Sin haber tocado fondo…

La ausencia de direccionalidad en la acción gubernamental desde abril de 2013 continúa incidiendo en el agravamiento de la crisis de hegemonía, la anomia social y la viabilidad del proceso socioeconómico que vive Venezuela a finales del año 2017.

Las tendencias que vienen ocurriendo en fenómenos que pesan tanto en la cotidianidad del ciudadano como son: la pérdida de control en la tasa de inflación, el continuado desabastecimiento, la inseguridad personal y la desinstitucionalización del aparato del Estado inciden el deterioro de la calidad de vida, mayormente de quienes dependen de su ingreso salarial.

Ante la desatada ofensiva de los sectores conservadores de la oposición política nacional, con su arremetida violenta y suicida de exterminio a todo lo que no les convenga en sus intereses inmediatos, auspiciados por el gobierno norteamericano en alianza con los medios de comunicación internacionales, las altas esferas del mundo económico capitalista, y los intereses de crear en Venezuela un caos similar al que han logrado instaurar en el Medio Oriente; han ido en la misma dirección de un gobierno que no toma medidas, que se empecina en utilizar un discurso y una retórica desgastada, vacua, a nombre de un socialismo que no practica sino en su más cara y dolorosa expresión, la represión a todo a quién igualmente se le oponga y piense diferente a sus más oscuros designios de mantenerse en el poder del Estado.

Pero resulta que el funcionamiento de la economía regida por la férrea lógica del metabolismo del capital, implica el funcionamiento de mecanismos de acumulación que el gobierno parece olímpicamente ignorar.

Se han venido dando fluctuaciones en el comportamiento de ciertas variables que no pueden reducirse al mero ejercicio de una palabra sin sentido, al desconocer las implicaciones sociales y económicas de una sociedad que no dispone de parámetros que puedan guiar el cálculo económico más elemental.

Se ocultan cifras del comportamiento en una especie de ¨prestar el sofᨠpara enmascarar realidades que están a la luz del sol, y que lo sienten tanto productores como consumidores, se desconoce el efecto de las funciones de producción en cuanto a su desempeño en las empresas básicas y estratégicas del aparato estatal, la corrupción ética y moral campea haciendo su agosto a través de una gestión indolente e irresponsable de los escasos recursos que ofrece la crisis, reina la impunidad entre quienes toman decisiones producto en parte de la ausencia de una dirección que les ponga coto a las prebendan y privilegios de una élite que ha terminado por asaltar a mano armada los recursos del erario público, conduciendo a una impunidad sin límites al no aplicar una severa ley contra la corrupción y el nepotismo.

Se menciona repetidamente al pueblo como instrumento de clientelismo político en la búsqueda de un apoyo que se perdió hace tiempo, dada la falta de auctoritas y la pérdida de legitimidad del gobierno. Y para ponerle la guinda al pastel se anuncia el primero de mayo, como una burla a las conmemoraciones históricas de las luchas de los trabajadores, un hito que no es histórico, sino que representa la agudización de las luchas de los mismos trabajadores, en el espurio y pomposo anuncio de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC).

De no modificarse en el corto plazo algunas de las tendencias en los fenómenos sociales, económicos y políticos, no nos queda duda del suicidio al que conducen las conductas de la oposición política conservadora, y las seguidas a trocha y mocha por el gobierno, y su partido de gobierno, amenazando por demás sin son ni ton a quienes, como empleados públicos, no apoyen sus consignas, y sus desacertadas decisiones.

No se dan cuenta que esa es la manera que conduce al fracaso, a la más grave perturbación política y social que ha vivido Venezuela desde los tiempos de la Independencia Nacional hace ya casi dos siglos.

En estas horas tormentosas y aciagas cada ser humano, que quiera seguir viviendo en una sociedad independiente, libre de toda dominación extranjera, en paz con sus vecinos, debe asumir la responsabilidad que le atañe, y derrotar el miedo y el terror que pretenden imponer por la fuerza tanto la oposición fascista y el modelo que parecen querer implementar desde el gobierno y su partido, de una especie de socialismo goebeliano.

Ante tal polarización el pueblo venezolano y su Fuerza Armada Bolivariana deben encontrar la vía que permita salir del laberinto en que quieren que nos encontremos, con dos polos suicidas que intentan, entre sí y para sí, dominar y someter a este país.

 



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Jorge Giordani

Ex-ministro de Planificación.


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