Soló a dos descerebrados como Nicmar Evans y Cesar Pérez Vivas se les podía ocurrir que en las condiciones actuales podrían aglutinar 6.248.865 personas para votar a favor de revocar al Presidente.
Ni la oposición ni el gobierno están en capacidad, hoy, de conseguir ese caudal de votos. De manera que el referendo estaba condenado a morir, antes de nacer.
El que no viéramos a políticos como Capriles, Allup, Rosales y el mismo Guaidó resteados con la recolección de firmas dejó muy en claro que consideraban la estrategia como una pendejada promovida por "políticos" sin cerebro y que la criatura estaba muerta en el vientre.
Además de que no le veian Chance a la propuesta de Evans y Pérez Vivas también entró en juego la lucha que a cuchillo se vive en la oposición por por ser protagonista.
No iban a permitir, políticos veteranos como los ya mencionados, que dos políticos de pacotilla se convirtieran con su osadia en nuevos líderes.
Podemos, entonces, afirmar sin ninguna duda que la misma oposición jugó contra cualquier posibilidad de que la criatura naciera viva.
Ahora el gobierno tenía también que hacer su trabajo y matar la propuesta antes de nacer. Es ridículo pensar que el gobierno iba a quedarse de brazos cruzados. Eso no lo hace ningún gobierno del planeta.
Traer a la mente de todos la mal llamada lista Tascón fue una puñalada al mero centro de la estrategia. No se amenazó a nadie con despedirlo, con quitarle beneficios ni con persecución, pero se dejó que la mente del escualidismo pariera sus propias ideas y consecuencias.
Otro hecho que acabó con la vida de la criatura fue la respuesta del CNE a la solictud.
No puede decir la oposición que la rápida aprobacion de su solicitud y la pronta fijación de fecha atentó contra su estrategia.
Es de suponer que la respuesta estaba en el marco de posibilidades y que debían estar preparados para cualquier escenario.
Nadie puede ser responsable de su torpeza y bobera
Alexis Arellano
Enero 2022