Tropieza, tropieza y vuelve a tropezar con la misma piedra

En medio de una crisis jamás antes vista, el gobierno venezolano tropieza una y otra vez con la misma piedra, generando dudas, angustia y dolor en la población.

Para asombro de propios y extraños el ejecutivo evita tomar medidas drásticas contra quienes le han declarado una guerra que pasa por hambrear al pueblo para generar un estallido social que provoque acciones militares foráneas contra el país.

Lejos de ello, ha optado por entregar bonos y aumentos de salario que de inmediato y gracias a la acción especulativa, van a parar a los bolsillos de aquellos a quienes se supone debe combatir.

No conocemos de pueblo alguno en el planeta que le tenga más temor a un aumento del salario que el pueblo venezolano. Y es que si revisamos los resultados de los últimos veinte aumentos salariales decretados por el Ejecutivo, tenemos que concluir que lejos de mejorar las condiciones de vida de la población, éstas se han hecho más precarias.

Los bachaqueros, empresarios y comerciantes con una impunidad que ya resulta asquerosa, hacen polvo cualquier intento del gobierno por incrementar el poder adquisitivo del pueblo y con ello la posibilidad de adquirir siquiera comida.

Una simple mirada superficial a lo ocurrido con los dos últimos incrementos del salario mínimo, inducen a pensar que esa piedra con la que una y otra vez tropieza el gobierno venezolano, está a punto de reventarle por lo menos un juanete.

Desde el 24 de agosto a la fecha el salario mínimo aumentó de 5 millones de bolívares fuertes a BsS 4500 (estos últimos equivaldrían a 450 millones de los ya fenecidos bolívares fuertes).

En otras palabras, en 4 meses el salario se ha incrementado 9000% sin que el pueblo obtenga beneficio alguno de ese hecho. Por el contrario, día a día su situación empeora.

¿No es esto motivo suficiente para que alguien se siente a analizar si es conveniente seguir en esa loca carrera hambreadora o si es necesario buscar una opción diferente a seguir enriqueciendo a unos especuladores que a cada segundo atracan con descaro a miles de venezolanos?

Opciones y propuestas sobran, pero el gobierno siempre opta por repetir una práctica que hasta el cansancio ha demostrado no ser la solución.

Más por conveniencia que por inocencia, unos justifican la especulación con el cuento de la falta de producción. Estos en el fondo proponen más financiamiento, mejores condiciones, créditos blandos, dólares a granel para unos empresarios y comerciantes parásitos que por naturaleza son especuladores y aman el dinero fácil.

Olvidan los defensores de esta tesis que Venezuela nunca ha sido un gran productor de nada (excepto petróleo) y sin embargo no había sufrido una ola especulativa como la actual. El problema no está entonces en la falta de producción sino en la falta de acción del gobierno.

En esta conclusión se fundamentan aquellos que sostienen que el gobierno debe imponer castigo inclemente a especuladores, bachaqueros, contrabandistas y acaparadores.

En buena medida tienen razón, pues resulta falso que acciones severas contra los hambreadores de pueblo, llevaría a estos a cerrar sus negocios profundizando la crisis. Aman demasiado el dinero para dejar perder sus fuentes de ingresos.

El gobierno debería darle sólo dos opciones: o respetan los precios o pierden sus negocios (expropiación) su libertad, (cárcel) y sus cuentas bancarias.

A nosotros nos fascina esta última propuesta. De verdad nos gustaría ver caminar en fila India y esposados a miles de HDP que someten a condiciones de hambre a todo un pueblo por su avaricia.

Sin embargo, para no quedarnos en la sola descripción de la situación concluimos que el problema de nuestro país (incluyendo la especulación y la inflación) se fundamenta en la existencia de una moneda (el bolívar) tan débil que es devaluada todos los días por 3 o 4 páginas web; las cuales imponen una cotización ante el dólar a su libre albedrío y sin ningún criterio científico.

Venezuela no se salvará aumentando la producción (ni siquiera de petróleo) ni fusilando bachaqueros (aunque hay que meterlos presos) pues hay un factor que no puede controlar el ejecutivo y este es la devaluación artificial de nuestra moneda.

La salvación es usar una moneda que no pueda ser manipulada como hoy lo es el bolívar.

Estamos claros en que no puede der el dólar pero ¿por qué no el yuan, el rublo o el euro?

Si se pone en práctica nuestra propuesta de usar, por ejemplo, el yuan como moneda de circulación legal; se paga un salario mínimo de 2400 yuanes al mes (400 dólares), se eliminan todos los subsidios y se deja la fijación de precios (incluyendo los servicios públicos) en competencia con los precios internacionales, obtendríamos los siguientes beneficios:

1. Abatimiento de la inflación

2. Estabilización de la economía

3. Mejoría de los servicios públicos

4. Mejoría en el nivel de vida de la población

Claro, siempre hay un pero. Esta propuesta le impediría al gobierno generar dinero artificial.

No es del todo malo, pero a ningún gobierno le gusta mantener esa válvula bloqueada.



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Alexis Arellano


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