La continuidad de las "mesas de negociación" entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición pro-yanqui representada en Juan Guaidó, ahora en la isla de Barbados, tiene como característica más resaltante el absoluto secreto de lo que allí se "negocia".
Este secretismo de las negociaciones entre gobierno y oposición pitiyanki ha prevalecido siempre en todas las anteriores "rondas" de negociación que en los últimos años se han desarrollado. El gobierno de Maduro, que se presenta como paladín de las causas justas, discute en esas negociaciones una serie de aspectos fundamentales del futuro de Venezuela que son totalmente desconocidos para el pueblo venezolano.
Los gobiernos que en el pasado se presentaron como opciones alternativas al imperialismo brutal de occidente, como el naciente gobierno soviético en 1917-1918, reivindicaron la más absoluta transparencia en todos los tratados, acuerdos y negociaciones entre países. Rechazaron expresamente el secretismo de la diplomacia burguesa imperialista, pues mediante ese secretismo se negociaban y negaban los más elementales derechos de los pueblos y las naciones, y finalmente se firmaban acuerdos desfavorables a las grandes masas trabajadoras y beneficiosos al gran capital mundial.
Un gobierno que dice representar al pueblo no puede asistir a Barbados (ni a ningún otro sitio) con agendas secretas y propuestas ocultas. Maduro y su gobierno deben explicar públicamente cuáles son los temas que se discuten y cuáles son las propuestas que realiza el gobierno.
Conociendo la doble moral que ha ejecutado Maduro a lo largo de casi siete años en el poder, el cual ha vendido por cuatro lochas nuestras principales riquezas minerales a las multinacionales extranjeras a la vez que mantiene un falso discurso "anticapitalista", no es de extrañar que en Barbados el gobierno lleve "ofertas jugosas" referidas a nuevas concesiones mineras y petroleras, a cambio de ganar tiempo y permanecer en el poder una mayor cantidad de años.
Otro aspecto resaltante de estas nuevas "mesas de negociación" es que el gobierno de Maduro pareciera no necesitar negociar nada con nadie, ya que según ellos aquí en Venezuela no existen crisis de ningún tipo, los derechos democráticos de la población están garantizados, no existe emergencia humanitaria alguna, los sistemas de salud y educación atienden a toda la población, y tampoco hay migración forzada, pues sólo unos poquitos antipatriotas son los que se han marchado del país. "No hay nada que negociar con la oposición" dice Diosdado en su infame programita de los miércoles. "Las elecciones presidenciales corresponde hacerlas en 2025", dice Maduro una y otra vez.
Entonces, ¿qué carajo es lo que está proponiendo el gobierno de Maduro en Barbados? ¿Se burlan una vez más del pueblo venezolano? ¿Se burlan una vez más de los gobiernos que facilitan esta nueva negociación? ¿Tratan de ganar tiempo buscando aliviar la gran presión internacional que tienen incluso de sus países aliados como China y Rusia? ¿O es que quieren engañar nuevamente a todos al mismo tiempo, a enemigos occidentales y aliados orientales, al pueblo que padece dentro de Venezuela y a los millones de patriotas que han emigrado?
No defiendo para nada a la oposición pitiyanki, sospechosa desde hace rato de estar comprada y al servicio del propio Maduro. Llama siempre la atención que muchas figuras de "oposición extrema" terminan haciéndole el juego al gobierno, proponiendo estrategias que al final atornillan más al madurismo en el poder. Es el caso de extraños personajes como María Corina Machado, Patricia Poleo y varios más. Su oposicionismo extremo encuadra perfecto en el discurso victimizador con el cual el Madurismo se presenta ante la izquierda mundial. Otra cosa muy extraña es que nunca detienen a Guaidó, pese a su constante violación de la "legalidad madurista".
En realidad la distancia ideológica y política entre el madurismo y el imperialismo yanqui siempre ha estado sospechosamente muy cercana. Son hechos objetivos que altísimos cargos del gobierno han terminado saltando la talanquera echándose en brazos del odiado imperialismo yanqui que antes decían combatir. De muestra tenemos al insigne teniente Alejandro Andrade, ex-tesorero de la nación; al también teniente Rafael Isea, ex-ministro de hacienda; a Claudia Díaz, también ex-tesorera nacional; al general Hebert García Plaza, ex-ministro de Maduro; al general Rivero; al general Cristofer (Sebin), y unos cuantos otros que ocuparon los más altos cargos del poder político nacional antes de desertar al imperio y colocarse a su servicio.
Por otra parte, sin necesidad de desertar, muchos de los que siguen ocupando los más elevados cargos del poder han sido fotografiados reiteradamente en vacaciones en Estados Unidos y Europa, disfrutando del cochino capitalismo al cual dicen combatir.
En resumen, esta nueva ronda de negociación nos huele a engaño total y absoluto. Un gobierno farsante que oculta en su falso discurso socialista su vocación dictatorial y antiobrera. Una oposición derrotada en todas sus estrategias que negocia migajas y prebendas. Mensajes contradictorios de uno y otro bando, que dicen que negocian en la mañana y por la tarde llaman a destruir al contrario. Mientras tanto el pueblo venezolano sufre el calvario de la crisis que cada día se agrava sin que la acción gubernamental pueda siquiera estabilizar la debacle que vivimos.
Maracaibo, Tierra del Sol Amada. 13 de julio de 2019.