Todo evento electoral, nos permite expresar opiniones sobre diversos temas que deben ubicarse en la palestra nacional. Así, las elecciones de 2012, permitieron al Comandante Hugo Chávez medir el sentimiento nacional por el Socialismo, decía Chávez: «quien vote por mí, lo estará haciendo por el Socialismo», y los resultados de dichas elecciones, ya hablan del sentimiento mayoritario del pueblo venezolano por el Socialismo, la más alta votación obtenida por candidato alguno en unas presidenciales se manifestó en dichas elecciones a favor de Hugo Chávez y el Socialismo. Las mega-elecciones del venidero 21 de noviembre, se realizan en un contexto de furibunda agresión imperialista de parte de los Estados Unidos y la Unión Europea en contra del pueblo venezolano, a quien se le ha sometido a lo que hemos denominado como un holocausto moderno, de esos que han venido experimentando los imperialismos de EEUU y Europa contra aquellos países y gobiernos, que no se doblegan a su dominación. El cóctel mortífero del holocausto imperialista, se hace acompañar de destrucciones de la moneda nacional de los países ubicados en su mira, una intensa guerra mediática y psicológica, bloqueo financiero-comercial con la finalidad de impedir que alimentos, medicinas y repuestos para maquinarias y equipos importados no lleguen al país objeto de la agresión imperialista, lo que va a repercutir en hambruna, incremento de las enfermedades y obsolescencia y desuso de equipos fundamentales para la garantía de elementales servicios públicos: agua, electricidad, telecomunicaciones, gasolina, gas y transporte público. En fin, se propicia la implosión del país objeto de la ambición imperial generando descontentos en su población producto de la ineficiencia por satisfacer necesidades básicas, generadas a partir del impedimento de poder acceder a los repuestos y equipos necesarios para poner en funcionamiento elementales servicios públicos. Esta modalidad de guerra imperialista, en el caso venezolano, contó con aliados internos que acompañaron a los imperialistas de EEUU y Europa, en su afán de propiciar sufrimiento y muerte de la población venezolana: «Se estiman más de 40 000 muertes entre 2017 y 2018. Si continúan las sanciones aplicadas por EEUU desde enero, darán lugar a decenas de miles de muertes más que podrían ser evitables. Esto se sustenta en que hay aproximadamente 80 000 personas con VIH que no han recibido tratamiento antirretroviral desde 2017, 16 000 personas que necesitan diálisis, 16 000 personas con cáncer y 4 millones con diabetes e hipertensión (muchas de las cuales no pueden obtener insulina o medicinas para el tratamiento cardiovascular)» (Sanciones económicas como castigo colectivo: El caso de Venezuela, Por Mark Weisbrot y Jeffrey Sachs, Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR, por su sigla en inglés), Mayo 2019). El pranato de Juan Guaidó y sus luceros: Leopoldo López, Julio Borges, Henry Ramos Allup, Manuel Rosales, entre otros criminales de guerra, sus organizaciones políticas: Voluntad Popular, Primero Justicia, AD y Un Nuevo Tiempo, representaron pérdidas para la República que: «Asciende a 258.095 millones de dólares entre 2016 y hasta el 2020. Para nosotros los venezolanos, eso equivale a 60 años de importación de alimentos y medicamentos, o a 2 veces el pago de la deuda externa, o a 1 año y 9 meses de producción nacional. Son 51.000 millones de dólares de pérdidas anuales en promedio. Ha sido una guerra criminal, despiadada, inhumana…» (Impacto económico de la guerra en Venezuela, Por Pasqualina Curcio, 08/11/21). El Plan Marshall para la reconstrucción de Europa, después de la Segunda Guerra Mundial, apenas representó 50 mil millones de dólares, compárese con el daño causado por los facinerosos de la oposición venezolana cuyos candidatos hoy se presentan como los «salvadores» de los venezolanos y venezolanas, sus servicios públicos que fueron vandalizados por ellos mismos, mediante sanciones imperialistas y acciones terroristas (guarimbas de 2015 y 2017) encauzadas en territorio nacional.
Pese a la gravedad del daño causado por el pranato de Juan Guaido, el autoproclamado por la gracia de Donald Trump, aún sigue en libertad plena paseándose por Caracas como si ningún crimen haya realizado. La «dictadura» que tanto menciona y denuncia, existente en Venezuela, se ha restringido a abrirle algunas averiguaciones sin imponerle orden de detención alguna. Ha sido el colmo de la impunidad reinante en la República Bolivariana de Venezuela. A dicho sujeto, debemos imputarle la destrucción de la enorme inversión realizada por la Revolución Bolivariana por el orden de los 800 mil millones de dólares en toda una década para garantizarle al pueblo venezolana su acceso a comer carne con regularidad, de la cual estuvo privada en toda la cuarta república; que pudiera viajar por el mundo y los costos corrieran a cargo de la República, «cupos viajeros» le llamaron los medios de comunicación a ese programa social; a las y los trabajadores venezolanos, se les garantizó el salario mínimo más alto de la América, al igual que las pensiones de vejez; el agua potable pudo llegar por tubería a toda Venezuela, gracias a la inversión social multimillonaria que hizo la Revolución Bolivariana en procura de garantizarle al pueblo venezolano la mayor suma de felicidad posible. «Venezuela se convirtió en una nación de derechos, más igualitaria y auténticamente incluyente. Creamos un Estado de bienestar, centrado en la justicia social, en el empeño por alcanzar el bien común y en la búsqueda incansable de la suprema felicidad social», decía el Presidente Nicolás Maduro el 29-09-2020 durante la entrega de la Ley Antibloqueo a la Asamblea Nacional Constituyente para su aprobación. Un poderoso Estado de Bienestar que, al pase de Hugo Chávez a otro nivel de la vida y a la llegada del Hno. Presidente Nicolás Maduro, el imperialismo de EEUU se propuso destruir, y lo logró a medias pues no pudo doblegar la dignidad del pueblo de las dificultades, su Gobierno, Instituciones y su Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Para tan despiadado propósito, contó el imperialismo, con la colaboración de apátridas y traidores del gentilicio nacional o gringos de orilla: la Asamblea Nacional 2015-2019, así se inicia el pranato de Juan Guaidó.
Si con las elecciones parlamentarias de diciembre 2020, los venezolanos y venezolanas pudimos poner el punto y final de la usurpación del pranato de Juan Guaidó, este 21 de noviembre mediante las elecciones de gobernadores y gobernadoras, alcaldes y alcaldesas, legisladores y legisladoras regionales, concejales y concejalas, toca ahora exigirle al Ministerio Público la imputación formal y detención del ciudadano Juan Guaidó, sus luceros: Henry Ramos Allup, Manuel Rosales, entre otros, la extradición de Leopoldo López y Julio Borges, en fin, exigirle a la Justicia venezolana que comience a brillar y hacer efectiva las funciones para las cuales fueron designados fiscales, jueces y demás funcionarios y funcionarias del sistema de Justicia. Utilicemos las tarjetas del PSUV y del Gran Polo Patriótico «Simón Bolívar»: Alianza para el Cambio, UPV, ORA, PODEMOS, PPT y TUPAMAROS, para expresar nuestra exigencia de JUSTICIA y PRISIÓN para Juan Guaidó y su banda de delincuencia organizada, que tanto mal le han causado a Venezuela y al pueblo venezolano…
Caracas, 17-11-2021