¿Somos o nos hacemos los pendejos?

Tropezar dos veces con la misma piedra es de humanos, pero tropezar cinco y seis veces es una vaina de pendejos.

Tal es el caso de nuestro gobierno que insiste en dialogar con la oligarquía y sus políticos de derecha.

¿No dieron un golpe de Estado cuando estaban sentados en una mesa de diálogo? ¿No estuvieron dialogando en Dominicana hasta el día en el que supuestamente se iba a firmar un acuerdo? ¿Cuántas veces han pateado la mesa?

El gobierno insiste en llamarlos al diálogo, desconociendo que para poder llegar a acuerdos es necesario que ambas partes cedan en algunas posiciones y ellos no están en capacidad de ceder nada, pues nada pueden ceder.

Ellos no tienen el control político, económico y social de nada. No son dueños de sus actos. Son cipayos manejados desde el norte y allá no quieren diálogo. Allá quieren todo.

¿Es que acaso alguien puede creer que la derecha y la oligarquía venezolana tienen poder para derogar el decreto de Obama, ratificado por Trump, que nos define como una amenaza?

¿No es de pendejos pensar que Ledezma, Borges, Rosales o cualquiera de los apátridas que se prestaron para solicitar unas sanciones y un bloqueo que ya los gringos tenían decidido y en marcha, puedan tener la influencia para acordar en una mesa de diálogo que deben ser desmontados y de paso conseguir que así sea?

Esos carajos no están en capacidad de desmontar el ataque a nuestra moneda, ni el tráfico de efectivo, ni el contrabando, ni mucho menos la especulación. Como diría el Comandante Bingo (Carlos Ortega): Eso se les fue de las manos.

Si algo puede arrojar un diálogo con esa gente es que el gobierno les de más concesiones a cambio de nada o de una declaración con la cual más adelante se limpiarán el que les conté.

No, se equivoca el gobierno una vez más. Perderá un tiempo valioso, no logrará absolutamente nada y el pueblo pagará las consecuencias.

¿Diálogo para concertar precios? ¡Por Dios!

Estamos en guerra, el enemigo está ganando y tiene al pueblo a punto de un estallido por las condiciones extremas a la que está sometido. Hasta el gato sabe que el plan es generar hambre, muerte y caos para que el pueblo se alce, salga a la calle y poder justificar una invasión gringa que nombre un "gobierno provisional" que les permita ponerle las garras al país. Para eso están invirtiendo millones de dólares.

¿Cómo es que después que nos llevaron a está situación y están cerca, muy cerca, de lograr su objetivo, van dar marcha atrás porque el Presidente quiere diálogo? Otra vez: ¡Por Dios!

O somos pendejos o nos hacemos, pero ese "jueguito" no nos conduce a ninguna parte. El gobierno tiene que armarse de testículos y sacar todos (que no quede uno) los bachaqueros de las calles. A través de la ANC tiene que crear leyes severas contra ese delito que sin lugar a dudas es un delito de lesa humanidad.

Es necesario no sólo cerrar la frontera que nos desangra sino intervenir con diferentes organismos la actividad de vigilancia que allí se ejecuta.

Los negocios donde se especula al pueblo deben ser expropiados (incluyendo local y equipos) sus dueños encarcelados y sus cuentas bancarias congeladas.

Debe haber una pena de por lo menos 10 años de prisión para quien aumente los precios si se paga con tarjeta de débito o crédito.

Así y sólo así esos hambreadores de pueblo respetarán al gobierno y al ciudadano, pero con mesas de diálogo, olvídenlo.

Para finalizar y no pecar también de pendejos, es bueno dejar en claro que nos cuesta creer que el gobierno no tenga todo lo aquí expuesto en claro.

¿Por qué toma el camino que no quiere el pueblo y el que no lo beneficia? es algo que no sabemos, pero que nos huele mal, muy mal.

 

 



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Alexis Arellano


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