¿Por qué, después de las elecciones no se nombra ni siquiera como acto fallido la palabra socialismo? ¡Es duro!, dirán los nuevos gobernadores… Por más procacidad que lleven en su alma los traidores, la "moralina" que los hace vestirse de traje y corbata, los atormentaría mucho más que todos los chismes de La Patilla, de Aporrea o de Patricia Poleo juntos. Pero también está el hecho de haberse comprometido con el capitalismo (o con los capitalistas) hasta la médula ósea. No se nombre el socialismo porque es una mala palabra cuando se está bien vestido, y una contraseña (con un guiño) cuando se tiene la camisa roja. Pero mucho más que rayarse con nombrar la palabra socialismo, no comprometen los reales; los proyectos; la burocracia… para planes socialista, ¡ni que parezcan socialistas! "Venezuela es otra", dicen. Por lo menos, es otra distinta a la de Chávez. ¿El porqué de ésto? Los argumentos son varios, pero siempre son los mismos: "nosotros no somos ortodoxos"; "Venezuela es otra distinta a la de Chávez"; "este es un nuevo modelo económico (¿?)"; "¡Con qué se come eso!"; "esta es una nueva economía (¡!)"; "tenemos un nuevo sistema de gobierno popular, (porque) tenemos el Carnet de la Patria y los Clap"… porque ¡No somos socialistas, y punto!
El presidente asistió a la juramentación de los gobernadores de Miranda, Aragua y Carabobo dejando claro que estos estados serán territorio de desarrollo industrial mediante inversiones privadas, muchas financiadas por el gobierno central y todas estimuladas en el esquema liberal de las Zonas Económicas Especiales. Jamás habló de socialismo sino de desarrollo industrial y de crear empleo, del nuevo sistema de gobierno popular, los clap, el carnet de la patria; de conciencia y de debatir, pero rapidito, y de las elecciones de alcaldes. El socialismo pasó de moda para este gobierno, a pesar de que Trump lo acusa de socialista, pero él se defiende bien. No se atreve a decir "No somos socialistas", porque la consciencia le arde por alguna parte, pero eso sí, le aclara que él no es ningún dictador, le ofrece "sus razones".
¿En qué momento Héctor Rodríguez se transmutó de dirigente socialista en un gerente "planificador del desarrollo económico"? Lo de Lacava y el otro señor del Banco de Venezuela no nos sorprende. El socialismo quedó como un mal recuerdo para ellos, asociado a Chávez. Hoy Chávez molesta; hay que tomarlo con pinzas para no equivocarse con él.
Pero sin Chávez pierden las elecciones, ese es el verdadero legado del comandante, haber educado a su gente sobre la idea de que puede haber un mundo mejor, de justicia e igualdad. Ellos ofrecen Futuro, asociado a "desarrollo económico capitalista", una Venezuela parecida a los países "desarrollados" ¿Será que en los países "desarrollados" no hay explotación, injusticias, desigualdad, segregación, hambre, ignorancia, egoísmo? Ese es el Futuro ficticio que promete Maduro y sus adalides del "desarrollo". La gente sigue más al recuerdo de Chávez que a ese futuro más que incierto del que habla Maduro. Ellos lo saben y le sacarán el jugo hasta que se pueda.
Dice Maduro que hay que llevar adelante la "construcción de una fuerza gubernamental popular –después dice- prepararnos para las próximas elecciones de alcaldes", O sea, llevar al chavismo cogido por la nariz de elección a elección, y de promesa en promesa, arrearlos como el ex ministro Loyo a los campesinos en las marchas: ¡como quien arrea ganado pues!, para eso cuentan con sus especialistas: Darío Vivas.
El socialismo y el recuerdo de Chávez palidecen cada vez más en los espacios de Miraflores y de los ministerios. Así se evitan la contradicción de ofrecer revolución socialista a los pobres desposeídos y libre mercado a los ricos capitalistas. Anduvieron en eso algún tiempo, pero se quitaron la careta. Ahora solo ofrecen libre mercado, "protección y promoción de inversiones" a los ricos, y para los pobres pendejos empleo; salud, cultura, vivienda, y carnet de la patria, sin dar muchas explicaciones que comprometan sus palabras y su lógica. A la pregunta ¿Dónde está el socialismo en esto? Nos atrevemos a decir que, "solo en la mente obsesiva de Donald Trump y el Departamento de Estado", en más ningún otro lado se ve el socialismo.
PSUV (PSOE, MAS, etc) allí el socialismo es una estafa publicitaria, es como vender mayonesa que no contiene huevos, o vender restos de sardinas como lomo de atún –para representarles la estafa en modo Clap-. Eso de usar la palabra socialismo y socialista para vender capitalismo disimulado de responsabilidad social y filantropía burguesa es muy adeco, muy de "mencheviques", de socialdemócratas, de pusilánimes, de gente que desprecia, no la pobreza (porque necesita de ella; porque los socialdemócratas viven de ella), sino a los seres empobrecidos, a los desposeídos, a los pobres.