El saqueo de Venezuela

Parecen preguntas sencillas. ¿Cuánto puedes comprar con tu salario? ¿Llega para pagar la manutención de la familia? ¿Y los costes del transporte hasta la zona donde trabajas? Pero las planteáramos, como las planteara, siempre obteníamos las mismas repuestas: "depende" o "no sé", pero no gano siquiera para comprar la comida. Los precios no dejan de subir.

Lo que los trabajadores y las trabajadoras se enfrentan a un problema mayor que el de las horas extra forzadas o el de los dueños abusivos: el país se está hundiéndose rápidamente en lo que pronto se convertiría en una depresión en toda regla. La moneda nacional caía entre la mañana y el anochecer un día tras otro. Los trabajadores(as) no pueden comprar pollo y arroz con su sueldo el día anterior, se veían obligados a subsistir sólo con el arroz al día siguiente. En las conversaciones de los autobuses y el metro, todo el mundo parecía tener la misma teoría acerca de quiénes eran los culpables de aquello: Era el Gobierno, las clases comerciantes (mafias), las que parecen estar sacando partido más directamente de la subida de los precios y, por ello, en ellas se concentran la mayoría de las iras populares. Eso es lo que explica cuándo los peligros del caos económico; nunca se sabe qué combinación de rabia, racismo y revolución se desatará.

El pueblo particularmente vulnerable a las teorías de la conspiración y a la búsqueda de chivos expiatorios de carácter étnico porque, en apariencia, la crisis financiera no tenía una causa racional. En la televisión y en la prensa, los análisis se referían una y otra vez a la situación del país como si ésta hubiera contraído una especie de enfermedad misteriosa paro altamente contagioso: el crac de los mercados fue inmediatamente bautizado como la "gripe gringa", aunque su categoría sería posteriormente elevada a la de "plaga gringolandia" cuando sus efectos se extendieron en Nuestramerica.

Sólo unos años antes de que todo empezase a ir mal, Venezuela era señalado como epígono de buena forma y vitalidad económica; Pero, de un día para otro, los mismos operadores bursátiles que habían estado indicando a sus clientes que no había una ruta más segura hacía la riqueza que afincar sus ahorros en fondos de inversión de los "mercados emergentes" de Venezuela pasaron a desinvertir en masa, mientras que los cambistas empezaron a "atacar" la moneda de Venezuela, creando lo que The Economist denominó "una destrucción de ahorros de una magnitud sólo conocida en tiempos de conflicto bélico".

Como ya ocurriera durante la Gran Depresión, la crisis generó una oleada de suicidios, debido a que muchas familias vieron cómo sus ahorros se evaporaban por completo y decenas de millares de pequeñas empresas y negocios tuvieron que cerrar sus puertas.

Semejantes medidas habrían sido impensables un año antes del azote de la crisis, cuando el pueblo estaba en su momento más álgido de militancia. Por entonces, se habían movilizado contra una nueva propuesta de ley laboral que pretendía reducir la seguridad de los puestos de trabajo y habían convocado la serie más numerosa y radical de huelgas jamás organizada en la historia de Venezuela. La depresión económica fue tan extrema que dio al gobierno licencia para proclamar estado de excepción provisional que le permitieron ejercer durante un tiempo como "gobiernos autoritarios" (tal como había sucedido con motivo de crisis parecidas en Bolivia, y otros lugares.

¡La Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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