El chavismo se divide en 3 etapas:
La primera con Hugo Chávez, hasta el 2006 prácticamente única fuerza política en el país a pesar de su trastabillo en 2001 y 2002, el boom petrolero permitió manufacturar el populismo más salvaje jamás conocido, aún sin su horroroso ventajismo pudo/podía alzarse triunfante en los procesos electorales hasta esa fecha.
La segunda etapa del chavismo lo comprende el intervalo 2013 al 2018, el primer mandato de Nicolás Maduro, sumergido desde el principio en crisis económica autoinducida. La quiebra de Pdvsa por corrupción y desidia, el no haber invertido estructuralmente en el país los años precedentes, el haber profundizado a niveles atroces la petróleodependencia, ha hecho que la nación pise realidad. A Maduro no le ha quedado más remedio que gobernar a través de la violencia institucionalizada. A pesar de la crisis generalizada e impopularidad, pudo contar con respaldo legal por parte de la comunidad internacional.
La tercera etapa es comprendida desde 2019 hasta nuestros días, distinguida por la violencia institucionalizada, por el no reconocimiento al régimen chavista por parte de las democracias del mundo y por sus respectivas sanciones. Más que nunca, el chavismo exhibe su naturaleza más exquisita, su esencia, anclándose al poder por todas las vías que estén a su alcance, por más elementales que parezcan.
La oposición durante estos periodos de tiempo ha exhibido una misma cara, un mismo libreto, cuya principal referencia ha sido perdonar al chavismo cuando éste ha estado en condiciones de vulnerabilidad. La dirigencia opositora, al menos su cúpula, ha seguido un mismo guion, luego de cada crisis prosigue un supuesto diálogo, del que se genera un supuesto proceso electoral en condiciones mínimas/absurdas, lo que ha propiciado la permanencia forzosa del chavismo en el poder con su consecuente deterioro progresivo del país… hoy no es la excepción.
Así como el régimen ha tenido que ahondar en su cruzada, quedar cada vez más expuesto, demostrando su ADN castrista, la oposición también ha quedado descubierta. En 2022 estamos a la puerta de un pretendido proceso de primarias que busca regalarle al chavismo 2 años de paz al aceptar las presidenciales 2024 como próxima batalla cuando los venezolanos hoy ya no aguantan más, además de perpetrar las "primarias" con la asistencia del CNE y con los candidatos que el chavismo predetermine ¡¿Se puede ser más colaboracionista y descarado?!
Las cartas aún no están tiradas, esperemos que no, los venezolanos castigarían con otra abstención histórica cualquier proceso comicial que sea consumado en esas condiciones insultantes.
Hay fe en que la posición pueda realizar procesos de relegitimación de sus directivas al margen de las instituciones psuvizadas y con candidatos reales que la nación desea, sería extraordinario que quienes hoy figuran como jefes de sus partidos no se lanzasen. El otro punto clave es que no hay que esperar el 2024, sino posterior al proceso de primarias las acciones deben ser inmediatas, secundando las acciones de protestas que la sociedad civil radicaliza a nivel nacional.
La clave del chavismo, sin lugar a duda, ha sido la imposición de la agenda política (diálogos falsos y elecciones inconstitucionales), a través de una oposición dócil de espaldas a la población. Sí la nueva oposición electa racionalmente sabe interpretar y seguir las acciones de la ciudadanía, la democracia y a constitucionalidad retornarán rápidamente.