La mortadela en Anzoátegui, Raca-Raca, José Angel Ciliberto y Blanca Ibañez

Conocí por lados de la Aduana en Barcelona a un adeco de base (secretario de organización), que tenía por apodo Raca-Raca. Verlo cerca de donde estuvo una arepera (al lado del instituto estadal de la vivienda) era como encontrarlo en su oficina. Desde ese lugar, Raca-Raca despachaba las órdenes para retirar planchas de zinc, adobes. Piedra picada y cemento, que luego los afortunados iban a retirar a la sede de Dimo o a una ferretería contratada para el negocio de compra de votos. Raca-Raca debe de estar viejito. Intentaré buscarlo para ofrecerle mis disculpas por tenerlo en esa época, como un comerciante de votos y voluntades. Equivocadamente, ASÍ le decimos a esta práctica.

En aquella época cuestionaba esta práctica clientelar de ganar votos y "construir" liderazgo. En ese momento se le llamaba compra de voluntades y conciencia. El "político" tomaba ventaja de las necesidades de las personas y así, AD lograba ser mayoría en el congreso, en las gobernaciones y los consejos municipales.

Creía muy erróneamente, que ese acto de comprar voluntades era tramposo y una de las expresiones miserables de AD. Ahora no. Debo reconocer que estuve equivocado. Mi equivocación era una manifestación más de una equivocación general de toda la izquierda que combatía esta práctica clientelar de jugar con las necesidades de la gente humilde y pobre. Esto lo juzgo ahora a partir de los valores que nos impone la "revolución". Comprar, hasta la conciencia, es un acto natural que entra en el mundo de la oferta y la demanda. Una conciencia vale hoy una mortadela y ayer un saco de cemento.

No muy lejos en la memoria de toda la izquierda hoy, está el caso de José Angel Ciliberto, Blanca Ibáñez y otros destacados dirigentes de AD. La gente de izquierda debe acordarse, que Ciliberto (el de los jeep) fue uno de los pocos adecos que estuvo preso por haber comprado estos carros rústicos para hacer campaña electoral en los cerros con recursos del presupuesto nacional.

Los que militamos en la izquierda o todavía estamos en esta ruta o este lado de la política, deberíamos acordarnos que celebramos una decisión de la justicia, que por lo general se hizo totalmente la loca durante la IV. Acordémonos de esa equivocación de Ciliberto y que en aquella época, la consideramos – erróneamente- como una decisión justa de la justicia. Digo equivocación hoy, porque el caso de la mortadela en Anzoátegui me obliga a entender, por las "razones" que vengo leyendo, que comprar votos y conciencia es una acto normal, bueno y hasta valiente. Si hoy la "revolución" la práctica, cuál es el peo. ¿Por qué era malo?

El Tribunal Superior de Salvaguardia del Patrimonio Público venezolano que tenía competencia en este asunto, ordenó injustamente -creo hoy- la detención varios altos funcionarios públicos adecos y entre ellos estaba el ministro José Angel Ciliberto y creo recordar, que también estuvo la Sra Blanca Ibañez, aunque luego pudo salir ilesa de esa situación.

Hay que recordar como la izquierda de entonces y sus humoristas cuestionaron esa práctica. Esto pasó luego de año y medio de haberse presentado la denuncia. Los Jeep se usaron en la campaña electoral de 1988.

En estos casos de los Jeep, también la izquierda estuvo equivocada. Digo ahora que esto fue una gran equivocación porque recientemente conocimos el caso de las bombonas de gas en el centro del país y en Anzoátegui supimos del caso de la mortadela y de los pollos. Un candidato posó libremente distribuyendo mortadela. Al principio recibió un regaño, pero luego las cosas se sinceraron y leí por ahí en las redes sociales, que el camarada de la mortadela era un valiente revolucionario y ahora hay que arrepentirse y reconocer, que lo que hacia AD y Copei era política y moralmente bueno.¿Si? Es la misma salsa.

Creo entonces, que el país está en deuda con José Ángel Ciliberto por el caso de los Jeep y debemos moralmente indemnizarlo. Reconocerle que pudo equivocarse pero al final, fue un acto tan valiente, como el acto de la mortadela y los pollos.

Si vamos por esa vía que parece muy "interesante", lamentaremos todas las divisiones de AD y veremos que AD no está muerta. Una parte anda por ahí rojita, otra en manos de Bernabé y otro poquito en manos de Ramos Allup.



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Claudio Dominguez


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