No voy a presentarle a Enrique Dussel porque lo hemos visto muchas veces en Venezuela y seguramente, muchos de los que decidan leer esta nota, han leído parte de su obra. Así que omito intencionalmente, una referencia a su estatus como filosofo de gran alcance en América Latina.
Deseo muy brevemente comentar, un artículo recientemente publicado en La Jornada de México que tiene, por el tema que trata, una importancia fundamental para comprender la necesidad de enderezar lo torcido que viene siendo el comportamiento de los partidos involucrados directamente con el gobierno en Venezuela.
Enrique Dussel reflexiona sobre una versión que circula en México, según la cual, lo necesariamente importante en un dirigente de un partido político es que tenga capacidad de ganar elecciones". Enrique Dussel se encuentra residenciado en Meteco y lamentablemente ha estado en Venezuela por unos días y eso tal vez, no le ha permitido comprender la realidad venezolana, pero ha venido en muchas oportunidades ha colocar su granito de arena sobre la revolución bolivariana. Ha venido en muchas ocasiones a Venezuela a fortalecer, lo que él estima no debe ser la situación de México y en ninguna otro país.
Nuestra historia partidista es mucho más cruda que la situación que comenta Dussel de México. No estamos nosotros involucrados con dirigentes políticos que se meten en una lucha por ganar espacios electorales y ganar elecciones. Si ese fuese el caso, tendríamos entre nosotros un salto cualitativo. No existe concretamente en la revolución venezolana, la figura de un dirigente político en el sentido en que este término se ha institucionalizado. Hay si, un partido que saca personas y las postula a cargos de representación popular, pero este partido está remotamente muy lejos de ser una comunidad ético política, en los términos que lo establece Enrique Dussel. El plomo que llevamos en las dos alas es doblemente pesado. Falta un partido que se muestre efectivamente, como una comunidad ético política y falta además, la condición (no ideal) de un dirigente político capaz de ganar elecciones. No tenemos ni lo uno ni lo otro.
Dussel, tiene la siguiente idea, respecto a lo que debería ser un partido político: "En este caso el partido político no es sólo ni primeramente una maquinaria electoral, sino una comunidad ético-política de ciudadanos aptos para gobernar delegadamente con poder obediencial al servicio de un pueblo " Lamentablemente no tenemos en la revolución una cosa así tan bonita y necesaria. (El subrayad es mío) https://www.jornada.com.mx/2019/09/29/opinion/015a1pol
Dussel confronta duramente, la idea o tesis de "un burócrata que se ocupe en ganar elecciones". En nuestro caso, no hay ni siquiera esta especie de bicho. Hay una comunidad que dejó de ser ético-política. Su papel es sacar tipos de alguna parte del país y esa comunidad (partido), que no ético- política, les gana las elecciones.
Estamos muy lejos todavía de la figura que usa Dussel para plasmar su visión de un dirigente político. Lamentablemente Dussel, en Venezuela y más concretamente en la revolución, no hay dirigente con "olor a pueblo". Es en el mejor de los casos, un dirigente administrativo que se escoge en Caracas y luego viene alguien desde caracas a presentarlo. Tal vez tenga un fresco olor a bulgari, pero no a pueblo.