OEA: Soberania Vs trampa domesticadora

El mundo del siglo XXI, afortunadamente, es diferente al anterior y donde las naciones emergentes y soberanas alcanzan a contabilizar casi el 50 % del total existente en el paneta, pese a que antes del año 2000 aún los porcentajes no superaban el 5%.

Por otro lado, la guerra mediática se perfila muy acentuada y con un avance significativo de la comunicación alternativa pese a la concentración de medios privados con mensaje colonizador; también en este momento facciones militaristas tienen vastos territorios ocupados, en guerra o sometidos a una violencia terrorista-coalicionada.

También es importante destacar como los movimientos sociales van alcanzando las metas propuestas para lograr una concertación en desarrollo sostenible.

Ante el avance de los pueblos y el rescate de su soberanía, las trasnacionales del poder y el mundo financiero, a través de organismos multilaterales como la OEA imponen la política de sanciones unilaterales y extraterritoriales por medio de potencias basadas en la indefensión de pueblos, pese a que cada día ven su arrogancia pronta a desaparecer.

En ese contexto, La Republica Bolivariana de Venezuela, siendo fiel al pensamiento antimperialista de Simón Bolívar y de Hugo Chávez, asume su papel digno de retirarse de la OEA, una decisión por demás valiente, coherente con la política internacional de la revolución Bolivariana.

Como consecuencia de la actitud valerosa de Venezuela, la CELAC debe reemplazar a la OEA, que es más anacrónica que nunca; La OEA solo sirve para ratificar las invasiones del gobierno estadounidense; la historia esta llena de eventos de golpes de estado promulgados y apoyados en silencio cómplice por la OEA. Suman más de cien golpes de estado apuntalados por la OEA.

La CELAC como el nuevo organismo de la región favorece a la misma pues su agenda política y social privilegia la soberanía de Latinoamérica.

Por lo pronto, la tarea fundamental es consolidar una nueva plataforma de integración como lo es la CELAC, que permita dar fuerzas a las relaciones diplomáticas, económicas y políticas de América Latina, con especial énfasis en los Estados que priorizan su soberanía, independencia y autodeterminación contra la vieja dominación del norte expansionista sobre nuestro continente.

El anunciado retiro de la Republica Bolivariana de Venezuela de la inmunda OEA, era previsible, por su constante política de injerencia y de desestabilización; la posición de Venezuela es el punto de partida de su desintegración, pues más temprano que tarde otros pueblos seguirán el ejemplo de Venezuela.

El retiro de la OEA, significa para Venezuela reivindicar la soberanía e independencia de la nación y así, a su vez liberarse de la trampa domesticadora impuesta por la agenda terrorista e injerencista de los EEUU.

También se debe tener en cuenta que para hacer efectivo el retiro de Venezuela de la OEA, se debe esperar dos años, durante los cuales Venezuela se mantiene como miembro pleno con todos los derechos y obligaciones.

Por otro lado, debemos retirarnos en bloque para conservar consensos logrados, afirmar las políticas sociales, frenar los componentes del capitalismo monopólico y preservarnos del neocolonialismo.

La OEA como organismo multilateral, ha sido incapaz de solicitar a los EEUU la derogación de la orden ejecutiva firmada el 9 de marzo de 2015 y ratificada un año después que declara a Venezuela como amenaza inusual y extraordinaria, así como la salida de todas las bases militares de EEUU en la región.

Los EEUU, les exigen a los países de la región la firma de los acuerdos internacionales, pero ellos como gendarme del mundo no han firmado el protocolo de Kioto ni la Convención de los Derechos del niño.

El caso de la Convención Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) y ahora con la OEA, tiene cierta similitud, pues así como la CIDH estuvo totalmente parcializada contra Venezuela y fue urgente su retiro de la nación de ese organismo internacional, ahora es el retiro de la OEA, por ser un mecanismo del imperio para inmiscuirse en los asuntos internos del país.

Es un hecho publico y comunicacional, que Venezuela ratifico el tratado sobre los DDHH, pero esa convención no está suscrita por todos los países que conforman la OEA, pues ni EEUU, ni Canadá han ratificado la Convención Interamericana sobre los derechos humanos, es decir, esos países no están sujetos a cumplir la obligación de DDHH de la nombrada convención; lo que trae como colorario que para esos países no es vinculante ninguna de las decisiones en materia de DDHH emitida por la CIDH.

En ese sentido, es conocido que los EEUU, financian y dirigen a través de terceros a los organismos internacionales regionales como la OEA, los DDHH, la organización panamericana de la salud, Banco Interamericano de desarrollo y demás organismos colaterales, donde su influencia es significativa y de gran influencia en la región; influyen y engañan al resto del mundo, apareciendo como los adalides de la defensa de la democracia.

En la OEA, ocurre todo lo contrario, no se defiende los derechos humanos, su papel ha sido históricamente es legalizar golpes de estado; podemos recordar el año 2002, cuando la OEA reconoció el gobierno de facto en contra del gobierno del comandante Chávez; siempre buscan la manera de legalizar; ellos no representan la democracia en la región ni en le resto del mundo, todo lo contrario ayudan y contribuyen a derrocar regímenes democráticos y soberanos que no le son afectos.

Por estas razones, ya en el año 2011, el entonces presidente de Ecuador insto a los gobiernos de América Latina a abandonar la OEA y suplir este organismo por la CELAC, ahora es el momento de actuar y consolidar al mismo.

La OEA, tuvo oportunidades para refundarse y ponerse del lado de los pueblos, pero nunca fue posible lograr reivindicaciones validas porque no posee o nunca tuvo el papel efectivo de autonomía imprescindible, nunca coopero con la emancipación de los pueblos; ante lo cual se puede afirma que creo el camino para su disolución definitiva.

Desde la llegada de la revolución Bolivariana, la OEA se ha prestado para que de forma deliberada sea un espacio informativo ya prestablecido que facilita a las organizaciones antidemocráticas mostrar show mediático internacional, lo cual es indigno de aceptar por el pueblo venezolano.

El retiro planteado por Venezuela de la OEA, es un paso al frente que pretende detener con hidalguía los ataques de sus enemigos internos y exógenos, que reivindica el respeto y la autodeterminación de los pueblos, siendo la oportunidad, más que justificada de guiar una ofensiva y denunciar a ese organismo como órgano que recibe ordenes de los gobiernos de EEUU y Canadá, por lo cual debemos independizarnos definitivamente de su tutelaje.



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Heriberto Rivera


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