El esequibo: cuando ¨loa buenos oficios¨ no bastan


El Esequibo vuelve a ocupar la atención internacional. La recurrencia histórica del tema se convierte en reclamo de una solución a la larga controversia territorial. En esta oportunidad el Secretario General de la Organización de Naciones Unidas anunció que enviará la disputa a la Corte Internacional de Justicia en La Haya. Suspicazmente este anuncio coincide con la declaración de Rex Tillerson, Secretario de Estado norteamericano, elogiando una salida antidemocrática en Venezuela porque nuestro país constituye la prioridad del hemisferio occidental para la gestión de Donald Trump. En este contexto queda claro que los “Buenos Oficios” no bastan. No son suficientes.
En 1983, por iniciativa de Venezuela, la controversia territorial comienza a ser tratada bajo el auspicio del Secretario General de las Naciones Unidas, en consonancia con lo establecido en el Acuerdo de Ginebra (artículo IV numeral 2) y el artículo 33º de la Carta de las Naciones Unidas donde se contemplan como alternativas para soluciones pacíficas de controversias: la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, el arreglo judicial y el recurso a organismos regionales.

Desde el año 1987 Venezuela y Guyana discuten intensamente sobre el procedimiento de los “Buenos Oficios” y se pone en práctica desde el 08 de noviembre de 1989 cuando Carlos Andrés Pérez como Presidente de la República y Desmond Hoyte Presidente de Guyana se reúnen en Puerto Ordaz y aprueban la designación de Alister McIntyre como “Buen Oficiante”. Documentos confidenciales de la cancillería guyanesa revelan que Carlos Andrés Pérez utilizó la controversia territorial para inducir a Hoyte a firmar con el FMI el “Programa de Recuperación Economica de Guyana” que implicaba la rápida liberalización del comercio y estrategias orientadas a la exportación, incluyendo la devaluación de la moneda y la eliminación de controles de precios, eliminación de las licencias para la importación y aranceles de importación reducidos. Así como, la protección de la actividad del sector privado y su inversión en el sector forestal (madera) y minería. Esto condujo a la promoción de la minería y la explotación de madera en gran escala con la presencia de empresas transnacionales en el Esequibo.


McIntyre, un economista Caribeño (Granada) con amplia formación académica, política y diplomática desarrolló una perseverante labor como “Buen Oficiante” durante 10 años. Reiterados encuentros sin propuestas, desencuentros y entuertos burocráticos cerraron cualquier salida. McIntyre renunció en 1999, cuando comenzaba el gobierno del Presidente Hugo Chávez, sin dejar ninguna duda sobre la vigencia del procedimiento de los “Buenos Oficios”.


Ese mismo año (octubre) fue designado Oliver Jackman como nuevo “Buen Oficiante”. Se había desempeñado como Juez de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y miembro de la “Comisión por la Verdad y la Justicia de Haití” desde 1986 hasta 1993. Esta experiencia matizada con su desempeño académico sustentó su confianza para contribuir a la búsqueda de una solución a la controversia. Jackman muere en enero de 2007 y, nuevamente, queda el vació sin que eso suponga alguna duda sobre la vigencia del procedimiento de los “Buenos Oficios” en este caso.


El 19 de abril de 2010, Norman Girvan fue designado como “Buen Oficiante”. Profesor Emérito de “The University of the West Indies” con amplía formación en Relaciones Internacionales y una gama de investigaciones sobre la Integración Caribeña, la deuda externa y su relación con el FMI como expresión del colonialismo moderno. Su designación fue cuestionada por voceros de la oposición venezolana debido a su nacionalidad jamaiquina que lo convertía en el tercer caribeño designado como “Buen Oficiante”. Una crítica que desconocía sus vínculos con América Latina y El Caribe hispanoparlante. Defensor de la Revolución Cubana y con solidaridad fraternal hacia la Revolución Bolivariana. Inició sus actividades con un plan de trabajo que buscaba construir propuestas en el marco de la nueva realidad política de América Latina y El Caribe donde él vislumbraba un novedoso proceso de integración que cambiaría la geopolítica mundial. Su empeño en construir una salida a la controversia territorial nunca fue, cabalmente, comprendido y oportunamente atendido. Me consta su esfuerzo porque tuve la suerte de compartir su visión y amplio conocimiento del tema. Girvan muere en La Habana, tras un accidente en abril de 2014. La vigencia de este procedimiento nunca estuvo en tela de juicio.


En febrero del año 2017, el Secretario General de la Organización de Naciones Unidas anuncia la designación de Dag Halvor Dylander como nuevo “Buen Oficiante” con la tarea expresa de buscar una “mediación forzada” que permita alcanzar una solución a la controversial territorial antes de culminar el año. Dylander, diplomático noruego que venía de cumplir un papel determinante en la construcción del Acuerdo de Paz entre el gobierno de Colombia y las FARC tenía la confianza de ambos países para actuar como “Buen Oficiante”.


La semana pasada el Secretario General de la Organización de Naciones Unidas anunció que la controversia territorial sobre el Esequibo será enviada a la Corte Internacional de Justicia, su mayor órgano de ejecución judicial. La cancillería venezolana mantuvo silencio por dos días. Fue sorprendida aunque, en su momento, Delcy Rodríuez admitió y aceptó el contenido de una Resolución de la ONU del 16 de diciembre del año 2016 donde se contempla que si en diciembre de 2017 no se ha logrado una solución, el caso será remitido a la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya.


Desde el momento que se emitió esa resolución debió ser rechazada porque conduce a una “mediación forzada” y violenta el contenido del artículo 33 de la Carta de Naciones Unidas donde se establecen los mecanismo para alcanzar una solución pacifica y señala textualmente que: “El Consejo de Seguridad, si lo estimare necesario, instará a las partes a que arreglen sus controversias por dichos medios”.


El giro que pretende darle el Secretario General de Naciones Unidas al litigio internacional favorece a la ExxonMobil en su afán de apropiarse del las reservas petroleras del Esequibo y permite al Departamento de Estado avanzar en su plan para retomar el control político del Caribe con su “Iniciativa para la Seguridad de la Cuenca del Caribe” fortalecida como estrategia geopolítica con su “Iniciativa para la Seguridad Energética del Caribe”. Esa decisión va más allá de la controversia territorial.
Desde el año 1983 Guyana ha planteado buscar una solución en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas o la Corte Internacional de Justicia donde ellos puedan negociar una salida a su favor aunque tengan que hipotecar su Soberanía. Ya lo hicieron en 1989-1990 cuando lograron la modificación del artículo 8 de los estatutos de la Organización de Estados Americanos (OEA) para garantizar su admisión como miembro pleno.


Las circunstancias internacionales que vive Venezuela con sus consecutivos errores y omisiones no favorecen nuestras posibilidades de éxito y exigen que la gestión diplomática se convierta en un elemento que permita aglutinar el consenso nacional para defender la Soberanía Territorial. El gobierno no puede seguir repitiendo errores tras errores. Ya desmantelaron la Embajada de Venezuela en Guyana. La Agenda Bilateral, que en el año 2012 tenía 22 puntos, hoy no existe. Nuestra presencia diplomática en Guyana es nula y el tema de El Caribe no reúne un consenso de especialistas para plantear alternativas de solución. La audacia diplomática está exánime y las sanciones de EEUU y la Unión Europea encuentran su caldo de cultivo ideal matizadas con la arrogancia de un discurso intrascendente.


En estas circunstancias históricas resulta imprescindible comprender que está en marcha un plan que va más allá de la controversia territorial. En otro contexto internacional Venezuela puede enfrentar, exitosamente, cualquier litigio internacional. Tenemos un nutritivo contencioso que lo garantiza y los hechos históricos reafirman que ese territorio es nuestro. Guyana busca declarar como agotado el procedimiento de los “Buenos Oficios” y Venezuela, con sus errores e intermitencia política, se ha convertido en su mejor contribuyente.


El procedimiento de los “Buenos Oficios” no está agotado, pero no basta. No es suficiente. Necesitamos llenarlo de contenido con propuestas que le den sentido a una verdadera negociación sin temores, ni reservas. Ninguna negociación avanza cuando comenzamos planteando “todo o nada”. Urge escuchar la opinión de distintos sectores sociales y personalidades conocedoras del tema. No podemos dejarlo enredado en la urdimbre de nuestras debilidades diplomáticas. Es pertinente revisar el camino del “Condominio Territorial” en el contexto de un mundo globalizado que vive novedosos procesos de integración donde necesitamos repensar la noción de fronteras y Soberanía Nacional.


El Presidente de la República pudiera convocar a la conformación de una “Gran Comisión Nacional en Defensa del Esequibo” con participación de diferentes sectores sociales, políticos, académicos, diplomáticos, militares y especialistas en el tema que rechacen la decisión del Secretario General de la ONU y construyan una propuesta urgente que contribuya a buscar una solución pacifica porque los “buenos Oficios” sin propuesta no bastan…no son suficientes…
Darío Morandy
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Dario Morandy


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