Enmanuelle Wallerstein analiza los métodos como los centros de poder maniobran para mantener el relacionamiento de dominación con la periferia en los que señala fases de recomportamiento político de los gestores de la hegemonía del centro hegemónico hacia la periferia si esta logra alcanzar relaciones favorables para sí, de esta manera diseña estratagemas que le permiten controlar la periferia.
En su libro Capitalismo Histórico señala lo siguiente: "La burguesía no tiene que elegir entre el mantenimiento del materialismo histórico y el suicidio…ante la transformación de un orden mundial incierto pero más igualitario y ante un atrevido intento de hacerse del control del proceso de transición, en el cual la propia burguesía revestirá un ropaje socialista y trataría con ello de crear un sistema histórico alternativo que dejará intacto el proceso de explotación de la fuerza de trabajo mundial en beneficio de una minoría"
Esta aseveración de Wallerstein es válida, en tanto que en los procesos antisistémicos, como el venezolano se han introducido vectores que intentan estas estratagemas, no siempre logran su objetivo, y cuando esto ocurre podemos inferir que el comportamiento hacia la periferia es de violencia e imposición obligatoria de las políticas del centro hegemónico.
Eso es lo que ha ocurrido de hecho en América Latina a lo largo de trescientos años de historia, en el caso de la Gran Colombia en el siglo XIX, Estados Unidos como centro de poder logró mediante la inserción de estos elementos revestidos de "independentistas" y una diplomacia agresiva y cizañera, dividir a la Gran Colombia y fracturar la amenaza de una unidad político territorial que significó un riesgo para los objetivos expansionistas del centro estadounidense.
En el siglo XX el mismo esquema de dominación se repite a lo largo del continente americano y en particular, hoy en el siglo XXI, Venezuela, es un objetivo selectivo para evitar el riesgo del dominio que promovió como líder antistémico Hugo Chávez, no hay porque adivinar o dudar que dentro de ese movimiento antisistémico como el Bolivarianismo, se barajen cartas a favor de EEUU y en desmedró de las apenas señas del igualitarismo o nuevos relacionamientos favorables a la periferia que propugna ese movimiento de derecho y de justicia como lo dice la Constitución venezolana.
Por otro lado no se debe desmeritar que en tanto EEUU intentará neutralizar los movimientos antisistémicos desde de adentro, y desde afuera aplicaron y aplican fórmulas de violencia política que generaron y generan situaciones caóticas que le aseguren el control de la periferia o por lo menos neutralizar cualquier formato de alianzas en la periferia que ponga en riesgo los intereses del centro de poder y el control sobre las mismas. El caso del asesinato de Gaitan en Colombia durante los años 50, igual que con el golpe contra Chávez en 2002 que no llegó a consumar el objetivo final..
El estudios del centro y la periferia como lo plantea Wallerstein debe profundizarse y no es sobre la base teórica solamente, la experiencia, el hecho político en América Latina, la empírica tierra de volcanes y revoluciones sociales campesinas, en los que sucedieron y suceden actualmente en proceso, deben ser valorados para hurgar las fuentes de esa propuesta de Wallerstein, de allí el valor de los análisis de otros autores latinoamericanos como Anibal Quijano y el aporte crítico del historiador mexicano Carlos Aguirre Rojas entre otros sobre las teorías del pensador norteamericano Enmanuelle Wallerstein.
Aldemaro Barrios R.
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