Los nuevos traidores en el chavismo

Sobre el Macartismo caribeño que cierra las puertas a las críticas

Hemos vistos, en estos tiempos complejos de definiciones, varios articulistas y opinadores políticos que resuelven todas las diferencias intra chavismo con el calificativo de "Traidor" o "Salta talanquera". De esta forma se ahorran tener que dar explicaciones y argumentar sobre las críticas, y tener que reconocer errores del Gobierno. Pero ¿Qué es un traidor o un salta talanquera, políticamente hablando?

Para comenzar, un traidor es alguien que, plenamente consciente, compromete su palabra con alguien, con una idea o un proyecto cuando en realidad no cree en este y procede a aliarse con el adversario entregando información o hasta a quien fuese su aliado. El pecado de la traición es el peor visto según la moral judeocristiana. No en vano Dante Aligheri en su Divina Comedia puso a los traidores en el noveno círculo del infierno, el más bajo y cruel de todos, donde el diablo mastica eternamente a los tres traidores más grandes de todos, Judas, Casio y Bruto.

El pecado de la Traición, es en consecuencia, una de las peores cosas que se le puede decir a alguien en Latinoamérica. No es casual por tanto que, en momentos de desespero político, se use este calificativo para que haya poca racionalidad y cunda el miedo ante la posibilidad de ser calificado tan horrendamente, y de esta manera se cierren filas en torno a tal dirigente o a tal propuesta. En fin, el sentimiento perseguido con el uso de este calificativo es el miedo. Y esto fue precisamente el macartismo, un periodo oscuro iniciado por el Senador norteamericano Joseph McCarthy por los años 50, en donde se acusaba de traidores, desleales y subversivos a cuanto estadounidense hiciera críticas al Gobierno. Sindicalistas, deportistas, cineastas, artistas, escritores, políticos, dirigentes religiosos y sociales entre muchos otros, vieron sus vidas destruidas frente a campañas grotescas, persecuciones e interrogatorios que derivaron en listas negras, acusaciones infundadas, difamaciones, despidos y encarcelaciones. Todo en nombre de la lucha anti comunista.

El macartismo tuvo también su expresión en la URSS con el Stalinismo, que persiguió y asesino a miles de rusos que fueron considerados "traidores". Incluso, documentos desclasificados de la CIA demuestran que estas "cacerías de brujas" fueron usadas por los Norteamericanos para sembrar dudas en Stalin sobre muchos generales leales al régimen, los cuales terminaron asesinados o en Siberia, siendo inocentes de las acusaciones.

Pero resulta que en política no es traidor quien haga una crítica, por dura que sea. Traidor es quien, levantando las banderas de una causa, este haciendo todo lo contrario. Un ejemplo perfecto de esto es el dirigente político corrupto, que le habla al Pueblo de la lucha por una sociedad más justa y por una administración más eficiente y trasparente, pero utiliza el poder alcanzado para desfalcar a la nación. Otro ejemplo son aquellos altos dirigentes que se sientan a pactar con el adversario, haciendo concesiones inconfesables, pero acusan de traidores a dirigentes medios quienes debaten con el adversario en términos respetuosos. Y son precisamente estos habilidosos trepadores los que más acusan de traidores y desleales, de Salta Talanqueras para evitar ser señalados. Es obvio ¿Quién va a señalar de traidor al que se muestra más fanático en las creencias políticas?

Estos contrabandistas de la política, por carecer de argumentos y de intenciones para construir unitariamente, tratan de mantener a las masas asustadas con el grito "Traidor" lleno de ira indignante. El solo grito y el teatro de "lealtad" al Pueblo les resume la necesidad de debatir a profundidad, democráticamente con los dirigentes de base, y sobre todo, les evita recibir la crítica demoledora de las masas. Llegan al punto tal que sólo con conectar algunas frases descontextualizadas de los sectores de izquierda con frases de la derecha opositora, les basta como argumento para decir "tu discurso se parece al de la derecha", es decir "ten mucho cuidado que te calificaré de traidor". Y allí comienza la amenaza de la cual, solo los dirigentes más sólidos teórica y moralmente, y libres en pensamiento, son capaces de librarse.

La derecha critica la corrupción, la imposición, la impunidad, la ineficiencia, la soberbia, la censura, todos fenómenos que son reales, que existen y nos están causando mucho daño. Ningún Chavista serio se atreve hoy a negar la existencia creciente de estos fenómenos que debemos rechazar. Pero la derecha además cuestiona los programas sociales, la política económica con un estado que controle, cuestiona la defensa a la soberanía, cuestiona nuestra promoción de la unión latinoamericana, entre otras cosas. Estos últimos cuestionamientos van dirigidos en contra de un programa que los Chavistas si reivindicamos.

Según estos articulistas y políticos del miedo, no podemos cuestionar nada en lo que se coincida con la derecha, ni siquiera apoyar a quienes critiquen algo que haya criticado la derecha previamente pues sería "evidencia" de una "desviación" burguesa. Entonces, según estos sepultureros de la crítica y de la corrección, no podemos cuestionar la corrupción, la imposición de la dirección del PSUV a las bases, la impunidad, la ineficiencia, la soberbia, la censura, entre otros, porque también la derecha lo ha cuestionado. Esto es la misma lógica de Stalin en donde el "enemigo interno" proscribía cualquier crítica a las desviaciones y justificaba las persecuciones de los sectores revolucionarios que señalaban las mismas. Es también la misma lógica macartista que juzgaba sin debate y sin derecho a la defensa.

Este es un viejo libreto. Ya la humanidad y el mundo lo vivió, lo superó y lo reconoció como una desviación. Si en Venezuela, por la falta de estudio, se desconocen las características del Stalinismo y del Macartismo, y vamos a repetir los mismos errores, será inevitable, no solo una profunda confusión y desmoralización en las masas frente a lo irreconciliable del discurso con la realidad, sino también será inevitable una derrota estratégica catastrófica y la construcción de un anti modelo que usará la derecha internacional para aplastar las justas luchas de otros Pueblos.

Por el contrario, si tenemos el valor de alzar la voz y de señalar las desviaciones, así coincidan con la derecha en algunos aspectos, pero manteniendo nuestro programa popular hasta ahora defendido, las masas no tendrán confusiones, sino que, más bien, reconocerán en esos liderazgos, el futuro, la honestidad y la dirección correcta en momentos de profunda crisis.

Hoy la tarea más importante del Pueblo y del chavismo es defender la Constitución y la democracia Participativa y Protagónica, aun cuando la derecha, después de 17 años, coincida en esta defensa. Son ellos, en todo caso, los que cambiaron de opinión, no los chavistas que siempre hemos defendido la Constitución y la democracia, es decir, el programa donde nos encontramos la inmensa mayoría de los venezolanos. Sin la Constitución y sin la democracia todo empeorará y desencadenará en más crisis, en más intolerancia, en más sufrimiento, en más violencia. Por el contrario, con el respeto a la Constitución y a la democracia, todo lo demás se puede resolver.



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Sergio Sánchez

Soñador, ingeniero, agricultor, músico y resiliente. Zurdo de corazón. Militante de las causas justas de la humanidad, crítico y autocrítico. Movimiento Por la Democracia.

 sergiocmb@gmail.com      @SSanchezVz

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