La llama bicentenaria recorre el país y el pueblo sabe y es consciente que no es solo simbólico sino que despierta en cada uno de los venezolanos patriotas que sentimos hasta en nuestras viseras un amor profundo, inigualable, espiritual, que brota, reposa la alegría y el sentimiento patrio, reconociendo esta misma como la madre inigualable, es la soberanía, es la independencia, es la dignidad que acrisola el fuego bicentenario, gritando una y millones de veces al yugo español o a cualquier yugo o imperio que pretenda soslayar su bota en nuestro territorio qué conocerá la furia patria.
Todos hoy más que nunca, unidos monolíticamente, gobierno, pueblo, fuerzas armadas, movimientos sociales, estamos claros que la patria ni se vende ni se negocia, sino por el contrario; se defiende cueste lo que nos cueste, el pueblo está consciente del momento histórico que vivimos y no será en nuestro tiempo que se perderá la patria. Que nadie lo dude, esta llamarada bicentenaria sigue en su esplendor, su fuego es eterno como los dioses y se acrecienta por aquellos que dieron todo por la patria, en estos tiempos de pandemia son muchos los hermanos patriotas que perdieron sus vidas a causa del Covid-19, una pandemia mundial que no salió de la nada, sino, que fue producto de las manos diabólicas que controlan parte del mundo, y que a cambio de seguir acrecentando su poder y sus recursos terminan robando la vida de millones en el planeta.
En el caso venezolano siempre nos duele y nos va a doler la pérdida de un patriota o de cualquier hombre y mujer que pierda su vida, el bien más preciado, pero también hay que decir, que hemos perdido hombres y mujeres invaluables, nos duele profundamente, por eso es que la llama bicentenaria debe avivar la conciencia de lo que esta experimentando las sociedades en estos tiempos, el patrimonio más grande que tiene el pueblo venezolano no es el petróleo como muchos creen, no son los minerales, no son nuestras riquezas, sino son la moral y la conciencia, esa conciencia libertaria que inicio con José Leonardo Chirinos, con Miranda, con el padre Libertador Simón Bolívar, con el maestro de maestros Simón Rodríguez, con Ezequiel Zamora y su grito de tierra y hombres libres, con un Chávez del por ahora y para siempre, y como dijera el hermano Nicolás, yo me la juego con el pueblo, es la doctrina de la libertad, la igualdad, la justicia social, la paz, son los derechos irrenunciables de una sociedad que decidió ser libre, es la integridad territorial, la autodeterminación de la nación, esa es la llama bicentenaria la que recorre la nación, la que despertara a nuestros pueblos hermanos de Suramérica, Latinoamérica y al mundo, nadie podrá apagarla, mientras que la llama encienda la conciencia y el corazón de los que decidieron ser soberanos. No finalizara el 24 de junio de 2021 en el Campo de Carabobo, como parte del acto del Bicentenario de la Batalla de Carabobo. Si no seguirá en nuestros corazones, en la conciencia con el pueblo que está entre los héroes de la Patria que conjugaron los deseos de libertad de Venezuela y se convirtió en la génesis de un proyecto revolucionario que vive hoy en nuestro presente y se proyecta en el futuro para vencer.
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