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Acabo de terminar de leer el libro "Sueños alemanes de un imperio en Venezuela", escrito por Holger W. Herwig (Monte Ávila Editores, 1991, Caracas). Han sido 273 páginas, de un trabajo de investigación muy complejo para el cual se consultaron cientos de libros, periódicos, artículos y revistas. No puede haber un solo diplomático venezolano que desconozca esta obra, fundamental para entender la geopolítica de los grandes imperios en este mundo.
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Analiza el libro cómo era el amor monstruoso entre Alemania e Inglaterra, de cómo se consideraban teutones y con sangre de los pueblos atmas, y de cómo planearon repartirse el mundo a fuerza invasiones, y considerando a la vez que EE UU se convertiría en una bestia amiga para participar en el botín.
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Me llevó tres meses nadar ferozmente en las aguas confusas y truculentas de los mensaje ocultos en esta obra de Holger W. Herwig, quien fuera profesor de la universidad de Vanderbilt, situada en Nashville (Tennessee).
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Hay muchas cuevas oscuras y peludas por las que los pueblos latinoamericanos tuvieron que discurrir a finales del siglo XIX y a principios del XX. Una de las más terribles fue la práctica de la WELTPOLITIK alemana.
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Venezuela fue escogida por la WELTPOLITIK como uno de sus laboratorios mejor dotados con el fin de convertirnos en una colonia germana, pero a la final aquellos teutones acabaron siendo derrotados por los gringos quienes les salieron al paso esgrimiendo la Doctrina Monroe, entonces entraron a saco durante el mandato de Juan Vicente Gómez y se adueñaron de nuestros campos petroleros y nos hicieron sus esclavos.
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La WELTPOLITIK fue una mierda tan parecida al Destino Manifiesto o a la Doctrina Monroe del gobierno de Estados Unidos, pero en versión alemana, claro. Fue una nueva estrategia armamentística agresiva, que a la postre derivó hacia un conflicto entre Alemania y las demás potencias, que concluyó con la Primera Guerra Mundial. Dicha política pretendía encontrar un lugar en el espacio europeísta para Alemania, proporcional a su creciente poder industrial, principalmente mediante la creación de un imperio que pudiera rivalizar con el de otras potencias. El elemento más espectacular en esta política fue la creación de la Marina, también conocida como la Flota de Altamar, una flota que pudiera rivalizar, e incluso superar, en fuerza a la Armada Real inglesa, Esto condujo a una carrera en el desarrollo naval entre Alemania e Inglaterra, quienes se amaban y se odiaban a la vez.
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Yo de chamo admiraba al escritor Rudyard Kipling, un genial hijo de puta, grandioso poeta que escribió muchos cuentos infantiles. Pero Rudyard Kipling defendía obsesivamente al imperialismo británico y todo el mierdero que dejaba a donde sus soldados llegaban. No hubo lugar de la tierra a donde ese imperio no pusiese su garra y su perfidia.
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Pues bien, Rudyard Kipling se interesó por el bloqueo bestial que se le hizo a Venezuela entre 1902-1903, y criticó mediante un poema "Los remeros", que su imperio fuese unido al de los alemanes para invadir nuestra patria. Rudyard Kipling odiaba a los alemanes, pero por el sólo hecho de que estos podían amenazar la ingente bestialidad de las fuerzas de su imperio en la implantación de colonias en todo el mundo.
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No dudan los expertos en política internacional que la participación del Reich en el bloqueo internacional de 1902-1903 contra Venezuela fue un caso clásico de intervención imperialista a requerimiento de empresarios capitalistas. En estos requerimientos estuvieron presentes las empresas como la Krupp y el en el banco Disconto, el Norddeeusutche Bank, el Gran Ferrocarril de Venezuela, la Berlín Beton-un Mornierbau, la Compañía Germano-Venezolana de Azufre y la Compañía de Asfalto Orinoco.
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Al salirle al frente la Doctrina Monroe al imperio alemán, a principio del siglo XX, el Reich no pudo concretar su gran colonia en Sudamérica. Fueron humillados y exterminados implacablemente por los gringos, quienes le dijeron a los germanos: "Este Dorado nos pertenece y no osen meter sus narices aquí… Todo el oro, todo el petróleo, todo el hierro, y el agua de Venezuela nos pertenece. ¡Fuera de aquí, criminales alemanes!".