Mi madre biológica estaría feliz donde se encuentre de saber que esta tierra de gracia me adopto como uno de sus hijos…
La mayoría dice que llegamos al mundo sin ser invitados…
Otros exteriorizan que lo hacemos sin derecho a elegir…
Pero como cosa extraña, entre nosotros dos, todo fue diferente…
Qué cosa no…
Venezuela me invito a mí…
Y yo la elegí a ella…
Y vaya que somos felices…
Y para mayor alegría…
Ella es eterna…
Y no sufriré su ausencia como hace unos meses con mi viejita del alma…
Yo partiré algún día (porque la vejez nos anuncia el final del camino) y Venezuela se quedara por siempre cuidando al resto de sus hijos……………………………………
Anoche sentí que me hablaba…
"José; ayúdame José, hazle saber a todos mis hijos, que no existe noche que no rompa en llanto al ver sus disputas"…
¡¡Muchos de mis hijos se están marchando José!!
¡Ayúdame!
Diles que no olviden a la maestra de primer grado cuando en medio de pelea entre niños, agarraba a cada uno de ellos por la oreja, con aquella orden que estábamos obligados a obedecer:
"Vamos dense la mano"…
Y entre muecas de rabia y de risas, nuestra mano derecha estrechaba la otra, en señal de armisticio y volvíamos a ser amigos como en el ayer…
(…) Comencé a escribir mamarrachos como cosa rara, después de viejo, (14 años para ser exacto)…
Uno de mis primeros garabatos se lo dedique a mi querida madre Venezuela…
Más de una lágrima recorrió mis mejillas mientras lo hacía…
Hoy más que nunca deseo compartirlo con todos mis hermanos…
Ya lo sé…
Humilde como ninguna…
Pero con mucho corazón…
Intentando con ello…
Que no olvidemos…
Que muchos se dan cuenta del valor de su madre, cuando la perdemos…
Y en estos días tan aciagos…
Estamos en riesgo de perderla…
VENEZUELA
José Varela
Quisiera escribir un verso de amor.
Quisiera, pero no puedo, mis limitaciones (que son muchas) frenan mi mano.
Pero mi corazón ayuda a mi pluma y le da vida a mi pensamiento.
Pienso en Neruda… ¡Ayúdeme maestro!...
Me digo para mis adentros y comienzo mi travesía.
¿Qué es Venezuela para mí?
El sentimiento más puro que florece en el alma.
La razón de mi vida, mis dos hijos.
La que me divisó un día viéndome como perdido...
Me susurró al oído: "Vente José, yo seré tu amiga"
La que me enamoró como la primera novia.
Jamás puso piedras en mi camino, sólo amor y ternura.
Con mi juventud a flor de piel, el turpial me dio la bienvenida.
Venezuela le regaló a mis ojos, tratando de enamorarme, todo lo que ella tenía.
Me tomó de un brazo y paseó conmigo, me acarició con el Ávila, me cautivó con el Salto Ángel, me regaló los Llanos, la Sabana y me besó con las aguas del Mar Caribe.
Cuando por momentos yo desfallecía por la nostalgia, por la que me dio la vida….
Ella me abrazaba diciéndome: "No lo olvides, soy tu amiga".
Cuando a veces lloro, ella logra que la lluvia llore conmigo....
Pero sin yo casi notarlo…
Me regala un puñado de guacamayas, para que todas juntas formen el más bello arco iris… Porque sé que ella hace lo imposible para que vuelva mi alegría.
Por momentos pienso, ¿qué viste en mí, tierra querida?...
O será que lees mi mente y sabes que cuando soy amigo, lo soy para toda la vida…
Todo me lo has dado tierra amada…
Quisiera ser Miguel Ángel…
para dibujarte con mi mente, el infinito amor que mi pecho siente.
Quisiera robarles a Romeo y Julieta… el amor eterno… para dártelo a ti tierra mía… Pero con nostalgia y tristeza, comprendo que soy un simple ser humano, que sólo puede decirte: Te quiero Venezuela… Tierra de mis hijos, tierra mía (porque tú sabes que te siento mía).