XVI Congreso de la historia: ¡somos polvo de estrella, coño!

Estaba muy pendiente del inicio del XVI Congreso Nacional de Historia y III Internacional, pues había sido informada por la profesora Judith Valencia quien, muy amablemente, estuvo asesorando a nuestro grupo Biké (pensar) en un trabajo sobre la CELAC que estamos investigando.

Este encuentro académico se está realizando en estos días en La Guaira, entendí en la Casa Guipuzcoana. Obra arquitectónica hecha durante la colonia, que siempre llamó mi atención al pasarle por el frente aún, si bien, nunca me detuve para conocerla. Sí sé que estuvo años abandonada lo cual apenaba a cualquiera debido a lo que se notaba a los lejos, la pátina de nuestra historia. Pero en algún momento, de lo cual me alegro mucho, fue restaurada y actualmente conocí que es la sede de la Gobernación del estado la Guaira.

La "Real Compañía Guipuzcoana, fue construida por los vascos y funcionó entre 1730 y 1785, como intercambio de bienes entre el reino de España y la entonces provincia de Venezuela (1).

A pesar de que ya la pandemia no nos impide movilizarnos para hacer un lindo paseo hasta La Guaira, decido, por ahora, hacer seguimiento a las ponencias desde el ciberespacio.

Escucho casualmente hoy, en la segunda jornada del evento, la intervención de Luis Pellicer, historiador venezolano, profesor de Historia en la Universidad Central de Venezuela y actual Vicerrector de la Universidad Experimental de las Artes.

Justamente del profesor Luis Pellicer escuché la frase que usé como título, apenas un fragmento de su ponencia, que hace muy creíble la frase que le endilgan como su consigna "provocador siempre, calladito nunca" (2).

De hecho, para nada estuvo calladito el expositor frente a un numeroso público oyente, entre el cual, pude observar, una madre amamantando a su infante, como muestra de prioridad y sin pena, por un acto hermoso de la naturaleza. No importaba que fuese delante de académicos, curiosos, periodistas, estudiantes, en un ambiente caluroso como corresponde a esa geografía, sin embargo, bendecida por las brisas marinas que refrescan y perfuman a salitre.

Constatación muy poética, pero, queriendo ser graciosa y no me salga una morisqueta, me apuro a revisar sobre el salitre, no en mis textos universitarios, averiguando, ni más ni menos, que resulta dañino respirar, durante un tiempo considerable, aire con salitre pues puede producir una inflamación pulmonar (3).

Una vez aclarada la duda, continúo con la contaminación, esta vez no de los pulmones, pero sí de mis oídos, de mis pudores y de todo, cuando sigo escuchando a este reconocido académico al que invitan a cuanto acto histórico se celebra, aniversario de Simón Bolívar o del Discurso de Angostura (4).

Apreciados lectores, espero no me acusen de mojigata o de sifrina, pero contabilicé las groserías que adornaron su discurso "académico" y fueron al menos dieciocho, durante un corto tiempo de una media hora. Expresadas con significativos amplios movimientos de gesticulación, a la mejor forma histriónica de mis familiares napolitanos (y de mí misma), por lo que me resulta fácil de reconocer y apreciar.

Como parte del contenido de la condimentada ponencia trataba de la población indígena, su naturalidad, cultura y lenguajes, su dominación colonial, me pongo a investigar sobre groserías en lenguas nativas. Lo cual no resultó para nada fácil. Además, por conocer que Luis Pellicer, junto a otras grandes personalidades como Luis Britto, pertenecen a la comisión presidencial para investigar la verdad del colonialismo (5)

Desde tiempos prehispánicos se conoce que existieron los insultos, para agredir a otro, (no necesariamente lo que entendemos actualmente por "groserías"), especialmente en lengua náhuatl (6).

Ubico en lenguaje náhuatl algunas palabras de insulto e incluso, "malas palabras", como algunas de las que el profesor Pellicer utilizó para acompañarse.

Ahuiani, Ahuiani, Ahuilnenqui, Cihuatlahueliloc, Mahuiltiani, Macanamacac. También Nimitzmacaz motuto y Tlein monexquextoc. Cuyo significado los invito a buscar ustedes mismos (7).

En otra lectura, no reciente, reviso información sobre este aspecto en lenguas nativas, tema tratado en el III Encuentro de Lenguas Indígenas Americanas organizado por la Universidad Nacional de Río Negro, Argentina (8).

Se afirma que "El insulto o el uso de términos agresivos hacia el otro debería ser tan antiguo como el lenguaje mismo".

Pero no se han podido identificar muchos insultos en lenguaje mapuche (de los amerindios que habitan en Chile y Argentina) pero sí algo más en lengua tehuelche (indígenas de la Patagonia de América del Sur).

Las causas de los pocos resultados los atribuyen, por un lado, al pudor de las familias que no los hace explícitos, y por otro lado porque el insulto se emplea solo en determinados contextos grupales lo cual dificulta la búsqueda. También se añade que los propios nativos ya no les enseñan esa parte a sus hijos y nietos.

Así como comencé, finalizo con frases del protagonista de esta historia, del propio profesor Pellicer.

La idea al escribir este artículo es hacer una "crítica desde el alma y el corazón", porque el historiador, al parecer, es un académico serio, a pesar del lenguaje que la moderadora calificó, muy elegantemente," irreverente": que muestra falta de respeto (¿por qué en un acto académico?), que es atrevido (¿por el tipo de público?), desvergonzado, (¿por estar cerca del mar?), descarado, (¿por el clima tropical?).

En fin, apreciados lectores, ese discurso altisonante, por lo adornado con groserías y mucha gesticulación enfática, más que por el contenido, podrá parecer simpático a los que asistieron a la sesión del congreso, podrá hasta haberles hecho olvidar al público el hambre, por la hora, y parecerles muy divertido, podrá incluso el expositor haberlo hecho a propósito para traducirlo como que, a pesar de ser académico, se puede al mismo tiempo ser chabacano (grosero, ordinario, de mal gusto). Esto es, queriendo demostrar, tal vez, que por ser letrado no se es, en ningún modo, superior al pueblo llano, simple.

En lo personal, prefiero, de los ponentes a los cuales preste mi atención, siempre un lenguaje de altura, armonioso, no insultante, no vulgar, que no solo exprese bien y mejor nuestras palabras, sin groserías, sino también que ilustre, que nos enseñe, que induzca admiración. Es exactamente lo que me sucede con mi amigo secreto Diogenes, que manifiesta un lenguaje exquisitamente impecable, elegante, usando muchas palabras inusuales pero que inducen, con altura, una adecuada comprensión del asunto. Y además logra toda mi admiración. Casi que imposible escucharle una grosería en sus labios.

En algún lado leí que las groserías son el recurso de aquellos que no conocen bien el rico vocabulario de la lengua que heredamos de la provincia del imperio romano (detalle que recién acabo de aprender en las clases siempre preciosas de Enrique Dussel).

¿Somos polvo de estrellas? Poético, pero definitivamente, sin la última palabra, inconvenientemente innecesaria.

  1. http://guiaccs.com/obras/casa-guipuzcoana/

  2. https://contrapunto.com/especiales/entrevistas-ctp/historiador-luis-pellicer-si-bolivar-estuviera-vivo-aqui-no-quedaba-muneco-con-cabeza/

  3. https://pulsosalud.com/protegete-de-las-enfermedades-causadas-por-el-salitre/

  4. https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/general/villegas-discurso-de-angostura-contribuyo-a-derrotar-amenazas-imperiales/

  5. https://www.swissinfo.ch/spa/venezuela-historia_venezuela-instala-comisi%C3%B3n-para--exponer-la-verdad-del-colonialismo--europeo/47292970

  6. https://www.yaconic.com/aprende-insultar-nahuatl/

  7. https://www.mexicodesconocido.com.mx/insultos-en-nahuatl-y-su-significado.html

  8. https://www.rionegro.com.ar/el-enigma-del-insulto-en-lenguas-indigenas-GRRN_1165380/





 



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Flavia Riggione

Profesora e investigadora (J) Titular de la UCV.

 flaviariggione@hotmail.com

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