Yo tuve un hermano.
No nos vimos nunca,
pero no importaba.
Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.
Mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.
Es la voz poética del gran narrador Julio Cortázar, para homenajear a su paisano, quien con sus emblemas de rebelión perforaba las sombras de la injusticia.
Su "hermano", Ernesto Guevara de la Serna, mejor conocido como "El Che" Guevara, ha inspirado generaciones enteras que se han involucrado en la fascinante tentativa de impugnar el capitalismo y el imperialismo, en todos los confines de la tierra.
En palabras de Juan Paul Sartre, El "Che" Guevara fue "El símbolo revolucionario más puro del siglo XX".
Por eso su eco tiene resonancia perpetua.
Cabalgó en los vientos en procura de la liberación de los pueblos.
Su patria era la bóveda celeste, y, por eso, su egregia figura alumbra las luchas por la redención de la especie humana.
Cuánta significación tiene para los pueblos del mundo su humanista legado, que representa la entrega -a cuerpo entero y con espíritu rebelde-, a los ideales del hombre nuevo.
Fue El "Che" paradigma de consagración a las causas quijotescas que entonan las campanas de la historia. Partero de iluminación.
En mis tiempos juveniles, cuando en Venezuela se combatía -armas y corazón en ristre- el establecimiento político dominante, El "Che" Guevara inspiraba con su ejemplo y pluma volandera, nuestras quimeras revolucionarias.
Estoy hablando de la década de los años 60, cuando una pseudo democracia mancillaba a nuestro pueblo con su opresiva maquinaria, y recurría a las torturas y desapariciones para sofocar -aunque infructuosamente-, nuestras luchas por la libertad y la justicia.
A no pocos jóvenes de mi generación nos sedujo la idea de irnos a los montes. Y a los montes fuimos a llevar nuestro evangelio de esperanza.
Queríamos ser como El "Che". Con su apostolado de mártir abrimos los senderos de un digno porvenir para nuestra patria.
Medio siglo ha pasado de su siembra redentora.
Su vida y su obra acampan en la eternidad.