Los pueblos de América Latina y el Caribe han sido víctima de constantes agresiones imperiales durante mucho tiempo. Sobre todo la República de Cuba, que fue sometida a diferentes atentados de magnicidio contra el comandante Fidel Castro, invasiones militares, actos terroristas, operaciones psicológicas, guerra comunicacional, guerra de todo tipo, bloqueo económico, comercial, son algunas de las tácticas y estrategias de agresión ejecutadas contra la isla caribeña durante las últimas seis décadas. El extraordinario esfuerzo imperial para asfixiar y destruir el proceso cubano con estos mecanismos de terror, ha evidenciado su determinación para impedir que la revolución cubana avance y logre sus objetivos.
No han podido romper la dignidad de ese pueblo valiente que ha luchado desesperadamente para fragmentar el cerco de opresión y chantaje. Los Estados Unidos siguen trazando y aplicando nuevas técnicas y modalidades de injerencia, intentando fracturar su entereza y disposición que siempre ha caracterizado a Cuba.
El siglo XXI trajo nuevos desafíos para el imperio estadounidense, con sus objetivos puestos en el otro lado del mundo, invadiendo, robando, masacrando pueblos, no vieron con precisión el florecimiento de las revoluciones por toda América Latina. Subestimaron las capacidades de los pueblos, y la visión de sus líderes. Cuando se dieron cuenta, ya Venezuela había tomado un camino irreversible, y las raíces de la Revolución Bolivariana estaban extendiéndose por todo el continente. La semilla de la esperanza, la dignidad y liberación que Estados Unidos intentó contener en Cuba está surgiendo por toda la región. Los pueblos se están levantando, la llama de la libertad soberana estaba prendida de nuevo. No hay marcha atrás.
El golpe de estado en Venezuela en 2002 fue la primera señal del retorno de la garra imperial de Estados Unidos en América Latina. La Casa Blanca, el pentágono siempre han mantenido un alto nivel de intervención en la región para asegurar su dominación, pero con la excepción de Cuba, durante los años previos al inicio de la Revolución Bolivariana en Venezuela había cierta seguridad de la política y la soberbia hacia el Sur. El modelo neoliberal y la democracia representativa fueron efectivamente impuestos por Estados Unidos en casi todos los países latinoamericanos durante mucho tiempo. Y cuando Venezuela dijo no más hasta aquí, parafraciando una música de las isla caribeña llegó el Comandante Chávez y mando a parar, se desató la furia imperial y respondieron como solo ellos saben.
Durante el inicio del siglo XXI, empezaron a mover sus piezas internas, aumentaron el financiamiento a los partidos políticos y las organizaciones no gubernamentales que promovían su agenda en territorio venezolano, por otra parte movieron sus agencias financieras de Estados Unidos establecidas para realizar gran parte del trabajo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), pero con una fachada legítima, ampliaron su presencia por toda América Latina. La Agencia del Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID) y la National Endowmentfor Democracy (Fundación Nacional para la Democracia) (NED) quintuplicaron los fondos entregados a sus aliados en Venezuela.
De acuerdo a documentos, sólo en Venezuela, invirtieron más de 50 millones de dólares en ese tiempo para alimentar a los grupos de la oposición, promoviendo adicionalmente la creación de más de 400 nuevas organizaciones y programas para filtrar y canalizar esos fondos. Washington tenía entrada directa dentro de Venezuela, y así comenzaron a ampliar las redes de penetración e infiltración dentro de las comunidades populares, intentando debilitar y neutralizar a la Revolución Bolivariana desde adentro. En los actuales momentos han logrado parte de sus intenciones con el robo de los activos líquidos que la República Bolivariana tiene en el exterior.
Pero ellos no han sido complaciente frente a la integración latinoamericana. Henry Kissinger dijo una vez que si Estados Unidos no podía controlar a América Latina, "¿cómo iba a dominar al mundo?" La integración y la unión de los pueblos significan su liberación y su soberanía del poder imperial que les ha dominado desde la conquista. Mientras la unificación se fortalece, la agresión imperial aumenta.
Las palabras de Kissinger nos indican la razón detrás de esta escalada de agresiones. Si ya no dominan al sur de su frontera, ¿cómo mantendrán su dominación mundial? En un mundo multipolar, no hay imperios. La integración latinoamericana significa la decadencia del imperio estadounidense, y ellos jamás y nunca la aceptaran.
Rememorando un poco el pasado que no hay que olvidarlo, durante los días del 17 al 19 de abril del año 2009. Se dio inicio La Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, con la participación de los 35 estados latinoamericanos, el cual se puede catalogar como la reunión de jefes de estados de los países de américa, con la principal función de tratar temas diplomáticos y comerciales de importancia continental, pero más que todo tenía otros principios que era tratar de implementar el Área de Libre Comercio para America (ALCA), para ese momento, la reacción de la mayoría de jefes de estados, frente a este perplejo representante del imperio no fue bien recibido, fue más que todo emocional. Porque de haber escuchado bien el discurso de Obama en la Cumbre, sus intenciones imperialistas eran obvias. Llamó a olvidar el pasado, diciendo claramente "no vine a debatir el pasado", y reprendió como todo un rey aquel que se quedaba, según él, "aferrados" en el pasado.
Esto nos dio una idea de la prepotencia como actúa el imperio, es decir una actitud típica de los Estados Unidos: cometer toda clase de crueldad hoy, y mañana decir que hay que olvidarlo. Porque, según la lógica imperial, sin olvido no hay progreso. Claro está, porque si recordamos todas sus atrocidades que cometieron y siguen cometiendo, nosotros por dignidad de pueblo bolivariano no podemos seguir permitiéndolas, en otras palabras está prohibido olvidar. Para nosotros, sin memoria no hay futuro.
Más sencillo imposible, siempre mostrando la arrogancia que los caracteriza, creyéndose él mandamás del planeta, el policía del mundo, el que dirige las operaciones y trata de acomodar todas sus pretensiones, declaro ante la prensa internacional a su salida de la cumbre, que su objetivo era "recuperar el liderazgo y la influencia de Estados Unidos en América Latina". Más claro no canta un gallo. Y la secretaria de Estado Hillary Clinton, respondiendo a una pregunta de la prensa en camino a la cumbre, sobre si su administración consideraba a América Latina importante, exclamó: "por supuesto, ¡es nuestro patio trasero!"
Entre otras cosas, se debe tener presente que la expansión militarista imperial, a través del acuerdo militar con Colombia, nos hace pensar diferente, y sabemos de antemano cuáles son sus planes, y ahora también con Panamá para ocupar dos bases navales en la costa del pacífico, ya es por demás impresionante, ahora nos presionan con el Comando Sur, a pocas millas de las costas venezolana. No existe explicación para una presencia militar tan grande sus intenciones son nefasta, la finalidad de sus objetivos es asegurar su dominación y control sobre los recursos estratégicos en esta región. Si es necesario utilizar la fuerza lo harán.
No existe ninguna duda sobre sus soberbia, durante los últimos años en Venezuela, desde el golpe de estado en 2002, el secuestro del presidente Arístides de Haití en 2004, el golpe institucional en Honduras contra el Presidente Manuel Zelaya, el derrocamiento de Evo Morales, el enjuiciamiento sin causa justificada de Lula Da Silva las intervenciones en los distintos procesos electorales en la región, las guarimbas en la República Bolivariana de Venezuela, desde 2014 hasta el 2017, el desconocimiento de las Instituciones Democráticas, la imposición del presidente interino, algo nunca visto en los anales de la historia en el mundo, la presión que ejerce en varios países que le sirven de satélites para presionar tanto diplomáticamente como comercialmente, donde presidentes, jefes de gobiernos, primeros ministros, tanto de Europa como de la región, el cartel de lima, se arrastran por intereses mezquinos, el Comando Sur amenazante, la conchupancia con una oposición apátrida, sucia y pervertida, el impresionante despliegue militar, evidencia que el imperio está a la ofensiva de nuevo. Pero más allá de la declaración palmaria de esta agresión, que busca contrarrestar los procesos de cambio revolucionario, existen pruebas contundentes con la llegada a Colombia, de 800 marines de las fuerzas especiales, ubicados en cuatro municipio colombiano, Córdoba, Catatumbo, Nariño y Arauca, este último al lado del estado apure, que pueden ser más, pero que lastimosamente podemos decir que Colombia es una estrella más en la bandera de los estados unidos, como se han humillados sus presidentes desde el inicio del siglo XXI, sirviendo de puente para una escalada de violencia en nuestra patria. Nuestro Presidente y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Nacional Bolivarianas, ordeno el despliegue de la Milicia Costera, estamos claro que ellos no se van a quedar tranquilo, no van a perdonarnos la valentía del presidente de Irán Hassan Rohani, de enviarnos las embarcaciones con gasolina, ni la derrota con sus mercenarios el pasado 3 de mayo, están heridos con la derrota en Irak, y eso lo hace más peligrosos, no hallan que hacer están apuntando hacia el Sur con su gran poder militar, diplomático, económico y comunicacional. Pero repito no podrán ni hoy ni nunca doblegar al pueblo de Venezuela, nuestro ejército libertador, la patria de Bolívar y Chávez. Hasta la Victoria Siempre, Viviremos y Venceremos.