurre cuando un líder fuerte desaparece de golpe, dejando atrás a factores de poder que se disputan entre sí la hegemonía política (caudillos). Corolario: Maduro ha sido víctima de sabotaje desde las propias filas revolucionarias, por todos aquellos que buscan "serrucharle las patas"; este factor ha tenido mucho mayor peso en el caso de Maduro, que cuando Chávez, precisamente porque Maduro no llegó al poder con el mismo liderazgo indiscutido e indisputable del Gigante Hugo Chávez (es por esto que ciertamente "Maduro no es Chávez", no porque Maduro sea un reformista).
23. Le ha tocado también a Maduro afrontar un escenario "de más a menos" en cuanto a apoyos internacionales de gobiernos progresistas en América Latina. Corolario: un reformista no se opondría a los procesos de restauración de la contrarrevolución en América Latina; por ejemplo, un reformista no habría apoyado el triunfo de Lenin Moreno en Ecuador, ni atacaría a los gobiernos de Macri en Argentina o de Temer en Brasil.
24. Por otro lado, el Presidente Chávez advino al poder mediante un triunfo electoral que en su momento fue contundente, razón por la cual contaba con la fortaleza moral de un apoyo popular incuestionable. El Presidente Maduro llegó a Miraflores con muy poco margen electoral y además sin un liderazgo propio, sino por el compromiso que le legó el Comandante Chávez, quien tuvo muchos años antes de ser Presidente de la República para construir su arrollador liderazgo. Maduro fue "lanzado" al ejercicio de la Presidencia sin ventaja previa, teniendo que edificar su actual liderazgo a pulso y sobre la marcha del ejercicio mismo del gobierno. Corolario: pese al menor apoyo popular que desde el primer día ha tenido Maduro, el mismo no ha cedido ante las presiones que lo empujan a desistir del modelo social de inclusión, la redistribución social de la riqueza y la construcción de una vía alternativa al capitalismo con base en los poderes creadores del pueblo (ejemplo: los Clap).
25. Al igual que Chávez, pero en mayor medida que éste y con menos fortaleza política que éste, Maduro ha sufrido las deserciones y fracturas de importantes figuras del proceso y diversos actores con ascendencia moral entre las bases populares chavistas. Corolario: tanto Chávez como Maduro tuvieron deserciones de alto impacto en la opinión pública, eso no puede esgrimirse como argumento que demuestre que Maduro es un reformista, así como tampoco lo demuestra en el caso de Chávez. Por ejemplo, Chávez sufrió las deserciones de Alfredo Peña, Luis Miquilena, los comandantes del 4F incluido en su momento el propio Arias Cárdenas, Raúl Baduel, entre otros, y ya todos sabemos a qué lado de la historia terminaron alineados todos ellos (excepto Arias Cárdenas que se dio cuenta a tiempo de su error). Con profundo pesar y preocupación veo en estos momentos cómo algunos camaradas de gran trayectoria revolucionaria –como en su momento pudo decirse de alguien como Pompeyo Márquez, por ejemplo- hacen causa común y se alinean asombrosamente del lado de las élites, del lado de la OEA, del lado de la Asamblea Nacional escuálida, del lado del "movimiento estudiantil de las manitas blancas", del lado del John Goicoechea, del lado de las mismas posturas "institucionalistas" o "constitucionalistas" profundamente reaccionarias que los escuálidos argumentaron miles de veces en contra de nuestro Comandante Chávez, del lado del Imperio, del lado del gran capital; y ello a pesar de decir que no es así y a pesar de que se excusan y tratan de "racionalizar" sus posturas políticas actuales en contra del Presidente Maduro, empleando incluso los mismos argumentos que en su momento toda la canalla escuálida, mediática, empresarial, opositora e imperial esgrimieron en contra del Presidente Chávez: que era un déspota, que era un dictador, que en el rrrréeeegimennn chavista no había separación de poderes, que Chávez era un violador de la Constitución, que Chávez era un totalitario que llenó a la Administración Pública de botas militares, que Chávez era un represor y un tirano que criminalizaba la protesta, que Chávez no permitía la disidencia política. Si se cambia Chávez por Maduro en las frases anteriores, llegaríamos a dudar de si estamos hablando de la década pasada o del momento presente. En parte me he animado a escribir este artículo con la esperanza de hacerlos entrar en razón, no a los más viscerales, por supuesto, que ya entraron en evidente fase de disociación psicótica (Chávez es el culpable de la Ley de la Gravedad, Maduro es el culpable…), sino a los que todavía conservan el uso de razón y el buen juicio, poniendo ante sus ojos una lectura, una interpretación distinta de la realidad, porque el problema no es que no coincidamos en cuáles son los hechos, el problema es el uso de esos hechos para una interpretación y una atribución subjetiva de responsabilidades o culpas sobre la figura del Presidente Maduro que no se justifican en una lectura objetiva de la realidad. Esto debe ser un debate razonado y argumentado, no un Tribunal de Inquisición con las respuestas previamente sentenciadas. Fue precisamente así como tantos, y tantas veces, trataron de destruir la imagen del Presidente Chávez, sin que la historia, en su trans-humano decurso, se los permitiera. La duda siempre es legítima, negarse a la evidencia objetiva jamás lo es.
26. Maduro ha atravesado además por un ataque brutal a la moneda, agudización del contrabando de extracción, bachaqueo y boicot distributivo y productivo, es decir, por la que diversos economistas y analistas, entre los que me incluyo, denominamos la "guerra económica". El Presidente Chávez jamás tuvo que afrontar nada parecido, excepto en el golpe de abril y el paro petrolero, situaciones que no se prolongaron agónicamente durante varios años consecutivos, como en cambio sí viene ocurriendo con la guerra económica. Corolario: el hecho de que el Presidente Maduro y el país todo, seamos víctimas de la misma receta que en el pasado le aplicaron a Salvador Allende y al pueblo chileno, y que a consecuencia de ello tengamos que sufrir penurias, hambre y enfermedad, como las sufrimos en 2002 y 2003 por el golpe, el paro patronal y el sabotaje petrolero, no es algo que pueda imputarse al "reformismo" del Presidente Maduro, como tampoco lo fue en el caso de Allende ni mucho menos de Chávez.
27. Así mismo, cuando el Presidente Chávez llegó al poder, le tocó un pueblo moralizado, energizado, esperanzado, optimista, inmensamente motivado para la lucha de cara al futuro, cansado completamente del pasado y con deseos irrefrenables de cambiar y acompañar al Comandante en las batallas por venir. Cuando el Presidente Maduro llegó al poder, le tocó un pueblo con el ánimo por el suelo (por la muerte del Comandante), con actitud derrotista y profundamente pesimista, con el ímpetu revolucionario desgastado y en declive producto del agotamiento del discurso ideológico y el apaciguamiento de la lucha de clases que para ese momento había logrado la Revolución. Situación proclive a que los cantos de sirena del neoliberalismo lo conduzcan nuevamente a la perdición. Corolario: en ese supuesto "reformismo" de Maduro y sus consecuencias, todos nosotros, el pueblo, tenemos que mirar hacia nuestro propio interior, hacia nuestra propia intimidad, y tratar de ver hasta qué punto somos responsables, con nuestras actitudes, nuestra conducta y nuestra falta de convicciones, de la realidad que estamos sufriendo. Y no estoy hablando de los ríos de bachaqueros en que buena parte del pueblo de Bolívar se ha convertido, sino de quienes los justifican.
28. Recibió el gobierno el Presidente Maduro, por otra parte, en medio del brutal desfalco a la nación ocurrido en los últimos años del gobierno del Presidente Chávez y el "raspado de olla" generalizado que se desató en el contexto de su enfermedad y muerte. Las repercusiones de las medidas extraordinarias que tuvo que tomar el Presidente Maduro cuando eliminó Cadivi y lo sustituyó por Cencoex afectaron los ciclos normales de abastecimiento de materias primas importadas, desestabilizándose con ello el normal funcionamiento del aparato industrial del país, cuyas repercusiones se han prolongado hasta la fecha. Corolario: el desfalco a la nación, en su inmensa mayoría, no puede imputarse a la Administración Maduro, por la simple verdad objetiva de que Maduro no ha contado con ninguna bonanza petrolera.
Conclusiones
Visto el análisis situacional precedente, tanto en lo económico, como en lo político, lo social, lo geopolítico y lo psico-social, y visto que a pesar de todas esas circunstancias el Presidente Maduro sigue ocupando su cargo y cada vez más fortalecido políticamente frente a la oposición y a las facciones de poder dentro del propio chavismo, he llegado a la conclusión de que el Presidente Maduro ya es por mérito propio un genuino "fenómeno político", por no decir un "milagro político", o como se suele decir en el argot de las ciencias políticas, un "animal político".
Vistas además todas las circunstancias analizadas, considero que no existe evidencia objetiva suficiente para afirmar que el Presidente Maduro sea un reformista que le ha entregado la revolución al imperio. Y hay varias interrogantes adicionales que conviene tener en mente para sustentar aún más esta conclusión, a saber:
1. Si fuera reformista, ¿por qué la oposición lo sigue atacando y busca desesperadamente su derrocamiento?
2. Si fuera reformista, ¿por qué Fedecámaras no está contenta con el Consejo de Economía Nacional?
3. Si fuera reformista, ¿por qué Estados Unidos, la OEA, Almagro y toda la derecha continental están desesperados por derrocarlo por vías de facto?
4. Si fuera reformista y además encargado de "aplicar el paquetazo neoliberal" para allanar el camino al próximo gobierno neoliberal, ¿por qué sigue decretando aumentos de salarios, por qué no disminuye drásticamente el gasto público, por qué no se ciñe estrictamente a la receta fondomonetarista de la "disciplina fiscal", por qué no sube la gasolina a precios internacionales, por qué mantiene el control de cambios así sea precariamente y por qué no termina de liberar los precios, aplicar los tarifazos a todos los servicios públicos y acabar con todos los subsidios directos e indirectos, los programas sociales, las misiones y grandes misiones?
5. Si fuera reformista, ¿por qué inventó los Clap? ¿Por qué seguir inventando mecanismos distintos al libre mercado capitalista? ¿Para qué perder el tiempo en eso? ¿Acaso los Clap le van a facilitar el camino a un próximo gobierno neoliberal? ¿Por qué promueve e insiste en la agricultura urbana?
6. Si fuera reformista, ¿por qué las grandes transnacionales lo siguen boicoteando? ¿No deberían estar contentas con un presidente reformista?
7. Si fuera reformista, ¿para qué seguir con el discurso socialista? ¿Para qué seguir pasando documentales revolucionarios y anticapitalistas a cada rato por los medios de comunicación del Estado? ¿Para qué mantener una ideología contraria al neoliberalismo? ¿Eso va a facilitar la transición hacia su sucesor de derecha?
8. Si fuera reformista, ¿por qué los reformistas confesos como Víctor Álvarez tienen que decirle lo que según ellos debería hacer? ¿Qué necesidad tendrían de decirle al gobierno del Presidente Maduro que deje de ser dogmático y en cambio sea más "pragmático"? ¿Acaso no es ya lo suficientemente pragmático al ser un presidente reformista?
9. Si fuera reformista y además le ha entregado el país a los capitalistas burgueses, ¿por qué entonces éstos insisten tanto en derrocarlo? Más aún, ¿por qué simple y llanamente no se deja derrocar y salva así tranquilamente su cara ante la historia, echándole la culpa al Imperio y al pueblo por su derrocamiento?
10. Si fuera reformista y está obedeciendo a la receta fondomonetarista, ¿por qué el Imperio lo sigue estrangulando con el boicot financiero, el riesgo-país, el ataque especulativo a la moneda, etc., etc.? ¿No está contento entonces el Impero con el "paquetazo reformista" de Maduro? ¿No es acaso Maduro el "buen chico" reformista que aplica la receta fondomonetarista y favorece los intereses imperiales y mantiene bien contentas a las transnacionales?
11. Si fuera reformista, ¿por qué insiste tozudamente en mantener Petrocaribe, al Alba-TCP, la Celac y la Unasur? ¿Por qué si es reformista los países neoliberales de Mercosur lo atacan, lo execran y no lo quieren? ¿Por qué critica con crudeza a otros presidentes que sí son abiertamente neoliberales, como Temer y Macri? ¿Por qué no habla bien de ellos, haciendo así que el pueblo los vaya viendo con buenos ojos y se vaya preparando para el nuevo presidente neoliberal al que el "buen chico" reformista de Maduro tiene que allanarle el camino?
12. ¿Por qué si es reformista, acaba de condenar el bombardeo unilateral de Estados Unidos contra Siria? ¿Por qué sigue hablando bien de Irán, de Rusia, de China? ¿Por qué en cuatro años no ha comenzado a hablar bien de Estados Unidos?
¡Qué reformista tan raro!
Definitivamente, creo que son demasiados argumentos. Demasiadas interrogantes que a mí por lo menos no me hacen clic. Pienso que algo huele muy mal en Dinamarca con toda esta matriz de que Maduro es un reformista que entregó el proceso revolucionario a los capitalistas.
Cada quien es libre de creer lo que quiera, pero como dije al principio de este artículo, solo hay dos lados para alinearse con la historia. Maduro está evidentemente alineado del lado de la masa, del pueblo trabajador, de los desposeídos, de los excluidos y marginados, e imposibilitado de acabar con el lado de las élites, tal cual y como el Presidente Chávez estuvo imposibilitado también.
Que haya que tolerar y hasta promover al sector privado empresarial, que haya que firmar contratos con transnacionales y que haya que darle bastante comida a las élites financieras mundiales que son los amos del mundo, no hace de Maduro un reformista, como tampoco lo hizo de Hugo Chávez.
Y además hay un elemento increíble de extraordinaria calidad revolucionaria en Maduro: ha sido incapaz durante estos cuatro años de gobierno, de señalar en su defensa ni uno solo de los argumentos que yo me he atrevido a exponer aquí al compararle con el gobierno del Presidente Chávez. Maduro es incapaz de poner el nombre del Comandante en su boca para nada que pudiera ponerlo en entredicho o que pudiera ser malinterpretado. Eso me indica con toda certeza que su lealtad a Chávez y su legado es verdadera.
Y el chavismo de base que ha llegado a dudarlo, cada vez se está convenciendo más de lo contrario. De allí el desespero de las élites por derrocarlo lo más pronto posible. Esto hará que la popularidad del Presidente Maduro siga remontando la cuesta de todo el daño terrible que se le ha querido causar a su imagen y, con ella, a la Revolución Bolivariana.