La victoria electoral del presidente Maduro es inobjetable en lo legal, en lo legitimo y en lo formal político, se dieron las condiciones, se realizó la elección en libertad y paz. A las acusaciones de ventajismo y coerción a través del carnet de la práctica le antepongo acusaciones de terrorismo psicológico, bloqueo económico, la naturalización mediática del fraude electoral y la amenaza del imperio y sus lacayos de que (de ganar Maduro) después del 20 de mayo la guerra sería peor, tan solo con esto último nuestro supuesto ventajismo y "compra" del voto se queda en pañales.
De lo único que podemos acusar a nuestro pueblo es el no haber asumido la democracia participativa y protagónica en su esencia para construir el poder popular y limitarse a lo electoral, pero de lo sucedido ayer 20M con la baja participación el pueblo fue víctima y no causa, al contrario, en la situación actual, es glorioso que hayamos participado cerca de la mitad de la población. Los responsables debemos buscarlos entre nuestra dirigencia (nosotros incluidos por acción u omisión) que no supimos devolver la esperanza arrebatada por la guerra impulsada por el imperio con complicidad de corruptos y burócratas rojos y verde oliva.
Llegaremos cerca de los siete millones de votos, algo menos del 35% del padrón electoral pero cerca del 70% del total de participantes (a mitad), esto nos da una victoria contundente en lo político electoral pero no nos deja fuertemente parados en lo simbólico para enfrentar lo que se nos viene encima, la guerra total, el "Golpe maestro" que menciona el jefe del comando sur para ejecutar antes de diciembre 2018.
Para recuperar la fuerza simbólica para el desafío que tenemos en lo inmediato, el gobierno necesita catalizar este triunfo (cosechar la victoria) pasando a la ofensiva, incluso antes de que comience a subir el $ y los gringos lancen sus nuevas sanciones y amenazas. Se trata de emprender acciones coherentes, desafiantes y que den respuesta a la gran interrogante ¿Cómo carajo vamos a vencer la guerra económica? Solo así podremos pedirle al pueblo que resista y luche ante las nuevas y agravadas situaciones inminentes, de lo contrario nos reducirán rápidamente a la especie en peligro de extinción que éramos los de izquierda antes de la revolución.
Presidente si no tiene preparadas medidas contundentes que puedan cambiar radicalmente la situación, que el pueblo sienta que estamos en batalla y que es convocado a luchar como los libertadores y no "llevando coñazos" sin actuar, entonces mejor negocie una salida elegante, que no lleve a nuestro pueblo a un sufrimiento seguro sin posibilidades reales de triunfo y que nos permita seguir como fuerza política con opción a mantener el poder (sin rendirnos).
Por último, en este artículo escrito un poco con las visceras, Presidente y camarada Maduro le pido que convoque al pueblo, que dependa de él más que de los burócratas civiles y militares entro los que se cuelan los causantes de la efectividad de la guerra económica.