A cualquiera pudiera parecerle una exageración, pero hoy, nuevamente, el destino de esta América mestiza se juega en Venezuela.
Sí, este pequeño país, fraccionado en sus posiciones internas en cuanto a si ser libres o no, intenta repetir la gesta de resistir y vencer a un poderoso imperio.
Como hace poco más de 200 años, Venezuela prendió la chispa que incendio las praderas del continente con fuegos de libertad, independencia y soberanía. Los pueblos hermanos "siguiendo el ejemplo que Caracas dio" optaron por las opciones nacionalistas y socialistas… volvían los sueños de Bolívar, de Sucre, de Urdaneta, de Rondón y tantos otros a preñar de esperanza a los humildes.
Pero hay, siempre hay un pero. Al igual que en aquella oportunidad el imperio volvió por sus fueros y así como aquel hizo gala de una crueldad infinita para arrasar pueblos enteros y acabaron con buena parte de los hombres y mujeres que osaron enfrentarlos. El de hoy se ha valido de su fuerza y capacidad de chantaje para frenar y hacer retroceder hermosos proyectos de integración y libertad.
Venezuela es hoy el el enemigo a vencer. De allí la afirmación de que aquí se juega el destino de nuestro continente.
El imperio sabe que si Venezuela triunfa, su dominación sobre nuestros pueblos estará en grave peligro. Necesita someterla y necesita que sea ejemplo de lo que pueda ocurrirle a quienes pretendan seguir sus huellas.
El éxito de Venezuela sería el inicio del fin del imperio norteamericano.
La pelea será dura, pues como en antaño el ejército del imperio cuenta con una buena parte de los nacidos en esta tierra bendita. Allí están, haciendo el papel de Santander y Páez los judas modernos. Ahora se llaman Borges, Capriles, Falcón y más, pero están guiados por la misma ambición, el mismo servilismo el mismo cipayismo. Pero no pasarán, este pueblo puede estar hambriento y desnudo, pero ama su propia historia, se siente orgulloso del ejemplo de sus ancestros y ama la libertad…. No volveran
