En Retroceso y con nuevos ricos

El rol de la Izquierda Revolucionaria frente a los retos del Proceso

«El arte de vencer se aprende en las derrotas»

(Simón Bolívar)

Documento Balance 2021 de la Liga Unitaria Chavista Socialista LUCHAS, 17 diciembre 2021

Uno de los eventos políticos más importantes de este año en Venezuela, ha sido las elecciones regionales y municipales del 21N. Sus resultados y consecuencias deben ser analizados, en función de lo que influirán en el devenir del Proceso Revolucionario Bolivariano.

Contextualicemos que la lucha de clases se decide en las movilizaciones de masas organizadas que confrontan -conscientemente o no- los privilegios de los explotadores y opresores y de las instituciones que los soportan e imponen. Las expresiones más importantes de estas movilizaciones son marchas, acampadas, huelgas, cortes de ruta, barricadas, ocupaciones de fábricas y centros de trabajo, rebeliones e insurrecciones. Las elecciones universales son parte distorsionada de estas movilizaciones y de la lucha de clases; en ellas, suele estar restringida la organización popular, al estar todo el proceso mediado por los aparatos burgueses de propaganda e instituciones del Estado en el control de la elección a cargos públicos.

¿Qué mostraron los resultados de las elecciones de 21N?

Se confirma un proceso de despolitización de las masas que viene ocurriendo desde los últimos seis a siete años; opuesto a la dinámica politizada que se inició desde el 27F de 1989, y se catapultó desde el triunfo revolucionario del 13A de 2002.

La evidencia más contundente es una abstención consolidada, la cual casi un mes después, sigue siendo analizada por muchas organizaciones y personalidades. Puntualizando: en las elecciones a la ANC en 2017, la abstención fue de 58.5%; en las presidenciales del 2018, la abstención fue del 54%; en las parlamentarias nacionales del 2020, fue de 69%; y en estas últimas regionales de 58.20%, siendo que en estas elecciones participaron todas las organizaciones de la derecha.

La nueva y masiva abstención es mayoritariamente de la base electoral chavista, hoy desmoralizada. Entre las elecciones regionales pasadas y las actuales el PSUV pierde 2.5 millones de votos. Hay una decepción de un sector importante hacia la propuesta chavista, o por lo menos hacia sus herederos bastardos, hoy en el gobierno. Esto a consecuencia de las políticas neoliberales descaradas; la corrupción galopante y arrogante; a la visualización de los nuevos ricos y a los rasgos antidemocráticos del PSUV y el gobierno.

También tiene su peso, las imposiciones descaradas de candidatos en las elecciones primarias contra la decisión mayoritaria de las bases, desgastando el manoseado chantaje de una supuesta lealtad hacia el legado e imagen de Chávez, que pretenden ser monopolizados por la alta cúpula del PSUV. Ese descontento popular contra el gobierno de Maduro drena mayormente hacia la abstención; por desmoralización y no por acción política positiva. El retroceso al respaldo electoral a la burocracia gobernante, se evidencia con la baja votación en territorios tradicionalmente identificados con la votación chavista; el más crudo de todos, la derrota ante la oposición ultraderechista en Barinas.

Pero con ello, también disminuyen las esperanzas en las masas de virar a la izquierda, pues la mayoría del pueblo sigue identificando al PSUV globalmente como de izquierda y antimperialista. Aunque sólo obtuvo 46% de los votos emitidos, la burocracia psuvista conquista un amplio espacio institucional con 19 de 23 gobernaciones, y la Alcaldía de la Capital. El PSUV se mantiene como primera fuerza política de masas del país, aunque ya no es mayoritaria.

Su menguada influencia de masas junto con el control del aparato estatal (incluyendo importantes empresas) lo mantiene como primer actor en las pugnas políticas. Esto representa un triunfo político para la burocracia del PSUV-Gobierno, para su estrategia de implantar la restauración neoliberal, preservando para sí el control del aparato de Estado; al menos mientras las masas movilizadas no entren en escena.

Por su parte, las opciones políticas de la derecha burguesa lograron una recomposición, aprovechando la impunidad que les han otorgado los pactos con el gobierno; alcanzando reactivar un respaldo de masas de 4,2 millones de votos. Cuentan con el triunfo reaccionario de la devastación de las condiciones de vida de las masas populares, no obstante, la derecha no crece; dato muy progresivo que posibilitó, junto con sus propias divisiones internas, que hayan quedado muy rezagados en los espacios políticos en disputa.

El liderazgo político de la derecha se reordena – lejos de superar su crisis política-, colocándose Manuel Rosales, al obtener la importante gobernación del Zulia, como primera figura. Así, Alberto Galíndez y Morel Rodríguez, nuevos gobernadores de Cojedes y Nueva Esparta, también son ahora protagonistas, al igual que a Superlano (candidato impugnado en Barinas) al que están convirtiendo en una gran figura, que pudiese sustituir a Guaidó. Claudio Fermín aspira a elevar su perfil con un eventual triunfo en Barinas, mientras Julio Borges, desacreditado en sus propias bases, abandona el hundido barco de Guaidó, buscando oxígeno al cañonear el desvencijado 4G.

La Alternativa Popular Revolucionaria APR, no ha logrado tener un impacto que la coloque como opción electoral o instrumento orgánico política. Luce estancada y cada vez más alejada de la posibilidad de hacerse referencia de izquierda; contradictoriamente cuando cada vez más voces críticas empiezan a surgir. La mayor responsabilidad de ello corresponde a la política con rasgos burocráticos y sectarios que aplica el PCV, copando su vocería, centrándose en una autoproclamación vacía de contenidos. También pesan la falta de dinamismo militante de muchos participantes, herencia de dos décadas de adhesión al aparato electoral del Polo Patriótico- MVR/PSUV.

Sus magros resultados electorales someterán a la APR a una gran prueba política. Quienes se acostumbraron a la vida dentro del aparato del Estado -por vía electa o de acuerdos políticos- podrían ejercer una gran presión para buscar negociaciones con el PSUV. Algunos otros, buscarán nexos con gobernadores y alcaldes burgueses opositores. Siendo optimistas, esto podría ser una depuración que libere las capacidades y aspiraciones de lucha de una amplia e inconforme camada de militantes que ayude a avanzar en la postulación de la APR como opción de izquierda, con una política para la movilización de masas.

En el marco institucional, el proceso electoral gana credibilidad internacional, debilitando las campañas de descrédito de las burguesías regionales, yanqui y europea. Hecho útil para dar argumentos para enfrentar el bloqueo. Y, que sirve también para las negociaciones que desde mucho tiempo viene haciendo el gobierno con la derecha criolla y representantes de los gobiernos de USA y de la UE. Negociación en donde hasta está involucrada la misma Central de Inteligencia Americana CIA, que a confesión de parte de Águila 1, relevo de prueba.

El imperialismo retrocede algo en lo declarativo, pero no muestra aun ningún signo claro de retirar o suavizar el bloqueo. La confrontación diplomática Saab-Citgo parece estar en el congelador o es parte de las concesiones de las negociaciones. El discurso justificador de intervenciones y sanciones ejercido por el imperialismo y sus aliados, ha recibido un golpe.

Pero no será un evento electoral parcial lo que defina el nivel de agresividad del imperialismo, frente a la lacerada situación del Proceso Bolivariano. Las causas de fondo, asociadas a la dependencia energética de la economía yanqui respecto a nuestras reservas petroleras y la confrontación al ejemplo soberanista de Venezuela en el Continente, siguen presentes.

Por supuesto, se ensombrece un tanto esta imagen ganada con el frustrado intento de fraude en Barinas. El candidato del PSUV Argenis Chávez (hermano del difunto presidente y candidato a la reelección) se abrogó el triunfo hasta que las actas demostraron su derrota y el triunfo del ultraderechista y proimperialista Freddy Superlano; quien luego de estar claro su triunfo es de nuevo inhabilitado, después de haber sido indultado meses antes por el propio Maduro. Así pues, las manipulaciones de la dirección del PSUV no sirven para frenar a la derecha, sino que la fortalecen.

Otra mancha, es la institucionalización de las manipulaciones, interviniendo direcciones de partidos, impidiendo la inscripción de nuevas tarjetas electorales, inhabilitando candidatos sin mayores explicaciones, habilitando a otros a su conveniencia. Esto se ha hecho una táctica política común y descarada del PSUV, para negociar espacios con la burguesía y para evitar la postulación de candidatos críticos de la izquierda, como Eduardo Samán en Caracas. Acaban de inhabilitar -de nuevo sin argumentos- la candidatura de Aldemaro Sanoja, representante de la APR y el PCV, en otra manipulación electorera, frente a las nuevas elecciones a la gobernación de Barinas, previstas para enero 2022,

¿Cuál es la Perspectiva del País?

Aunque existen algunas luchas locales, sobre todo, posterior al 21N, sostenemos que aún estamos en una situación general de reflujo en las luchas de masas. Pero ya hay mayores indicios del despertar. (Ver caso conflictivo de los trabajadores de Masisa- Fibranova https://www.aporrea.org/trabajadores/n370071.htm) y los continuos reclamos de trabajadores petroleros, o como las protestas a diario de los pensionados y jubilados. Avances de luchas en una compleja correlación de fuerzas entre las clases sociales, en la que convergen una derrota económica de las clases trabajadoras producida por el bloqueo imperialista, la hiperinflación y la política salarial del gobierno, con un fracaso del imperialismo y la burguesía en sus planes de imposición de un gobierno títere.

En algunos medios se debate la posibilidad de que se active un Referéndum Revocatorio contra el Gobierno de Maduro, para el 2022, dirigido desde el imperialismo y motivado por la minoría de votos obtenida por el PSUV. No descartamos tal posibilidad. Incluso no es descartable que las facciones burguesas más reaccionarias (López-Guaidó-Machado) retomen acciones violentas, a fin de disputar la dirección de masas de derecha y conservar sus nexos y financiamientos de los imperialismos yanqui y europeo y las burguesías latinoamericanas.

Sin embargo, apreciamos hoy en la realidad, el fortalecimiento de los acuerdos entre burgueses y burócratas, para aplicar a fondo la restauración neoliberal y aprovechar las opciones de ingreso y reactivación económica capitalista que ofrece la expectativa de altos precios mundiales de los hidrocarburos; con la atractiva perspectiva de las privatizaciones en un esquema de maquilas y con uno de los salarios reales más bajos y flexibilizados del planeta.

Un ejemplo de esto es la insistencia pública de Maduro al recién electo gobernador opositor de Nueva Esparta, para implantar juntos la política de maquilas a través de la Ley de Zonas Económicas Espaciales, en la turística Isla de Margarita.

La debilidad numérica en los votos psuvistas amenaza su control del Estado por la burocracia; por lo que acelerarán sus planes de conquistar condiciones jurídicas de propiedad de medios de producción, que sean independientes del dominio del aparato de Estado: Hacerse realmente una burguesía. Todo esto implica un realineamiento de las clases sociales en torno a la dinámica económica que se reanima un poco, aprovechando la tregua política entre el PSUV y la oposición burguesa en medio de vulgares remates y entregas de empresas del Estado al capital nacional e internacional.

Tal realineamiento estará condicionado por la flexibilización laboral impuesta, por las maquilas y privatizaciones que están en curso, por la dinámica de la industria petrolera y la renta que ella genera al Estado, por las modificaciones que eventualmente ocurran en las medidas de bloqueo, por las condicionantes mundiales de la pandemia y la postpandemia, y por las capacidades y disposición de lucha que puedan desplegar las masas de aquí en adelante.

En una acera, los explotadores aprovechando las posibilidades para la generación y apropiación de plusvalía y la obtención a bajo precios y entregas de medios de producción. En la acera de enfrente, los trabajadores, campesinos, pescadores, jóvenes, mujeres y todos los explotados y oprimidos, buscando alternativas para salir de las profundidades de la crisis, a través de la venta de sus capacidades de trabajo, reencontrándose con viejas y nuevas dificultades, anhelos y aprendizajes como clase trabajadora.

Este reordenamiento ya está afectando las instituciones del Estado. El régimen político está mutando a uno mucho menos abierto, menos libertario y más represivo. Son comunes las restricciones de los derechos ciudadanos, cada vez más claramente condicionados por el origen de clase. Ocurre en el ámbito político en el que se indulta a terroristas burgueses y se encarcela a trabajadores y campesinos reclamantes de reivindicaciones o denunciantes de corrupción.

También lo descrito en el párrafo anterior se ve más en la cotidianidad, el funcionamiento del aparato policial-judicial, condicionando al pago de importantes sumas de dinero para hacer cumplir o cambiar decisiones administrativas y judiciales. Existe, por ejemplo, una denuncia consistente de las comunidades organizadas de La Vega en Caracas, contra la estigmatización que pretende justificar acciones represivas contra esa comunidad a partir de las acciones armadas hamponiles de la banda paramilitar de "El Koki" en Julio pasado.

La atención al ciudadano en las instancias del Estado está desarticulada por el predominio de mecanismos paralelos corrompidos. Las "mafias" son cosa de cada día en amplia variedad de prestación de servicios, trámites y autorizaciones, golpeando duramente el ejercicio de sus derechos a los trabajadores y sectores populares.

La modificación de normas preexistentes permite el aumento de alquileres de viviendas en dólares y la aplicación de desalojos a familias enteras que no pueden pagar los nuevos y elevados montos. Algo similar ocurre en el campo, con la "recuperación" de tierras por terratenientes y terrófagos, en atropello de los derechos de campesinos.

Todos los logros que se obtuvieron en materia de soberanía nacional, conquistas de condiciones de vida, y libertades democráticas para las masas a partir de la Constituyente de 1998/99 y más aún del triunfo revolucionario del 13A 2002 están en retroceso. Sin duda la razón fundamental es el ataque despiadado del imperialismo y las burguesías del continente junto con la burguesía criolla en los ámbitos económico, político, diplomático, movilizaciones de masas de ultraderecha, incursiones armadas y amenazas de invasión imperialista.

Pero hay también una responsabilidad política desde el PSUV-Gobierno. La dirección del PSUV juega un rol dual. Por un lado, resiste algunas de las imposiciones más groseras del imperialismo yanqui y europeo, especialmente las que tienen que ver con el derrocamiento del gobierno de Maduro. Por el otro, juega un rol reaccionario, poniendo el Estado al servicio de la explotación capitalista y restringiendo, cada vez más, las libertades democráticas antes conquistadas.

Aunque siguen siendo políticamente independientes del Imperialismo, la cúpula burocrática del PSUV, en lugar de defender las conquistas de la Revolución Bolivariana, juguetea con ellas como cartas negociables ante la burguesía o las atacan directamente con sus fuerzas políticas, policiales y judiciales, con el objetivo de mantenerse en el poder político y expandirse como clase explotadora. Sus medidas económicas neoliberales, el indulto a terroristas burgueses, el encarcelamiento y persecución de luchadores obreros y campesinos, lo colocan como aliada de la burguesía de todo pelaje.

¿Cuáles son los retos?

El proceso revolucionario tiene el reto de sobrevivir, para poder conquistar pronto una verdadera revolución socialista del siglo XXI. No podemos seguir cayendo rendidos en el desgaste y las traiciones. Pero eso no se resolverá con simple retóricas, y críticas en el papel o en las redes sociales. Tampoco con denuncias aisladas de burócratas corruptos que se protegen unos a otros. Menos aún, capitulando a la ultraderecha burguesa: Se resolverá desde las fuerzas motrices del propia Proceso Revolucionario.

El reto es relanzar las consignas y políticas revolucionarias desde la organizaciones obreras, populares y comunales, organizando la lucha por las conquistas inmediatas e históricas del pueblo trabajador.

¿Cuál es el rol que le toca jugar a la izquierda revolucionaria?

Los militantes de izquierda que nos reclamamos revolucionarios y que criticamos la derivación franca hacia la derecha -a los pies de la burguesía- de la dirección del PSUV, tenemos la obligación moral de servir de cauce de expresión positiva de ese descontento que hoy se muestra entre rebelde y abatido.

La izquierda revolucionaria debe reagruparse y posicionarse consecuentemente en el amplísimo espacio ideológico que está dejando el PSUV, al abandonar las tareas y consignas más básicas de la izquierda, de los intereses de los trabajadores y de todos los explotados. No se trata de una disputa retorica por el legado de Chávez, ni un rally por abrogarse más derechos y títulos revolucionarios.

Debe trabajarse en la construcción de una salida revolucionaria a la crisis, si y solo si, a partir de la articulación con las organizaciones del movimiento obrero, campesino, popular y comunal que se mantienen en pie y siguen en lucha. Tenemos que reeducarnos como izquierda socialista y las organizaciones obreras y populares en una total independencia del aparato de Estado.

Este Estado, que no alcanzó a ser transformado a un estado obrero revolucionario, estuvo por años, tironeado de un lado por los mecanismos burgueses y del otro por las demandas del pueblo organizado. Hoy es un aparato carcomido por la corrupción y apropiado por una burocracia que lo coloca de manera cada vez más descarada al servicio de la burguesía y sus planes neoliberales sobre explotadores.

Necesitamos construir una organización política obrera y popular, sin burgueses ni burócratas corruptos, no simplemente para participar en elecciones; sino centrada en el objetivo de desarrollar y profundizar con acciones revolucionaria, el proceso bolivariano a partir de las movilizaciones del pueblo trabajador organizado.

Tal organización debe dotarse, al calor de las luchas y de la experiencia de estas tres décadas, de un programa antiimperialista, antineoliberal y anticapitalista; que defiende la democracia participativa y protagónica, desarrollándola en una democracia obrera, campesina, popular y comunal.

Que reivindique la Revolución del 13A 2002, aprendiendo de ella. Que reivindique y profundice los aciertos más importantes y progresivos de la época de Chávez, muchos de ellos reflejados en pedido del "Golpe de Timón".

Que se plantee la lucha inmediata por la Indexación Salarial, por la Liberación de los trabajadores presos; contra la criminalización de las protestas obreras y campesinas, por el castigo a los terroristas burgueses.

Que se plantee una lucha decidida para rescatar y ampliar la Democracia Participativa y Protagónica.

Que promueva el control obrero, popular y social, desde las organizaciones de base, de la producción y distribución de bienes y servicios, y de la comunicación.

Que defienda la soberanía e independencia frente al imperialismo y sus empresas y corporaciones.

Que se solidarice con todas las luchas del Continente contra las organizaciones y gobiernos ultraderechistas y proimperialistas.

Que promueva la organización independiente del pueblo trabajador como forjador del Estado Comunal.

Secretariado Nacional de la Liga Unitaria Chavista Socialista LUCHAS

Venezuela, 17 de diciembre 2021



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