Varias veces lo comete a varios de mis amigos que hoy se sienten opositores, les dije: si los dirigentes de la oposición le "bajaran dos" a sus rabietas, y se dedicaran a una campaña electoral alegre, con música, con mensajes de optimismo y aprovecharan esa masa de artistas y personajes de la farándula que les son afectos, hace rato hubieran sido gobierno otra vez. Lamentablemente la soberbia los traiciona, los domina y no pueden detenerse un minuto a reflexionar.
Ayer vi a uno de estos jóvenes humoristas de youtube, el muchacho intentaba burlarse de la canción con que se está promocionado la constituyente tarareándola ridículamente, pero al final reconoce que la canción es pegajosa y se pregunta ¿Por qué será que la canción de los chavistas son tan pegajosas?, recordando no solo el "OOOOOeOeO la constituyente va", sino también " Cha-vez-cora-zón-del-pueblo OOOO…" Las respuestas a esa pregunta se leían en el foro, respuestas simples y llanas, son canciones hechas con la alegría que brinda el amor y el entusiasmo que provoca la convicción.
Compatriotas que me leen, traten de recordar la canción que Willie Colon para desmeritar a Maduro, o trate de recordar la canción con que se anunciaban los mítines del candidato Capriles…¿no puede? ¿no se acurda?...ve lo que les digo.
Por triviales que parezcan los comentarios musicales a que me he referido, son perfiles de la actitud de los actores políticos del momento. Miren, el plebiscito anunciado para el próximo 16 de julio es tan o más hosco y resbaloso que las canciones de la oposición, pues no contiene un miligramo de amor, por el contrario es la demostración más clara de arrogancia, soberbia y malcriadez, una convocatoria que no puedo sino calificar de locura. Un acto suicida para intentar alegar o demostrar que el pueblo no hubiese aceptado la constituyente convocada por Maduro, de haber sido consultado al estilo 1999.
En primer lugar un plebiscito es una consulta que hace quien detenta el poder para saber si la masa popular, la plebe, está de acuerdo con su gestión y liderazgo. Es la misma vaina que un referéndum, pero con la diferencia, leve diferencia, que el plebiscito se convoca cuando la clase política dominante desea saber si el pueblo está con ellos, por lo tanto el plebiscito es en esencia un divisor de clases sociales y típico instrumento usado por monarquías y las dictaduras. Se ha vuelto a entrampar la MUD. Los plebiscitos son asociables a las dictaduras, la sola palabra hace rememorar a Pinochet de 1988, Pérez Jiménez en 1957 y a Hitler en 1938.
Evidentemente que es una cuestión de terminología, así que llamarlo referéndum o plebiscito no tiene mayor trascendencia que demostrar la pretensión de la clase opositora de nuestro país en saltarse la institucionalidad, visto que no pueden usar el término referéndum pues está definido categóricamente en el texto de la bicha. Por cierto, Chávez se refería a la Constitución de 1999 como "la bicha" porque les causaba temor, pavor, a la clase política opositora, tanto así que la negaron el 15 de diciembre de 1999 y la eliminaron el 12 de abril de 2002. Hoy la aman, bueno eso dicen, pero seguro estoy que no la leen.
Si Julio Borges me hubiese consultado, yo, en acto de buena fe, le hubiese recomendado que convocara un referendo consultivo, pues solo necesitaba el 10% de registro electoral, cosa que podría haber logrado en 5 días, pues no hay reglamentación para el consultivo, la hay para el revocatorio. Es más, si no quería recoger firmas, solo tenía que en sesión plenaria devolverle la presidencia a Ramos Allup y destituir a los dos diputados ilegales de amazonas e inmediatamente quedaba legalizada la asamblea, y bajo esta condición de legalidad solo necesitaba un acuerdo con la mayoría simple. Lean el artículo 71 de la CRBV.
Mienten los dirigentes opositores cuando dicen que con ese plebiscito termina con el gobierno de Maduro. Imposible creer eso pues no hay elementos para certificar el resultado. Tanto es así que dejando de lado el argumento de la legalidad o no del plebiscito sea cual sea el resultado no es válido, es irrito porque solo interviene una de las partes, la consulta no es universal (pueblos y ciudades enteras sin un centro de votación) y no habrá ningún tipo de tasador, veedor o fiscal. Su resultado es impugnable antes durante y después.
Otro elemento importante es el hecho que por ser una consulta no definida dentro de la constitución, y ejecutada al margen de cualquier institución del estado es calificable como un delito de fraude, embaucamiento o estafa. Y digo más, si se les ocurre utilizar ese resultado plebiscitario para organizar o instalar un gobierno paralelo les cabe aplicación directa de la fuerza pública mediante la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Nada de fiscalía o debido proceso o garantías procesales, pues estaríamos en presencia de un acto subversivo que atenta contra la integridad de la nación, violando transversalmente toda legislación venezolana.
La sola convocatoria al plebiscito, con toda la locura que representa, es en el fondo la aceptación de la derrota política. Ellos, los dirigentes de la oposición, podían haber asistido a las reuniones previas a la constituyente y allí haber exigido su referéndum convocante y otras bases comiciales. Pudieron haber emulado la aceptación de reto que significó para Chávez aquel referéndum revocatorio y con entusiasmo, con canciones y con alegría haber inscrito candidatos a la constituyente, pero no, la soberbia los embrutece y les impide crear cualquier melodía.
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