El número numerito gris entre el número blanco y el número negro, es como si graficáras y operaras con el yin y el yang del tao y de Laozi, con el cóncavo convexo contradictorio concupiscente 69 cojedeño de Maleo. El número numerito gris entre el blanco y el negro, es como si graficárase y operárase con el punto inflexivo topológico borroso de la línea curva lemniscata bernoulliana, con el punto inflexivo topológico borroso de la línea curva parabólica cúbica picassoiana. El número numerito gris entre el blanco y el negro, es como si hablárase de la síntesis entre la tesis y la antítesis, entre lo visible y lo invisible. El número numerito gris entre el blanco y el negro, es como si hablárase de la síntesis entre la certidumbre y la incertidumbre, entre la determinación y la indeterminación, entre el algo y la nada. El número numerito gris entre el blanco y el negro, es como si hablárase de la síntesis entre el ser y el no ser, entre todos los casos correlativos límite contradictorios caliginosos de Maleo. El número numerito gris entre el blanco y el negro, es como si hablárase de la síntesis entre las plurales palabras pareadas paradójicas de la catacresis y el oxímoron cleuasmo quiasmo río heraclitoiano. El número numerito gris entre el blanco y el negro, es como si hablárase de la grisura sombría penumbra whitmaniana plateada corriente fluvial argentina en que un río no es dos vedes el mismo río y es el mismo río las dos veces. La grisura sombría penumbra whitmaniana plateada corriente fluvial argentina de la catacresis y del oxímoron cleuasmo quiasmo río heraclitoiano. Ahí, en esa grisura sombría penumbra whitmaniana heraclitoiana, está la conjunción copulativa inclusiva profunda del 11/09/2001. Ahí, en esa grisura sombría penumbra whitmaniana heraclitoiana, está el teorema directo y el teorema indirecto de Pitágoras y de Sócrates. Ahí, en esa grisura sombría penumbra whitmaniana efesoíta, está la síntesis de Hegel y de Marx. Ahí, en esa grisura sombría penumbra whitmaniana heraclitoiana, está el medio maleoiano profundo de todos los casos correlativos límite contradictorios caliginosos de Maleo del 11/09/2001. Ahí, en esa grisura sombría penumbra whitmaniana efesoíta, está el medio aristotélico profundo del exceso y del defecto. Ahí, en esa grisura sombría penumbra whitmaniana heraclitoiana, está el consciente y el inconsciente de Cirigliano y Villaverde. Ahí, en esa grisura sombría penumbra whitmaniana heraclitoiana, está la optimalidad ortogonal pitagórica, la resolutiva optimalidad pretendida, la mejor resultante esperada, el mejor resultado deseado. Ahí, en esa grisura sombría penumbra whitmaniana efesoíta, está la slash diagonal hipotenusa contrarrecíproca ad absurdum mayéutica socrática, en donde y con que, Sócrates pegábase a los sofistas escuálidos antañones. En el cuadrángulo rectángulo pitagórico socrático, en la slash diagonal hipotenusa contrarrecíproca ad absurdum mayéutica socrática, ahí, ha de estar el número numerito gris. En el yin y el yang, en la grisura sombría penumbra whitmaniana plateada corriente fluvial argentina ha de estar el número numerito gris. En el cóncavo convexo contradictorio concupiscente 69 cojedeño de Maleo, ha de estar el número numerito gris. En el punto inflexivo topológico borroso de la línea curva lemniscata bernoulliana, ha de estar el número numerito gris. En el punto inflexivo topológico borroso de la línea curva parabólica cúbica picassoiana, ha de estar el número numerito gris. La optimalidad ortogonal pitagórica, la resolutiva optimalidad pretendida, la mejor resultante esperada, el mejor resultado deseado, es la síntesis, es el número numerito gris.

Con digresión y sin digresión, el número numerito gris, surge de la perorata perola paraulata, en que deviene de lo expresado en la página web de Rusia Today, del 8 marzo de 2022, https://actualidad.rt.com/actualidad/422916-negocio-apuesta-situacion-salvador-bukele-bitcoin, a según la cual: "Números verdes, manejos grises. ¿Qué ha pasado en El Salvador seis meses después de la apuesta de Bukele por el bitcóin? Desde que la criptomoneda se declarara como la segunda de curso legal en el país centroamericano, su implementación ha estado marcada por las cotizaciones fluctuantes, la opacidad gubernamental y el entusiasmo en las redes.

La información pública sobre el bitcóin en El Salvador depende exclusivamente de lo que el presidente Nayib Bukele quiera compartir en sus redes sociales. Esa particularidad dificulta obtener datos del impacto de la medida. Pero los indicios están allí. Las estimaciones de la prensa local señalan que el Gobierno de Bukele ha comprado 1.801 unidades de bitcóin, que equivaldrían a un gasto de 86,6 millones de dólares (por la fecha en que se hicieron las operaciones). Sin embargo, el desplome de las cotizaciones en las últimas semanas habría dejado pérdidas de al menos 16,2 millones de dólares para las finanzas del país. Ese cálculo, aunque aproximado, podría ser mayor si se toma en cuenta el número de usuarios de la billetera Chivo, que según Bukele, asciende a 4 millones. De ser así, la mayoría de ellos tendría acceso a los 30 dólares ofrecidos por el Gobierno incentivo para entrar en el sistema, lo que se traduciría en un gasto de 120 millones de dólares para las arcas estatales. En el ojo del FMI. La situación no es un asunto que preocupe solo a Bukele. El mes pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) insistió en alertar sobre los riesgos del bitcóin como moneda de curso legal en El Salvador, debido a su volatilidad: "A corto plazo, los costos y riesgos superan con creces los beneficios", apuntó el organismo. Según el Fondo, los riesgos son principalmente para la estabilidad financiera porque los bancos "podrían estar expuestos a fluctuaciones masivas en los precios de los criptoactivos"; para la integridad de los flujos de dinero, porque el bitcóin podría ser una puerta abierta para ilícitos cambiarios, evasión de impuestos y financiación al terrorismo "debido al anonimato que brindan"; y para la protección del consumidor, ya que las personas que ahorran en esa moneda digital "podrían perder riqueza debido a grandes cambios en el valor". La respuesta de Bukele a esas advertencias, como es de costumbre, fue irónica. El mandatario desestimó las sugerencias del Fondo –a pesar de que mantiene negociaciones con el organismo para acceder a un préstamo de 1.000 millones de dólares– con un meme de Los Simpson, aunque sin hacer alusión a cómo resolvería las fallas estructurales de la implementación del bitcóin en su país. Por el contrario, en vez de introducir más controles fiscales y reglas "prudenciales" para regular el ecosistema de pagos, como recomendó el Fondo, el plan de Bukele fue aumentar la apuesta oficializando un ambicioso plan que incluye la emisión de bonos en ese criptoactivo, por un total de 1.000 millones de dólares. La semana pasada, el ministro de Hacienda de El Salvador, Alejandro Zelaya, anunció que el Gobierno preparaba la emisión de bonos en criptomonedas para "los primeros 15 días de marzo". "Estamos tomando todas las salvaguardas", aseguró el funcionario en alusión a los llamados 'Bonos volcán', que según Bukele servirán para financiar el proyecto Bitcoin City. Bitcoin City sería una ciudad construida cerca del volcán Conchagua, con miras a aprovechar el potencial energético de esa formación natural para proveer de electricidad al núcleo urbano (que estaría dotado de áreas residenciales y comerciales) y minar bitcóin, a muy bajo costo. "Refugio para la libertad". Pero el mandatario salvadoreño sigue en contravía. Después de rechazar, al menos públicamente, las sugerencias del FMI, Bukele dobló la apuesta y a finales del mes pasado envió un paquete de 52 leyes para afianzar su controvertido proyecto financiero. "Es simple: mientras el mundo cae en la tiranía, crearemos un refugio para la libertad", tuiteó Bukele para aludir a una batería de normas que, a grandes rasgos, prevén incentivos fiscales para los inversionistas; un paraguas jurídico que promete estabilidad; menos burocracia para el manejo de capitales y hasta la ciudadanía salvadoreña para los promotores del bitcóin. El objetivo del mandatario parece claro: promover la imagen de su país en el exterior como un paraíso para las inversiones en cripto –con leyes permisivas, playas y surf–, aunque puertas adentro todavía persista el recelo de la población hacia el manejo del bitcóin. Según los últimos sondeos disponibles, siete de cada diez personas desconfía de la moneda digital. Hasta ahora, las leyes siguen en trámite en el Parlamento, donde el partido oficial cuenta con una amplia mayoría. El problema que persiste es que el Gobierno es el que deberá garantizar la convertibilidad entre el bitcóin y el dólar estadounidense, en momentos de gran volatilidad para la criptodivisa, lo que a juicio del FMI podría obligar al Estado a financiar el fideicomiso ya existente (por 150 millones de dólares) "a través de recursos adicionales o la obligación de deuda".

La advertencia del FMI ha sido tajante: "Si el precio de bitcóin cayera en picado, los recursos del fideicomiso podrían agotarse rápidamente". Esa posibilidad también da despertado inquietudes en las calificadoras de riesgo como Fitch Ratings, que ya rebajó la nota crediticia para el país centroamericano debido a la "incertidumbre" que hay ahora sobre el financiamiento que el Gobierno de Bukele quiere pactar con el Fondo. El as bajo la manga del mandatario salvadoreño para defender su arriesgada apuesta es el desempeño económico de su país, que en al cierre del año pasado registró una cifra histórica de crecimiento de 10,3% Las presiones también están puertas afuera. Hace semanas, en EE.UU. tres senadores presentaron una iniciativa para que el Gobierno de Joe Biden "mitigue los riesgos" de la adopción del bitcóin en El Salvador para la banca estadounidense. En ese panorama, el as bajo la manga del mandatario salvadoreño para defender su arriesgada apuesta es el desempeño económico de su país, que en al cierre del año pasado registró una cifra histórica de crecimiento de 10,3 %, y una expansión de 13 % en las exportaciones solo en enero de este año. "¿Estamos ante otro crecimiento del PIB de dos dígitos este año? Por cierto, El Salvador nunca tuvo un crecimiento del PIB de dos dígitos antes de 2021", apuntó el mandatario, cuya popularidad sigue incólume a pesar del recelo de buena parte de la sociedad con respecto a la fiabilidad del bitcóin. Y es que más allá del natural impacto que tuvo en la economía el levantamiento de las restricciones del covid-19, las cifras en verde son el combustible del Gobierno salvadoreño para seguir la cruzada a favor de una criptomoneda vista con desconfianza por el sistema financiero tradicional, pero aupada los entusiastas que prometen una nueva vía para hacer dinero. El mensaje de Bukele, sin duda, es para los segundos."

Con divagancia y sin divagancia, el número numerito gris, ha de ser la forma figurada significativa conmovedora, el medio maleoiano profundo de todos los casos correlativos límite contradictorios caliginosos de Maleo, del 11/09/2001, que ha de tener presente agora ahora hogaño, y, tener en cuenta el hoy es siempre todavía, el presidente del Salvador, Nayib Bukele. A de tener presente y tener en cuenta el número numerito gris, el medio maleoiana profundo, que ha de estar entre lo negro y lo blanco, entre la economía y el despilfarro, entre la criptomoneda y el dólar, entre el bitcóin y el dólar, entre la estabilidad y la inestabilidad, entre la certidumbre y la incertidumbre, entre la libertada y la tiranía, entre la presión y la libertad, entre la pérdida y la ganancia, entre el desplome y el levante, entre el riesgo y la seguridad, entre lo volátil y lo constante, entre lo lícito y lo ilícito, entre el valor y la invalidez, entre estimar y el desestimar, entre la prudencia y la imprudencia, entre el aumentar y el disminuir, entre la burocracia y la adhocracia, entre la popularidad y la impopularidad, entre el crecimiento y el decrecimiento, entre la expansión y la contracción, entre la fiabilidad y la duda, entre la confianza y la desconfianza. El número numerito gris, el medio maleoiano profundo de Maleo, ha de ser la forma figurada significativa conmovedora que ha de tener presente, en el aquí ahora agora hogaño, y, tener en cuenta sin desengaños, el presidente del Salvador, Nayib Bukele, y, no los números numeritos verdes y manejos grises sospechosos.

Si el número numerito gris, ha de ser la forma figurada significativa conmovedora que ha de tener presente ahora agora hogaño, y, tener en cuenta el presidente del Salvador, Nayib Bukele. Entonces sea dicho que el número numerito gris, ha de ser medio maleoiano profundo de todos los casos correlativos límite contradictorios caliginosos de Maleo, lo negro y lo blanco, la economía y el despilfarro, la criptomoneda y el dólar, el bitcóin y el dólar, la estabilidad y la inestabilidad, la certidumbre y la incertidumbre, la libertada y la tiranía, la presión y la libertad, la pérdida y la ganancia, el desplome y el levante, el riesgo y la seguridad, lo volátil y lo constante, lo lícito y lo ilícito, el valor y la invalidez, el estimar y el desestimar, la prudencia y la imprudencia, el aumentar y el disminuir, la burocracia y la adhocracia, la popularidad y la impopularidad, el crecimiento y el decrecimiento, la expansión y la contracción, la fiabilidad y la duda, la confianza y la desconfianza. Ergo vergo sea dicho que el presidente del Salvador, Nayib Bukele, no ha de tener en cuenta los números numeritos verdes y los manejos grises sospechosos, y, sí, ha de tener presente agora ahora hogaño la forma figurada significativa conmovedora, el medio maleoiano profundo, y, sí, ha de tener presente agora ahora hogaño el número numerito gris.