El Tribunal Supremo ha cambiado en decisión soberana de "casa por cárcel", el estatus del presidio que cumple Leopoldo López, condenado a 13 años por su responsabilidad en la instigación de una insurrección de su movimiento político Voluntad Popular en las calles de Venezuela en el año 2014, abriéndose así, una página parecida a la de 1967, con el propósito de evitar un baño de sangre al pueblo venezolano.
En 2017, la derecha fascista venezolana, con apoyo norteamericano, ha emprendido una nueva ofensiva insurreccional, según han dicho, final y definitiva, que ha cobrado más vidas y recursos económicos que en todas las anteriores a lo largo de estos 18 años, en su afán de destruir este modelo socialista inusual –así calificado por el presidente Obama- hecho por venezolanos y expuesto en las doscientas palabras que contiene el Preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, aprobada por voto mayoritario del pueblo y proclamada el 20 de diciembre de 1999, en medio de la tragedia originada por un meteoro climático.
La vida me ha dado la oportunidad de protagonizar esas dos insurrecciones venezolanas
Fui, junto a otros camaradas, operador de la Comisión Nacional de Propaganda del Partido Comunista de Venezuela en el año 1967. Me correspondió la diagramación del ejemplar del periódico Tribuna Popular Clandestina en su Quinta Época, que dio a la militancia del PCV la información oficial del Buró Político, confirmando la fuga del Cuartel San Carlos de los dirigentes Pompeyo Márquez, Teodoro Petkoff y Guillermo García Ponce, ocurrida la noche del lunes de carnaval del mes de febrero de 1967.
Una pista para entender el fondo político de la fuga: Simón Sáez Mérida, Secretario General del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, quien junto a los tres fugados ocupaba la misma celda cuyo piso fue fracturado por el combatiente Nelson López para abrir el boquete del túnel. Saez Mérida no compartía el objetivo de desarticular la lucha armada y pacificar en su caso, al MIR y no se fugó; mantuvo su cautiverio. Pocos meses más tarde, se fugaron del mismo cuartel 20 dirigentes del MIR, encabezados por el ex guerrillero Gabriel Puertas, hoy al mando de bandas criminales en las calles de Venezuela para tumbar el gobierno de Maduro.
Sin lugar a dudas, ambas fugas fueron concertadas con el gobierno de Raúl Leoni, que con el apoyo de Estados Unidos, había ya, derrotado militarmente la insurrección armada.
El negocio implícito para los tres fugados, era asumir la derrota sin "acuerdos de paz", retirar miles de combatientes en los frentes guerrilleros: José Leonardo Chirinos en la Sierra de San Luis del estado Falcón, el Frente Simón Bolívar en los estados Lara y Portuguesa, el frente José Antonio Páez en las montañas de El Charal y selvas de San Camilo, estados Barinas, Apure y Táchira y el Frente Antonio José de Sucre en las montañas del Turimiquire, estados Anzoátegui, Sucre y Monagas. Era exigencia del gobierno, el cese de operaciones en la guerra urbana, cuyo jefe militar de gran prestigio era Guillermo García Ponce. En fin, desactivar al FLN y su brazo armado las FALN, que eran una especie de MUD de las izquierdas en aquellos años.
En 1960, Por voz de Jesús Faria, en su resumen de clausura del III Congreso del PCV, anunció la lucha armada como el camino hacia el poder. Esta decisión fue ratificada y ampliada por el V Pleno del Comité Central, en el año insurreccional de 1962, decretando al estilo de la guerra de liberación argelina, el inicio de operaciones de destacamentos urbanos en las principales ciudades del país. Avanza victoriosa la lucha armada, no solo en los frentes guerrilleros, con operaciones aliadas desarrolladas por el MIR, también se resquebraja la unidad de las Fuerzas Armadas Nacionales, con pronunciamientos, deserciones y alzamientos como el Carupanazo, el Porteñazo, el alzamiento del Destacamento 99 en La Guaira, el Barcelonazo o la sustracción del parque de fusiles de la escuela de la Armada en Mamo.
Los fugados del Cuartel San Carlos dirigieron operaciones insurreccionales en gran escala, incluido el inútil paro armado contra las elecciones presidenciales de diciembre de 1963. Raúl Leoni las ganó y arranca la ofensiva contra la insurrección aparentemente indetenible, luego de cuatro años de guerra civil, en enero de 1964, con la captura de Pompeyo Márquez, Secretario General del PCV. El gobierno venezolano con el apoyo del presidente Lyndon Jhonson, que ya tenía en su haber intervencionista la invasión y ocupación de República Dominicana de abril de 1965.
De verdad creímos en el PCVque teníamos ganada esa guerra, al ver publicadas en la prensa venezolana, fotos de militares gringos, humillados en interiores, con su saco y gorra militar en el asalto a la embajada norteamericana en Chacao o la acción de secuestro del coronel Michael Smolen, tomado de rehén para intercambiarlo con Nguyen Van Troy, fusilado en Saigón.
En pocos meses, 1964 a 1966, fueron capturados o asesinados los jefes de la insurrección, encontrándose el Cuartel San Carlos repleto de dirigentes obreros, campesinos, estudiantes, diputados, senadores; otros lograron salvar la vida exilándose en Cuba o en la Unión Soviética.
El saldo de victimas y violación de los derechos humanos fue impresionante. No se sabrá jamás el número muertos, heridos, lisiados, torturados y presos, muchos de ellos pagaron hasta 18 años de cárcel, se instalaron campos de concentración, el más importante el de la isla de Tacarigua en el centro de Lago de Valencia, adonde llegaron los políticos sobrevivientes de las carpas de tortura de los cinco cuarteles anti-guerrilleros y las 22 delegaciones de la Digepol y del SIFA, además de los asesinatos masivos ordenados por el presidente Leoni en operaciones de grupos paramilitares del partido Acción Democrática.
Los fugados del San Carlos visualizan y reconocen sus errores en la revista "Qué" y continúan ya liberados, la ruda tarea de pacificar a la militancia del PCV, cuestión que no aceptó la mayoría de los jefes guerrilleros y progresivamente se desmorona la unidad interna del movimiento insurreccional, con una secuela de asesinatos y una diáspora de movimientos y partidos derrotados, que en 1990 sumaban 19 organizaciones de izquierda, totalmente disminuidos, aislados y enfrentados entre sí. La disidencia más importante del PCV, fue el MAS, cuya militancia acogió una confusa y contradictoria ideología anti-comunista y anti-fidelista, desarrollada activamente por Teodoro Petkoff y moderadamente por Pompeyo Márquez. Ambos políticos luego demostrarían con creces su rompimiento ideológico con el marxismo, el comunismo y el socialismo.
El Comandante Chávez, burla el férreo control que ejerce la misión militar norteamericana sobre las FAN y luego de dos golpes militares fallidos, llega al poder a punta de votos en 1998, levantando las banderas caídas de la revolución, luego del desastre final de la lucha armada emprendida por el PCV-MIR en los años 60.
Cree la oposición que el chavismo ha sido derrotado y no entiende que en la decisión del Tribunal Supremo se materializa el carácter de amenaza inusual que constituimos para el imperio norteamericano, los venezolanos. Por ahora han decretado la madre de las batallas y le han puesto fecha para este domingo 16 de julio, instalando su plebiscito en las iglesias católicas de Venezuela.