Vannesa Rosales es feminista, defensora de los derechos de las mujeres, maestra y trabajadora social en la comunidad de Pueblo Nuevo, una comunidad de escasos recursos en el centro de la ciudad de Mérida, en Venezuela. Actualmente se encuentra detenida y está acusada de brindar información y medicamentos para una interrupción de un embarazo a una joven de 13 años que había sido abusada sexualmente.
El 12 de octubre de 2020, funcionarios del Cuerpo Venezolano de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) allanaron la casa Rosales, la detuvieron y la trasladaron al Centro Penitenciario de Mérida, donde desde entonces permanece incomunicada en un área aislada. El 22 de diciembre de 2020, los abogados de Vannesa interpusieron un amparo constitucional ante la Corte de Apelaciones de Merida. En el amparo solicitaron a las autoridades que cumplan con los derechos y garantías constitucionales, en particular que se le permita quedar libre en espera de cualquier proceso judicial en su contra, y que enfrente cargos solo por sus acciones, no por su defensa de los derechos de la mujer. Sin embargo, el juez asignado calificó la solicitud de la fiscalía con base en la militancia de Vannesa por la despenalización del aborto, y la acusó de los delitos de, aborto asistido a terceros sin consentimiento, asociación para delinquir y asociación ilícita, impidiéndole finalmente ser juzgada en libertad en tanto que la pena imputada supera los 4 años.
La sociedad venezolana ha llegado al punto en el cual, o continúa desbarrancándose como consecuencia de la acción de las relaciones sociales que la dominan, o busca una salida fuera de ellas. En el campo del género, las relaciones capitalistas se apoderan de y generan ideologías y estructuras sociales que provienen del nacimiento mismo de la sociedad de clases. En particular, el patriarcado es adoptado y adaptado a las necesidades de la dominación de clase. Esta estructura le permite dividir a la clase obrera y establecer mejores condiciones de explotación general sobre todo el proletariado y, en particular, sobre las mujeres obreras. Por eso, no es casual que el chavismo no solo se niegue a legalizar el aborto sino que persiga a todas aquellas compañeras que le hacen frente a esta realidad.
Ya lo hemos dicho mil veces: mientras vivamos en una sociedad que se lava las manos frente a un problema fundamental como es el de la reproducción social y lo deja como una responsabilidad individual de las mujeres, nosotras somos quienes decidimos si queremos hacernos cargo o no de llevar adelante esa tarea. El feminismo es internacionalista y nuestro objetivo es la emancipación de toda la humanidad, por eso exigimos la libertad para la compañera Vannesa Rosales