Lo cierto fue, que Simón Bolívar anduvo casi siempre en burro y en mula, de cualquier tipo y color, menos blanco. Así como fue muy raro que Bolívar anduviera con esos petos en paños finos, muy bien bordados de alamares, coloridos con cintas de seda, con piel o cordón cerrados en lazos. Pocos saben que Bolívar usó guayucos y que anduvo en muchas ocasiones hasta descalzo en algunas batallas.

(Juan Guiadó quien en las guarimbas anduvo luciendo esos petos de próceres les aseguró que nunca saldría a la calle con un guayuco y penacho de plumas como nuestros indígenas, aunque le guste mostrar las nalgas).

Como si fuese algo de cajón, evidente, claro, obvio de toda obviedad y además necesario, justo y propio de un héroe, se nos hacía repetir aquella pendeja adivinanza: "¿De qué color es el caballo blanco de Bolívar?". Es decir, obvio de toda obviedad es que el caballo de un héroe por fuerza tiene que ser blanco.

Y entonces, nos cansamos de ver en todos los textos escolares al Libertador montando en un soberbio caballo blanco, sencillamente porque así debía ser. Así se nos aparece en la civilización occidental Alejandro Magno, al igual que su padre Filipo II, rey de Macedonia quienes jineteaban hermosos caballos blancos. Particularmente, el caballo Bucéfalo de Alejandro Magno llevaba en la frente una mancha blanca en forma de estrella. Igualmente Julio César andaba en un caballo blanco, y también Napoleón Bonaparte y sobre todo George Washington. Al pobre de José de San Martín lo montaron también en un soberbio caballo blanco, y así se quedó.

Dicen que Napoleón tuvo 129 caballos blancos para su uso personal, y la imagen que tenemos de él (incluso su caballo blanco aparece disecado en un museo en Los Inválidos) es montando en un caballo blanco. Dicen muchos historiadores que esto es poco incierto, ya que la mayoría de sus equinos eran grises, bayos o alazanes.

Napoleón gustaba de dar nombres clásicos o mitológicos a sus caballos como Cyrus, Taurus, Tamerlán, Nerón y Cerberé, y los ponían todos de color blancos. Al menos así los vemos en muchas ilustraciones de la época.

Como solíamos ser dados a estas pendejadas, y todo lo nuestro (por grande y monumental) tenía que ser al estilo de los griegos o romanos (padres de la llamada civilización occidental), entonces montamos al PADRE DE LA PATRIA en un caballo blanco, y pusimos al cursi Homero nuestro don Eduardo Blanco a escribir una vaina tan rimbombante y estrafalaria como "Venezuela Heroica".

Luego, a todos los presidentes de Venezuela las potencias europeas y Estados Unidos les exigió que deberían hacerse retratos y cuadros en los que apareciesen montados en soberbios caballos blancos, porque eso era lo CORRECTO y lo más DECENTE y sobre todo "para morigerar un poco el taparrabo indígena" que llevamos en la sangre.

A Bolívar le inventaron eso de que anduvo en un caballo blanco para enseñarnos que nosotros estaban incluidos entre los "civilizados" y debíamos hacer todo lo que los "civilizados" hacen, y por ahí comenzó la copiadera de los modelos políticos y constitucionales gringos y europeos, y nuestros oligarcas a maldecir mucho el hecho de que no hubiésemos sido esclavizados o colonizados por los ingleses.

Una miserable trampa: Por eso hemos visto a José Antonio Páez en caballo blanco, a los Monagas en caballo blanco, lo mismo a Antonio Guzmán Blanco, a Joaquín Crespo, a Juan Vicente Gómez e incluso al imbécil de Rómulo Betancourt, repito, todos, en soberbios caballos blancos... Qué vaina tan cursi hemos sido en este continente, plagado de copiones de los canallas gringos y europeos. ¿Cuándo será que nos quitaremos para siempre esta manía de la cabeza?... Quizá por eso, muchos de los que han emigrado lo han hecho buscando a un héroe más real, bien montado en su caballo blanco…O sea.