Prieto Figueroa avaló que despojaran a Uslar Pietri de su casa y que un militar chileno montara una lavandería en su biblioteca

En otros artículos he comentado sobre la extraña fascinación de los educadores chavistas con el adeco Luis Beltrán Prieto Figueroa (por ejemplo: https://www.aporrea.org/actualidad/a15961.html). Prieto Figueroa no solo no desarrolló ninguna idea original en educación, sino que fue un colaboracionista de la burguesía y nunca dejó de ser adeco. Su ruptura con AD no fue por discrepancias políticas de principios sino porque simple y llanamente no lo escogieron como candidato a la presidencia. Además, Prieto Figueroa apoyó desde la presidencia del congreso nacional la represión brutal de la AD contra dirigentes de izquierda. Este líder educativo de AD nunca ocultó sus sentimientos anticomunistas y su rechazo a las revoluciones. Podemos decir que su actuación política no fue nada educativa, y hasta es un mal ejemplo para los jóvenes revolucionarios. Pero Prieto Figueroa no solo guardó silencio cómplice ante la persecución de militantes de izquierda durante la IV República, sino que desde los primeros cargos que ocupó en el gobierno persiguió a sus oponentes políticos. Emblemática es el caso de la participación de Prieto Figueroa en la persecución de funcionarios del gobierno del general Medina Angarita.

El 18 de octubre de 1945 AD participó en un golpe de estado que derrocó al gobierno del presidente general Medina Angarita. De esta manera AD llegó por primera vez a convertirse en partido de gobierno. Los golpistas capturaron en Miraflores a varios miembros del derrocado gobierno entre los que se encontraban el propio presidente y Arturo Uslar Pietri. Comenta Luis Beltrán Prieto Figueroa que: "(…) Al Dr. Uslar Pietri y a López Contreras los mandamos presos para la Escuela Militar" (p. 49). Una vez instalada la Junta de Gobierno se desató una campaña de persecución contra los miembros del gobierno de Medina, por haber supuestamente cometido delitos de corrupción. La Junta de Gobierno, de la cual era miembro Prieto Figueroa, designó a Rafael Caldera como Procurador General de la Nación y dictó un decreto creando el Tribunal de Responsabilidad Civil y Administrativa, como señala el mismo Prieto Figueroa: "a fin de juzgar a los acusados por peculado" (p. 50). Arturo Uslar Pietri fue uno de esos políticos sometidos a juicio extraordinario y resultó sentenciado culpable de corrupción. Alfredo Peña le preguntó a Prieto Figueroa sí estaba de acuerdo con esos juicios extraordinarios, a lo cual respondió: "¡Cómo no voy a estar de acuerdo! Yo fui quien redactó el decreto que los estableció." (p. 50). Sobre el caso particular de Uslar Pietri, Peña le comentó los hechos siguientes: "Al Dr. Uslar Pietri lo declararon culpable. Le quitaron su casa que era un patrimonio bien habido. En la biblioteca del prominente escritor, un coronel chileno, traído a Venezuela como instructor de la policía, instaló una lavandería" (p. 51). Y le preguntó a Prieto Figueroa si eso le pareció justo, lo cual justificó de la manera siguiente: "Quizá contra Uslar haya actuado como un factor influyente el hecho de que fuera un personaje tan decisivo en el Gobierno de Medina" (p. 51). Y se lava las manos afirmando que: "(…) puedo asegurar que ningún miembro de la Junta Revolucionaria de Gobierno intervino en su juicio. Lo digo con plena responsabilidad. Hubo errores, no hay duda. Hay otra persona que, en mi opinión fue también injustamente condenada: Me refiero al Dr. Toledo Trujillo. Lo conozco: somo masones de una misma Logia. Fue sentenciado sin razón alguna. Yo sabía eso, pero me mantuve siempre sin intervenir ni en favor ni en contra de dichos juicios, por razones de principios" (p. 51). ¿Cuáles principios? Cómo que no estaba a favor si el mismo ya había afirmado, en la misma entrevista, que había redactado el decreto que los estableció. Lo cierto es que Prieto Figueroa avaló por omisión, según él, y por acción, por ser parte del poder político instaurado después del golpe de estado y redactor del decreto que hizo posible esos juicios extraordinarios, actos injustos en contra de sus oponentes políticos.

Todas las citas son tomadas de: Peña, A. (1978). Conversaciones con Luis Beltrán Prieto Figueroa. Caracas: Ateneo de Caracas.



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Julio Mosquera


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