En los actuales momentos en el marco de un proceso donde unos pujan por conservar y lograr volver a tener los privilegios adquiridos a costa de la miseria y opresión de un pueblo, los otros, la mayoría luchan cada día, incansablemente, por una parte para taponear los avances de una conspiración que se mimetizada y bufona , por otra parte, para lograr conseguir los espacios de participación que aun les son negados, igualmente seguir dándole sentido a la vida y a la organización.
En verdad este momento histórico sin precedentes ha estado signado por grandes confrontaciones en el plano de la direccionalidad política y estratégica, no precisamente con el enemigo declarado, si no mas aun con los reformistas, con los que quedaron bien camuflados en las instituciones que heredamos y con aquellos que hemos dejado dirigir desde la nueva institucionalidad; desde la nueva institucionalidad, porque en la calle están y seguirán derrotados
En esta etapa del proceso revolucionario, la confrontación se presenta bajo otras formas, el enemigo se mimetiza, se hace amigablemente visible, se deja ordenar y te ordena, te asesora y sugiere, te obedece y te dilata, asegura su plan y te evalúa la capacidad de combate, tu fortaleza , decisión, alianzas y vigila tus piezas claves: neutralizan tus verdaderos aliados y como maneja los ritmos de la vieja institucionalidad, te pone a bailar con ellos.
El proceso revolucionario hoy demanda ciertamente ser rodrigueano, Zamorano y Bolivariano:
Rodrigueano para inventar y pasar por encima de las normas constituidas para mantener las viejas estructuras de poder.
Zamorano para que en medio de la guerra que libramos; guerra que nos lleva al plano de lo convencional sistemático, seamos capaces de arrastrar al enemigo a lo asimétrico, a lo no convencional.
Bolivariano para tener la virtud de la humildad, ser visionario, saber comprender a tiempo que sin el concurso de la gente , su sabiduría cotidiana; todo lo que intentemos hacer será puesto en el sitial de la duda de los aciertos y desaciertos, en la legitimidad y el contexto en que se produzcan.
Hoy es un tiempo de todos., de todos los revolucionarios, los que se hicieron y los que se hacen, pero básicamente es tiempo de de combatir, que nadie se equivoque, d e combatir desde adentro y desde afuera; por eso necesario es tenerlo claro, necesario es cualificar al enemigo, identificar y caracterizar sus posiciones, pero mas aun es necesario conocer y valorar el potencial de los aliados y por su puesto el compromiso incondicional del y las camaradas.
Los espacios conquistados en este proceso, tanto en el terreno organizativo, como en lo institucional, no lo tomemos como saldo partidista o tendencial, es básicamente el producto de los esfuerzos de muchos, partidos, individualidades y organizaciones. Hagamos lo que revolucionariamente tenemos que hacer, reconozcamos que nuestra fuerza esta en la masa y su organización, que el poder si se alcanza es efímero si no se ejerce con sabiduría de pueblo y estrategia de guerrero con tropas verdaderas.