¡Proposiciones urgentes!

Al compañero Presidente, sin ánimo de ganar indulgencias…

 

Compañero Presidente, es indiscutible que el momento que vive la patria se torna cada vez más turbio. Ese implacable zumbido que aumenta progresivamente, no es otra cosa que el descontento, la indignación y la crispación de un pueblo que hoy reclama decisiones para atender los grandes problemas del país.

            Compañero Presidente, no es el tiempo de aplazar verdades. El pueblo trabajador está sufriendo las consecuencias de incontroladas tasas de inflación que se traducen en pérdida del poder adquisitivo, una persistente recesión económica que se ha combinado con la exacerbada corrupción y el nepotismo que identifican a una burocracia absolutamente ineficiente. La inseguridad ciudadana cabalga en lomos de la impunidad y se retroalimenta con la destructora escalada de violencia social convocada y dirigida por la inescrupulosa oposición política venezolana. A este dramático cuadro se suma la devastadora maniobra de “guerra económica” y el impulso del “caos constructivo” como estrategias del capital transnacional en alianza con la oligarquía nacional que solo buscan  el control de la renta petrolera  y  nuestros recursos naturales.

                Compañero Presidente, este pueblo noble y trabajador que ha resistido con lealtad, hoy exige que sus dirigentes se coloquen a la altura del momento histórico. No tolera más improvisaciones, es el momento de decisiones radicales para retomar el rumbo de la transformación estructural. La patria reclama nuevos consensos sociales. El disenso es el punto de partida porque la diversidad nos hace grandes como pueblo. Es tiempo de dejar a un lado la arrogancia política y buscar el encuentro para impulsar políticas institucionales que nos permitan atender las expectativas, aspiraciones y necesidades de todos los venezolanos.

                Compañero Presidente, después de consultas de todo género y con el oído puesto en la calle, me permito hacerle las siguientes proposiciones:

1.- Reformar el Consejo Nacional de la Economía Productiva  integrando nuevos miembros con una visión diferente de la política económica necesaria, voceros de cada Facultad de Economía de las distintas universidades y miembros de la Academia Nacional de Ciencias Económicas. Incorpore la voz crítica de Jorge Giordani, Víctor Álvarez, Felipe Pérez Martí, Carlos Carcione, entre otros. Fortalezca la participación del poder popular para que sea efectiva y no simbólica. Hágalo más operativo y menos burocrático y exíjale que en 30 días le presenté un “Plan de Emergencia” que contemple:

A.- Un programa nacional de abastecimiento de alimentos que vaya más allá de los CLAP que pueden ser necesarios coyunturalmente, pero resultan muy excluyentes y parecen dirigidos sólo a los ciudadanos afines al gobierno. Excluyen, deliberadamente, a sectores de clase media. Reactivación de MERCAL y PDVAL. Es impostergable quitarles ese negocio a los mercaderes de la crisis.

B.- Una nueva política cambiaria que democratice el acceso a las divisas y elimine el negocio de las divisas preferenciales. Unificación cambiaria y subsidio directo con tendencia a la desaparición progresiva. El control de cambios no controla nada.

C.- Una Reforma de la Ley Orgánica de Precios Justos para hacerla más aplicable, racional, social y menos coercitiva.

D.- La congelación de precios de productos de la cesta básica alimentaria  por 3 meses para articular políticas económicas que nos permitan controlar la inflación.

E.- La revisión de la política de compensación salarial y la recuperación de la Protección Social de pensionados, jubilados y familias con alto grado de necesidad. Es más importante recuperar el poder adquisitivo que ganar dinero y no poder comprar lo necesario.

F.- Control estatal de las importaciones y eliminación del subsidio a empresarios que solo producen para la especulación. (No más divisas para una elite que sólo busca apropiarse de la renta petrolera).

G.- Reforma Tributaria Solidaria que contemple impuesto especial a las ganancias del gran capital, impuesto de emergencia a la banca y empresas aseguradoras, impuesto al lujo, racionalización del IVA, etc.

H.- Suspender el pago de la deuda que reclaman empresarios nacionales y extranjeros hasta que se demuestre su veracidad a través de una auditoria con participación de la Contraloría Social.  

  2.- Conformar una Comisión Paritaria para la Transformación del Poder Judicial  integrada por 30 miembros en igualdad de condiciones y en representación proporcional de distintos sectores del ámbito judicial, incluyendo a profesionales que hayan desempeñado funciones de jueces y magistrados, sin considerar sus vínculos político partidistas. Especialistas con indiscutida solvencia ética que en un plazo de 30 días presenten un cronograma de transformación del Poder Judicial que comience con la elección popular de jueces de los distintos circuitos judiciales y termine en la renovación del Tribunal Supremo de Justicia en concordancia con los mecanismos establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Sería una especie de Constituyente Judicial que nos ayude a sanear el poder Judicial.

3.- Conformar un Consejo Consultivo Electoral con representación de los distintos factores políticos y en un plazo de 15 días presentar una propuesta de cronograma de elecciones regionales y municipales,  revisión del proceso de renovación de organizaciones con fines políticos y elecciones parlamentarias en el estado Amazonas.  Propuesta que sería elevada ante el Consejo Nacional Electoral como expresión legitima del Poder Electoral. Nada justifica el atraso de las elecciones regionales y municipales y menos en Amazonas.

4.- Conformar una Mesa Técnica para la Reactivación de las Empresas Básicas integrada por especialistas y técnicos vinculados al desarrollo de las distintas empresas, voceros de los trabajadores escogidos en asambleas por departamentos. Expertos y trabajadores que deben ser convocados sin importar sus vínculos políticos. Se trata de devolver la conducción de las empresas a quienes realmente las conocen y,  con la participación activa de los trabajadores, puedan constituir un frente de trabajo para hacerlas productivas y liberar a los militares de esa responsabilidad.

5.- Conformar una Mesa Técnica del Sector Minero  con potestad para evaluar el Proyecto del Arco Minero del Orinoco y sus posibles consecuencias contra la nación y el medio ambiente. Dándole el apoyo necesario para realizar todas las consultas públicas, sobre todo en las comunidades indígenas.

6.- Convocar un Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana  para evaluar las políticas de seguridad ciudadana en desarrollo y establecer los correctivos necesarios para hacerlas más eficientes, eficaces y humanas. Convocar voceros de todos los implicados en tan complejo tema. El exterminio de delincuentes no resuelve nada. Necesitamos devolverle tranquilidad y confianza a la gente para cultivar acciones de paz y tolerancia colectiva.

7.- Conformar una Comisión Nacional Consultiva sobre el tema de la reclamación del territorio Esequibo  con participación de reconocidos expertos en la materia contenciosa y diplomática para construir una propuesta que sea elevada al “Buen Oficiante” como punto de partida para buscar una solución en el marco del Acuerdo de Ginebra. No nos quedemos en la reiterativa remembranza histórica del despojo y los gritos patrioteros. Contextualicemos el problema en su compleja dimensión.

8.- Conformar un Consejo Nacional contra la Corrupción y el Enriquecimiento Ilícito. La corrupción está carcomiendo las instituciones democráticas en todos sus niveles. Hay un quiebre ético nacional. Ha surgido una casta burocrática que se enriquece y acumula capital en alianza con empresarios improductivos. Todo trámite viene acompañado de la “matraca oficial”. Es escandaloso el descaro de negocios turbios sin cuidar ni las apariencias. El dispendio y la ostentación se imponen en medio de las carencias de muchos. Convoque la reserva moral del país y ordene una cruzada contra la corrupción y por la recuperación de la ética de la función pública. Hay hombres y mujeres con sobrada solvencia para asumirla: el padre Numa Molina, el General Jacinto Pérez Arcay, Eleazar Díaz Rangel, Fruto Vivas, representantes de las distintas universidades y medios de comunicación social. No se trata de “caza corruptos”, ni policías anticorrupción, debe ser una instancia con mayor densidad creativa para sentar precedentes en la formación y educación del ciudadano del tiempo nuevo.

9.- Convocar una nueva alianza política  donde el PSUV deje a un lado sus pretensiones hegemónicas y se abra un debate sobre el rumbo de la Revolución Bolivariana, sus errores, desviaciones y omisiones por superar. Así mismo, los logros a defender. Que se decrete una especie de amnistía política (interna) para avanzar hacia la reunificación del chavismo como expresión social y política diversa. Es urgente desaparecer el criterio de herederos con riesgo de despilfarrar la herencia. No es tiempo de cooperantes complacientes, ni de arrogancia perniciosa. Es tiempo de reencuentro en igualdad de condiciones para enfrentar la batalla de las ideas de manera democrática y transparente.

10.- Golpe de Timón en toda su dimensión. Cambie ese gabinete. No se conforme con enroques que no combaten los vicios y la exacerbada burocratización. Ese gabinete está agotado y engatillado, perdió la creatividad e iniciativa política. No sirve para este tiempo. La gente lo percibe como símbolo de corrupción e ineficiencia y sospecha de vínculos con empresarios que han desfalcado la nación.

 Preséntele al país la lista de los responsables del desfalco a CADIVI y solicite a los organismos competentes las acciones inmediatas para que no se imponga la impunidad. Esa es una deuda que no admite postergación. Allí, está el complemento del Golpe de Timón. Recupere el equilibrio de los Poderes Públicos, el desacato de Poder Legislativo se resuelve con simples decisiones y usted lo sabe.

            Compañero Presidente, en sus manos está la última posibilidad de retomar el rumbo y volver a Chávez con el Plan de la Patria. Necesitamos abrir cauces para superar la coyuntura. Usted puede conducir un desenlace en armonía con los preceptos de la Revolución Bolivariana. Este pueblo espera decisiones para atender los grandes problemas del país. No se distraiga en cuestiones intrascendentes, asuma su papel. Construya un nuevo discurso que convoque a la unidad nacional y a construir nuevos consensos sociales. En estas propuestas puede estar la perspectiva de un Dialogo Nacional amplio, democrático y transparente que no alimenta esa retorcida polarización y busca conjugar respuestas colectivas a la compleja situación que vive el país. No es tiempo de improvisaciones… No es tiempo de aplazar verdades, ni soluciones…



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Darío Morandy


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