A decir verdad, provoca ser niño y pensar, aunque sea por ilusión, que el niño Jesús vendrá el 24 en una cuna pobre vagando desde el Arauca y que en enero los Reyes Magos se aparecerán en el horizonte por allá al sur oriente y que desembarcarán en el Mapire orinoquense con regalos y buenaventura. Pero la realidad es otra, los vientos de guerra soplan en sentido oeste-este y sur-este., aunque reitero que el augurio de la paz para 2019 debe ser nuestro más preciado anhelo.
Por el Arauca y por el sur de Bolívar lo que llegan son amenazas reales de los gobiernos vecinos hostiles que por ser cipayos deben pagar el arriendo de sus propias soberanías para hacerse cómplices de un crimen internacional contra los derechos humanos del pueblo venezolano que ya harto ha pagado suficiente sufrimiento con su resistencia.
Desde las continuas amenazas que profirió Alvaro Uribe contra Venezuela estando en vida el Presidente Chávez, igual que las acciones militares contra Ecuador cuando las fuerzas armadas de Colombia bombardearon un campamento guerrillero en territorio ecuatoriano en 2008, el comportamiento de los gobiernos colombianos de distinto turno ha sido belicoso y altamente agresivo.
En algunos momentos fueron neutralizados por diálogos promovidos por Chávez y por otros factores internacionales, pero insisten en las soluciones de fuerza antes que el diálogo como lo ha propuesto el presidente venezolano Nicolás Maduro Moros siguiendo el legado de su antecesor el Comandante Chávez.
Desde principios del Siglo XXI, se constituye el Plan Colombia, se expande el financiamiento y fortalecimiento de las bases militares de EEUU en territorio colombiano lo que según Chalmers Johnson, profesor emérito de la Universidad de California, "La mayoría de estas nuevas bases constituyen lotos desde los cuales nuestras fuerzas podrán saltar como ranas muy bien armadas (http://www.deslinde.org.co/files/Es...).
Colombia se hizo acreedora de un segundo lugar en el mundo, después de Corea en recibir entrenamiento a militares y policías por parte de los gobiernos de Estados Unidos entre 1998 y 2008, sobre 72 mil efectivos fueron entrenados por oficiales norteamericanos en las bases instaladas en ese país, supuestamente para luchar contra el terrorismo y el narcotráfico. Poco o nada de ello se ha cumplido o logrado en términos estadísticos o políticos.
En 1995 el presidente Ernesto Samper da crédito a su alto mando militar al acusar a Hugo Chávez como "como comandante guerrillero que tenía bases de operaciones (…) hatos y fundos del lado colombiano". Acusación que fue desmentida años después por el propio Samper ante un Chávez ya embestido de presidente en Venezuela.
En 1987, se produjo la crisis de la corbeta colombiana Caldas al ingresar esta, a territorio marítimo venezolano, así se activaron los recursos misilisticos venezolanos para dar respuesta a la injerencia colombiana, afortunadamente el diálogo diplomático evitó una acción desencadenante ante los "inciertos" límites territoriales y marítimos en la región de la Guajira y un patrón repetido a través de la historia: la voluntad militarista agresiva de los gobernantes colombianos.
Desde la fundación del movimiento guerrillero liderado por Manuel Marulanda en 1964, el conflicto bélico colombiano dejó secuelas negativas durante cuatro décadas en la relaciones colombo venezolanas, que no terminaron con las gestiones promovidas por Chávez y Fidel Castro quienes aprovecharon la visita del entonces presidente colombiano Andrés Pastrana a La Habana, para reiniciar nuevas conversaciones de paz. Era 1999 y Chávez apenas iniciaba una respuesta consecuente al tema de lograr la paz en Colombia que mantuvo hasta el día de su desaparición física.
En navidad de 2016 el presidente colombiano Juan Manuel Santos y la FARC firman un nuevo acuerdo de paz que ya fue violado como lo fueron los anteriores. Sobre la base de ese patrón de comportamiento y esos antecedentes poco se puede esperar de los mandatarios colombianos que muestra reiteradamente una voluntad guerrerista y de mala fe que no garantizan, ni garantizarán la paz en la región.
Los antecedentes históricos que hemos analizado nos dan algunas herramientas de reflexión para pronosticar lo que muchos analistas políticos nacionales o internacionales entre otros el dirigente político Carlos Lanz han expresado basado en evidencias y pruebas de la gestión que el Gobierno de EEUU ha puesto en práctica para "quebrar de la continuidad del proceso bolivariano que liderizó Chávez y que Maduro ha continuado al tratar de: Romper la unidad del chavismo fracturando la dirección estratégica, doblar el espinazo de explotados y oprimidos y la modificación abrupta de las relaciones de fuerzas." Todo en un plan de guerra mulfactorial cuyo desenlace sería en enero de 2019, cuando el presidente Maduro asuma un nuevo mandato presidencial, según los pronósticos del injerencismo contra Venezuela.
A todas luces entendemos que una acción de fuerza del gobierno de Colombia, asesorada por militares estadounidenses, debe ser rápida y con expectativas de alto impacto con resultados fulminantes, como lo señalan sus manuales, pero en el otro lado, nuestro ejército apoyado con una fuerza popular masiva de apoyo logístico e inteligencia desplegada territorialmente, está en condiciones de dar la lucha mediante una acción de desgaste, prolongando y debilitando las acciones furtivas del paramilitarismo como primera fuerza de choque y luego empleando las fuerzas regulares para atacar en diversos flancos territoriales donde encontrarán masas de pobladores desplegados como soportes de nuestro Fuerzas Armadas Venezolanas. A ello hay que agregar la contraofensiva de la guerrilla colombiana casada con destruir blancos militares que actuaran como retaguardia dentro de Colombia. Esas son las debilidades colombianas que pueden cambiar el mapa político territorial de Venezuela si se propusiera rescatar los miles de kilómetros arrebatados a esta nación desde el siglo XIX. Sin considerar el apoyo militar internacional de un mundo multipolar.
Hasta aquí este ensayo de memoria, que reitero debe quedar en el tintero, porque las consecuencias de una guerra para ambos pueblos no nos dará ningún pronóstico positivo y no por ingenuos creemos que pensar como un niño es mejor en estos momentos cuando convocamos a la paz y al diálogo como instrumento de crecimiento especialmente para los negocios que grupos de poder colombianos tienen en Venezuela, desde donde han contrabandeado millones de dólares en carne para su supermercados, cueros para negocios trasnacionales, gasolina, gas y petróleo para energizar a ese país.
Feliz Navidad y un mejorado año 2019.