Nos referimos a la dama cultora de la música como clarinetista que fue detenida por la Dirección de Contrainteligencia Militar, en días recientes, por haber hecho correr a través de sus redes sociales el día 1 de mayo próximo pasado, mensajes cargados del mayor odio por su condición de opositora al actual gobierno Bolivariano y porque, según ella alega, le informaron que la jefatura de la Orquesta Filarmónica Nacional, adscrita al Ministerio de la Cultura, en la cual presta sus servicios como tal, no la incluirá por eso en la nómina de los cargos fijos de la Orquesta, en la cual ha venido actuando como contratada, lo cual nos permitimos ponerlo en duda, pues por la información que manejamos desde hace muchos años y que nos ha dado pie para escribir varias notas que han sido publicadas en estos mismos medios, ese ente orquestal del Estado no es distinto del resto de sus entramados burocráticos en donde, sin que excluyamos a ninguno, más del 95% de sus funcionarios y empleados, son opositores y de ellos son muy escasos aquellos que lo ocultan; en su gran mayoría se declaran furibundos adversarios, primero de Chávez y ahora de Maduro y no vemos que por ello se hayan producido o se produzcan despidos o que se adopten, como política de Estado, decisiones como la que ella esgrime como causante de su inmenso enojo…
Pero bueno, vamos a convenir en que la dama, ya una mujer hecha y derecha, con 26 años de edad, no ha mentido y que, ciertamente, en esa entidad del Estado algún funcionario jefe, por su propia cuenta, haya tomado esa decisión para perjudicarla, lo cual, por supuesto, lo reprochamos, pero que bajo ningún respecto esa arbitrariedad de la cual ha sido víctima, justifica en modo alguno que haya hecho conocer a través del tuiter su gran molestia en mensajes bajo estos términos:
1) "Tengo días sin dormir. Porque de verdad espero leer, en una noche de insomnio, que Maduro huyó, que lo mataron, que lo apresaron o cualquier vaina que me haga feliz" y, el otro,
2) "Esta vaina será Hasta el día que nos arrechemos y entre 100 matemos a unos 10 guardias, colectivos o cualquier mierda de esas que se atraviese".
Que cada quien saque sus propias conclusiones, pero más allá de que alguno que otro sujeto aplauda ese tipo de conductas, sin importarle un bledo que la doctrina religiosa que puedan estar profesando, las condene, es necesario que se tome nota que en nuestro país, por Ley de la República, ese tipo de conductas comportan delito y para ello dicha Ley prevé como castigo la cárcel, de manera que en este caso la compatriota incurrió en el grave error de delinquir y aquí debemos agregar, para quien no lo sepa, que hay una máxima o regla en el derecho que dice: "La ignorancia de la ley, no excusa su cumplimiento" (*)
Precisado el tema y ante la intención manifiesta de sectores de la oposición que han pretendido y lo siguen haciendo en convertir en víctima a esta dama de las "atrocidades" del régimen chavista, la que, como hemos visto, no queda duda alguna de que ha violada de modo flagrante la ley "Contra el Odio, por la Convivencia Pacífica y la Tolerancia" (**), ley esta que es un instrumento que impide que en nuestra Patria se puedan reeditar episodios del mayor horror, como fueron los ocurridos hace relativamente muy poco tiempo, en 1994, en la República de Ruanda, es decir hace 25 años, cuando -por razones políticas- un sector de la población de la etnia Hutus masacró de modo bárbaro, a palo, a machete, a cuchillo, a pedradas, a plomo, etcétera, etcétera, en menos de cien días, entre abril y julio del referido año, a casi un millón de sus hermanos de la etnia Tutsis y la causa de esa terrible matanza fue el odio que se le inoculó a los Hutus a través de los medios de comunicación, para esa fecha aún no existían las redes sociales que hoy conocemos, tal y como lo pudo demostrar la Corte Penal Internacional para Ruanda, la que, por eso, condenó a cadena perpetua a los dueños y a los locutores de la Radio Televisión de Las Mil Colinas, quienes de manera planificada y a través de sus transmisiones diarias, crearon esos monstruos y provocaron tan horrible holocausto…
Ya en libertad la clarinetista, hemos querido enviarle, a modo de mensaje que le será muy útil para que se ilustre acerca de esa espantosa experiencia vivida en ese pequeño país africano, de manera que ello le permita admitir que incurrió en una falta muy grave, el contenido de la breve pero muy explícita entrevista que le hizo un medio español a una de las conductoras estrella del canal de televisión de mayor cobertura del Ruanda de entonces, "Radio Televisión Libre de las Mil Colinas" (RTLM)***, la cual fue condenada por la CPI a cadena perpetua, porque ella fue una de las muchas voces que incitaron a ese odio y que hoy cumple su condena en la cárcel de máxima seguridad de Kigali, la capital de un país muy pequeño de apenas 26.338 km2, mucho menor que nuestro Estado Anzoátegui que tiene 43.300 km2.
La entrevista la hace una periodista de la Revista Española "En Portada" un día de abril de 2014:
"Valérie Bemeriki nos espera en una celda de la prisión de Nyarugenge, en Kigali. Está al fondo del patio. Las ropas coloristas africanas, las que llevan puestas las reclusas y las que están tendidas, le otorgan al recinto un aspecto casi de verbena. Pero no, la cárcel de Nyarugenge tiene poco de festivo. Los días se hacen eternos, la comida es escasa y las presas matan el tiempo haciendo punto o escuchando charlas bíblicas. De las 513 reclusas que malviven allí casi la mitad cumple condena por genocidio.
Valérie tiene la cara gruesa. Va rapada, como todas sus compañeras. La dirección de la prisión no quiere correr riesgos con los piojos e insectos varios. Viste blusa azul cielo con bufanda azul marino. Nos sorprende. Hace mucho calor y su cuello gotea sudor sin pausa. La celda es de ladrillo visto y una cortina a cuadros cubre la intimidad de las literas. Se presenta: "Soy periodista". ¿Dónde trabajó usted? "En RTLM".
Confirmado, la señora que tenemos enfrente es la que escupió por las ondas frases aberrantes para arengar a los interhamwe (literalmente "los que trabajan juntos"), milicias hutus especialmente sanguinarias) y la que desveló los escondites de los tutsis. Los mensajes terminaban siempre con un lacónico: a trabajar.
Los interhamwe sabían que "trabajar juntos" no era otra cosa que abrir cráneos a machetazos.
"Decíamos "están ahí"… y mataban a los niños, las madres, las abuelas, los viejos"
"Decíamos: están ahí… Y en cuanto decíamos eso, los asesinos se dirigían a aquel lugar y asesinaban a todo el que se encontrara por allí. Eso quiere decir que mataban a los niños, las madres, las abuelas, los viejos… A todos." Nos lo cuenta serena, con la mirada recta, sin buscar refugio en el suelo o alguna pared. Y añade: "Me arrepiento mucho, mucho. Y me hace estar mal. Cuando sé de alguien que ha muerto por alguna de mis emisiones, es un golpe muy duro para mí".
En busca de redención
La Valérie que conocimos los del equipo de En Portada es una mujer que inspira cariño. Su voz dulce y bien domada ayuda a darle credibilidad a todo lo que dice. Es atenta, de esas personas que no tienen nada, pero que darían todo lo que tienen por una sonrisa. Los que la conocieron hace 20 años no tienen el mismo recuerdo. La definen como una persona agria y desagradable. Se cuenta que en el tribunal gacaca que la juzgó (una suerte de justicia popular que tiene como base el reconocimiento de la culpa y la petición de perdón) un testigo aseguró haberla escuchado en la radio: "No mates a las cucarachas con una bala. Córtalas en trocitos con un machete".
Charlamos durante casi media hora gracias a su francés impecable. Nos habló de todo, de los dos únicos familiares que le quedan después de haber perdido a diez de ellos, casi todos también asesinados después del genocidio…
Ésa es la otra parte de la historia; de cómo se financiaba la Radio Mil Colinas; de quién les hacía llegar los mensajes más sanguinarios; de cómo de pequeña los profesores le "metieron en la cabeza" el odio a los tutsis; y finalmente de lo bien que lo está haciendo el actual presidente de Ruanda, tutsi Paul Kagame. La entrevista bien podría haber durado dos o tres horas, pero el director de la prisión (estaba presente y es una advertencia necesaria para entender quizá alguna de sus respuestas) ya tamborileaba con sus zapatos en el suelo. Nos habíamos comprometido a una entrevista breve, no más de diez minutos.
Nos despedimos chocando nuestras manos. Con una sonrisa.
Y antes de salir de su celda me lanzó una frase de las que hacen pensar: "Gracias, y si me necesitan, aquí me tienen". Quizá fue un puro formalismo, pero sonó más al deseo de escuchar la palabra gracias, de recomponer su figura, de empezar cuanto antes a resarcir todo el mal que ha causado."
En otra entrevista que le concedió al periodista español (freelance) el mismo año, Jon Cuesta, ante su pregunta de que si estaba realmente de acuerdo con los mensajes que daba en sus audiencias, le respondió Valerie: "Desde que tenía 4 años, en el colegio, nos enseñaban a odiar a los tutsis. Nos decían que no nos querían, que eran nuestros enemigos y que cuando recuperaran el control del país nos exterminarían" y recuerda que "Años después, como presentadora de radio, creía firmemente que estaba haciendo mi trabajo, que tenía que defenderme a mí misma, a mis familiares, a todos los hutus y a mi país".
Notas:
(*) Nuestro Código Civil en su artículo 2 prescribe que "La ignorancia de la Ley no excusa de su cumplimiento" y, por otro lado, el Código Penal en su Artículo 60 establece: " La ignorancia de la Ley no excusa ningún delito o falta".
(*) Texto de la Ley:
(**) Leer este enlace sobre el papel que jugó este medio de comunicación en el genocidio: : http://blog.africavive.es/2019/04/el-debate-sigue-abierto-%c2%bfcual-fue-el-papel-de-los-medios-de-comunicacion-en-el-genocidio-de-ruanda/
