El camión de piedras que llevó Nicolás a México

Sabiamente no lo usó, ahí está el equilibrio del que hace honor el presidente Maduro, de gran estadista, de la altura que merece Venezuela, puesta en la escena mundial por Hugo Chávez, como me recuerda muy bien el amigo secreto Diogenes.

¿Por qué se llevaría Nicolás ese camión de piedras a la reunión del CELAC? Pues les aseguro que cada una de esas piedras se la dimos, una a una, cada persona, cada venezolano que está sufriendo las consecuencias de las desquiciadas políticas del norte.

Claro que México es ahorita mismo un país aliado, amigo, consciente y dirigido por un gobierno que gira cada vez más a la izquierda, como bien asegura la periodista Alina Duarte en su programa Sin Censura de este domingo.

¿Entonces a quien iban dirigidas esas piedras?

Obviamente, luego de ver los hechos, yo les hubiese tirado esas piedras a los presidentes de Paraguay y Uruguay, de quienes yo tampoco conozco los nombres, pues de personas de esa calaña, de esa bajeza política, llenas de tanta miseria, no merecen ser recordados ni sus nombres pues quedarán en el basurero de la historia.

Como declaró el presidente Maduro, la propuesta de reunirse para aclarar diferencias, más bien para que entiendan los imbéciles que son, al seguir lacayos y dependientes de Estados Unidos, quedó en el tapete. Como también sigue pendiente la deuda de trescientos millones de dólares que Paraguay le debe a PDVSA.

Estaban presentes los representantes de los países que conforman el CARICOM (COMMONWEALTH), la Comunidad del Caribe, y leo que sus objetivos son elevar el nivel de vida y trabajo de las naciones de la región, acabar con el desempleo y sustentar el desarrollo económico.

Para ellos seguramente estaban destinadas muchas de esas piedras, puesto que Guyana es la sede, y todos conocen que Venezuela, en su época de bonanza, cuando era Hugo Chávez quien se encontraba al frente del proceso bolivariano, "ha demostrado solidaridad incondicional en momentos en los que sus vecinos del Caribe han atravesado situaciones de dificultad", según reza un comunicado de la cancillería de enero de este año.

Empezando este año, Venezuela se vio obligada a emitir un comunicado al declarar como actos impropios los que se desarrollaban como ejercicios militares conjuntos en aguas "contravertidas", muy cercanas a las aguas jurisdiccionales de Venezuela, y donde empresas trasnacionales como la Exxon Mobile, feroces depredadores del ambiente, tiene intereses económicos y están siendo respaldados por Guayana y avalados por el Caricom.

Pero más recientemente, hace apenas pocos días, aparece otro comunicado del Caricom en rechazo a los acuerdos de Venezuela en México, en lo que respecta a acordar con la oposición que está ahí sentada, que el Esequibo es nuestro y debe ser defendido en las instancias que corresponda, no en la Corte Internacional de Justicia.

Nicolás Maduro le vio la cara a los gobernantes que forman parte de ese bloque Caricom, recordándolos cuando Venezuela les vendía el petróleo barato, con todas las facilidades posibles, ejerciendo la mejor de las solidaridades que se espera entre países hermanos.

Y en vez de apoyar, o al menos callar, sobre estos difíciles acuerdos en curso, ¿qué hace el Caricom? declarar que "la Comunidad del Caribe reitera su firme e inquebrantable apoyo al mantenimiento y preservación de la soberanía e integridad territorial de Guyana".

Apreciados lectores, no sé cómo lo comprenderán ustedes, pero si el documento menciona la INTEGRIDAD TERRITORIAL de Guyana, para mi, más claro no canta un gallo de que están incluyendo al Esequibo dentro de esa integridad territorial.

Pero por si hubiese dudas, como lo manifiesta Diogenes, al cual ciertamente hay que escuchar, el Caricom sí está apoyando que se sigan resolviendo las diferencias en la Corte Internacional de Justicia. Cuando sabemos que Venezuela no reconoce la jurisdicción, ni la competencia, de esa institución sobre sus asuntos. Y apuesta por una solución pacifica con Guyana, pidiendo se respete el acuerdo de Ginebra de 1966.

Apreciados lectores, no es juego. Como estuvimos analizando en el grupo de alumnos de desde donde sea, el Esequibo equivale al territorio de los estados Zulia, Falcón, Lara, Portuguesa, Trujillo, Mérida, Yaracuy, Nueva Esparta y toda la región insular. Básicamente, es más de tres veces el territorio continental de Costa Rica, dos veces Panamá, o las superficies terrestres de Nicaragua y El Salvador juntas. Casi 160.000 kilómetros cuadrados al oeste del río Esequibo, lo que supone casi dos terceras partes de la antigua colonia británica.

De tal manera que todos estos señores del Caricom andaban por la CELAC, por ahí, tranquilos y campantes, y mucha razón tiene María Alejandra Díaz, quien sigue minuciosamente este tema, al llamarlos desagradecidos. Pues añado, en los momentos de dificultad, como estamos pasando ahora mismo, es que se conocen los verdaderos amigos. Mientras ellos estuvieron en dificultad Venezuela fue extremadamente solidaria con ellos.

No sólo, Nicolás tuvo mucha razón al irse bien apertrechado con un camión pues necesitaría piedras también, para lanzarlo sobre el representante de la Unión Europea, Charle Michel, quien pobrecito, llegó de madrugada a la reunión, dejando Bruselas en septiembre, el mejor mes de año, trayendo muchos espejitos a ver si salía con suerte.

La Unión Europea donde se inscribe por supuesto España, esa que acaba de otorgar el Collar de Isabel la Católica, una de las principales condecoraciones que concede el Gobierno, ni más ni menos que a Iván Duque, quien aprovechó el viaje para pedirle más sanciones a nuestro país. Así como Portugal, uno de los primeros países en retener, sin ningún escrúpulo, activos de Venezuela depositados en sus bancos.

Mientras, la Unión Europea no sabe, no oye, no opina, pero sí sigue fielmente las instrucciones del imperio y aplica sanciones a Venezuela cada vez que se lo piden.

¿No hizo bien el presidente Maduro en llevar consigo ese camión de piedras? ¿No se portó como un gobernante de gran altura, al situarse por encima de esas miserias, al ofrecer su mano, para apretar otras y no para lanzar esas piedras que cada venezolano le encomendó llevar consigo?

Tan bien se portó Nicolás Maduro que el compañero Luis, del grupo de alumnos, se sintió tan orgulloso de Venezuela que lo querría para Chile, su país. Mientras la compañera Claudia, en Uruguay, lloraba de vergüenza por ese presidente lacayo que no los representa. Por supuesto, los compañeros venezolanos nos inflamos de orgullo patrio,

Otra victoria más, pequeña, pero ni tanto, vamos sumando. ¡Venceremos!

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Flavia Riggione

Profesora e investigadora (J) Titular de la UCV.

 flaviariggione@hotmail.com

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