No existe discusión alguna sobre la diferencia en calidad de la emigración al Sur en el Siglo XIX con respecto a la emigración en el Siglo XXI, la del Siglo XIX llevaba banderas de independencia, de sueños libertarios, de transformación, encontramos al maestro Simón Rodríguez impartiendo sus conocimientos en el Alto Perú, al Mariscal Sucre derrotando al último bastión de la España imperial y colonialista en la Pampa de la Quinua, eran otros los objetivos de aquella histórica héjira. La actual, la del Siglo XXI lleva a compatriotas hacia el océano Pacifico en busca de mejores oportunidades laborales, en la búsqueda de un dorado que les permita sobrevivir ejecutando las más diversas tareas que los nativos no quieren realizar y les permita enviarle una fracción de ese dinero a la familia en el país. El éxodo es vario pinto desde profesionales recién graduados, hasta médicos con 20 y 30 años de ejercicio profesional han apostado al viaje al sur pensando en restituir o fortalecer su futuro económico.
Un elemento que semana tras semana se viene haciendo presente es la muerte de venezolanos en esos países, generalmente muertes trágicas y acá es donde pienso que nuestra cancillería debe tomar apunte y buscar formas de representar o acercarse a esos compatriotas que independientemente que compartamos o no sus tesis de extrañamiento, son venezolanos y como tales nuestra cancillería debe velar por ellos se encuentren donde se encuentren.
Desde Noviembre 2017 han muerto al menos 11 venezolanos registrados por las estadísticas y en su gran mayoría mujeres y de una forma trágica, el último caso conocido es de la compatriota Lorena Cardozo asesinada en Ecuador y abandonada en una carretera.
Nuestras embajadas deben tender puentes con estos compatriotas, que se sientan representados por nuestros embajadores y estos deben de socorrer en los casos donde se presenten casos de necesidad, al final los que han partido y los que nos hemos quedado somos víctimas de un bloqueo inhumano, inmisericorde e injusto por parte de potencias que creen tener la potestad de llevar hambre y destrucción en nombre de la libertad.