Vengo insistiendo desde hace tiempo y por distintos medios, que este es un gobierno con claras tendencias neoliberales –aparte de corrupto e inoperante-. Durante años se han quebrado y desmantelado los activos del Estado con un solo fin: subastarlos a los empresarios cercanos y a los nuevos "socialistas neoliberales" del partido. Y digo subastarlos por decencia, pero se los van a repartir.
Debemos entender que la ley anti-bloqueo abre una nueva etapa en la vida social venezolana. Constituyendo de facto la expropiación al pueblo más traumática y vil nunca antes vista. En Venezuela hoy sobrevive el más fuerte, es mentira que el Estado usa su aparataje para amortiguar el efecto de la crisis. Darwinismo social, le llamamos en las ciencias sociales.
Wilhelm Reich explicaba en "psicología de masas del fascismo" que las vanguardias anti-obreras y fascistas hurtaban la simbología de los movimientos socialistas y se mimetizaban con el pueblo para lograr sus objetivos. El madurismo es el mayor esquema ponzi de la historia política venezolana, no solo por los elementos de su gestión, sino porque pragmática y semánticamente sentenció al fracaso cualquier discurso que en la práctica real apele al bolivianismo o socialismo hoy por hoy. Y eso la izquierda no lo ha sabido cuantificar aún con claridad.
La lectura del momento exige dos elementos que creo esenciales para entender hacia dónde vamos. El primero es asumir que la naturaleza del gobierno es el liberalismo económico –políticas salariales indignas, persecución de sindicalistas, ir al FMI, privatizaciones, desmantelamiento del Estado-nación, pérdida de la soberanía y creación de una nueva clase de nuevos ricos "socialistas"; todo esto mientras habla de soberanía. Por otra parte, tener claro que la situación de los servicios públicos, aunque sean privatizados no va a mejorar del todo por una razón muy sencilla, los militares que manejan el monopolio de la fuerza resultarían certeramente afectados si el suministro de combustible se normaliza, o si dejan de cobrar en divisas por dar salvoconductos a civiles, por ejemplo. Y lógicamente un gobierno que se sostiene y legitima con la fuerza de las armas, no puede poner en situación desventajosa a los hombres de las armas.
Como no pueden proclamarse abiertamente anti-soberanistas al estilo VOX, porque es el único recurso retórico válido, mantienen el discurso, pero en la "real politik" crean la ley más entreguista y turbia de nuestra historia. Esto que llaman ley anti-bloqueo, que en principio, su objetivo no es romper con las sanciones; primero porque una ley de una nación no deja sin efecto una ley de otra nación; y en segundo lugar, porque esta ley es el recurso jurídico que sienta las bases del experimento neoliberal más salvaje que hayamos visto, mucho más que la apertura petrolera, o los paquetes de CAP y Capriles respectivamente. Algo parecido a la Perestroika.
Perestroika y Gálsnost son los nombres que recibieron en la Unión Soviética a una serie de reestructuraciones económicas y sociales, que terminaron por desmantelar el Estado obrero soviético y darle paso a la nueva era neoliberal pensada desde los sectores reaccionarios del partido comunista, en aquel entonces.
El arquitecto del proceso fue Alexandr Yákovlev, quien planteaba una vuelta mesurada al capitalismo para oxigenar a la economía soviética sin perder de vista el objetivo central de la revolución bolchevique. Antes de eso, Vietnam y China habían hecho algo parecido.
Y ojo, son necesarias libertades económicas y revertir muchas expropiaciones que nunca dieron frutos. El asunto es que Maduro eligió el peor camino para cambiar de modelo, el de la entrega de los activos estratégicos de la nación y con ellos parte de nuestra soberanía para dar oxígeno a su aventura autoritaria. En nuestro caso: el miedo, una emoción primaria controlada por el sistema límbico –instintivo y reactivo-, que motiva al gobierno a vender el país si es necesario, por el miedo que genera la pérdida del poder. El miedo nos lleva al fascismo, siempre ha sido así. Está siendo así.
Se convierte así la ley antibloqueo en el artilugio que sienta las bases de una nueva situación, signada por el hundimiento de la brecha entre clases sociales, es decir el cada vez rico más rico y el pobre más pobre. Así como la dramática pérdida de peso del Estado en la economía, lo cual parece bueno, pero no lo es porque los procesos para llegar a ello son turbios y acomodaticios. Hablamos de un neoliberalismo ramplón que no tiene una proyección clara, que solo da cabida a nuevas mafias y que va a seguir profundizando la crisis, pero con nuevos métodos. Los métodos tradicionales de la extrema derecha.