Las noticias sobre los acontecimientos políticos ocurrido en los últimos días en Surámerica dan como para escribir un libro. Sin embargo, no es lo que pretendemos en esta ocasion. Eso sí, no los dejaremos pasar por alto sin intentar analizarlos y relacionarlos con lo que ocurre en nuestro país.
El MAS arrasó en Bolivia y la derrota de la derecha en Chile fue aplastante.
Esas dos victorias de la izquierda dejan muy mal parada a la derecha venezolana y a su líder Juan Guaidó, quienes pretenden deslegitimar las elecciones del 6D no participando y esgrimiendo el manoseado argumento de "no hay condiciones"
Ni remotamente la dictadura boliviana y el gobierno heredero de Pinochet ofrecían mejores garantías y condiciones que el sistema electoral venezolano.
En los dos casos quedó demostrado que para ganar lo que se necesita fundamentalmente es pueblo.
La postura de la derecha venezolana es totalmente ridícula si se le compara con la de un MAS que participó a pesar de que todo lo controlaba un gobierno de facto que ya les había desconocido su victoria; de un toque de queda; de una represión bestial y una nueva participación de la OEA (Almagro incluido).
Lo propio ocurrió en Chile. A pesar de las violaciones de los DDHH, de una campaña mediática atroz contra la aprobación y de un gobierno claramente fascista, el pueblo logró una victoria que evidencia lo antes dicho: lo que se requiere es pueblo.
De manera que es en la ausencia de votos, carencia de maquinaria electoral y falta de liderazgo donde hay que buscar la postura de Guaidó y su banda.
Leopoldo Lopez se fugó a España
¿Puede alguien pensar que si la derecha venezolana tuviese aunque sea una remota posibilidad de derrocar al gobierno de Nicolas Maduro, Leopoldo se habría ido?
Con un monigote (léase Guaidó) desgastado, con una derecha fraccionada, con una OEA desprestigiada y a la que nadie le creerá que hay posibilidad de fraude electoral y con la posible derrota de Trump que los obligaría a comenzar un nuevo lobby con la Casa Blanca, lo mejor que podía hacer Leopoldo era picar cabos.
La posición de México en la OEA es otro hecho a considerar. Sin duda, es un freno a las aspiraciones de la derecha.
Ya México habló y habló claro. Se niega a que la OEA siga siendo usada facciosamente por Almagro y EEUU.
Aunque algunos no lo crean esa posición de México, encuentra respaldo en el continente y no le conviene a los gringos provocar una ruptura en la organización.
Por ello se prevé un escenario menos conflictivo contra Venezuela y, por supuesto, menos parcializado hacia la derecha.
Dicho lo anterior, se puede concluir que la derecha venezolana está cogiendo más palo que una gata ladrona y a partir del 6D puede ser peor