"Dan asco los Escuálidos felicitando al «rey» de España, por
no levantarse de la silla, ante la espada de Bolívar…".
USUARIO DE LAS RRSS
"¡Fin de mundo, camarita! Jamás llegué a pensar que vería a la «pupusición» criolla en una situación tan asquerosa como esa de felicitar a un «arrogante reyezuelo» por no levantarse de la silla, ante el paso de la espada de Bolívar", fue el recibimiento que me dio Anacleto al verme llegar a nuestra acostumbrada reunión. "Quizá tengamos que recordarle que la espada de Bolívar representa la soberanía de Latinoamérica, un símbolo de la libertad de América Latina, una espada que camina por la mayoría de las naciones del Sur, la misma con la que el libertador le dio una pela al ejército español hace más de 200 años y lo sacó de cinco países del continente. Quizá sea el recuerdo de eso lo que le duela al «reyezuelo» He llegado a pensar que, a pesar de su soberbia colonialista y la arrogancia heredada del «¿Por qué no te callas?» de su soberbio padre en la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado del 2007 dirigida al presidente Hugo Chávez, no fue que no se puso de pie... fue que no pudo pararse como todo derrotado. Es increíble que la espada de un hombre infunda tanto respeto y siga recordando sus batallas y victorias, después de 200 años. Y claro, hubo derrotados y el «arrogante» lo sabe. El «arrogante reyezuelo» Felipe VI ha sido el único jefe de Estado que ha cometido esa grave falta, en la toma de posesión del nuevo Presidente de Colombia; una grave falta de respeto que requiere disculpas de parte de España. Definitivamente, uno de los momentos que marcó la juramentación de Petro fue la presencia del «arrogante reyezuelo» Felipe VI, y esa reacción ante el paso de la «espada de Bolívar» hacia el proscenio. Y Bolívar volvió a derrotar a la soberbia colonialista, 200 años después. Camarita, Felipillo está como el albañil del cuento popular en el que el hijo intentaba alertarlo mientras construía un baño, pero su padre lo callaba, y al terminar le preguntó: que quieres y éste le responde, falta la puerta y tú quedaste encerrado. ¡Cuando un país está en manos fachendosas! Pero de «tal palo, tal astilla» o «hijo de gato caza ratones». No podemos olvidar el origen de este «pedante reyezuelo» ya que su padre, Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón, fue designado por Franco como su sucesor, en desmedro de su padre, «Juan de Borbón y Battenberg», que era el legítimo heredero de la Corona. Y además, ¿recuerda el escándalo de la muerte de Alfonso, hermano de Juan Carlos? Bueno… se dice que él lo mató de un tiro y se especula acerca de las circunstancias. Sobre ese otro desfachatado rey momo, recaen numerosos casos judiciales por corrupción agravada que lo llevaron a abdicar en el 2014 y huir de España. Y pensar que todavía se creen con autoridad moral sobre el «vulgo» por tener «sangre real» que viene de Dios. Bue… se dice, some people say, que las y los cortesanos conocen muy bien los intríngulis de palacio. ¡O sea!... Tienen mucho que contar."
De acuerdo con lo establecido en la Ley Fundamental, en su título II, dedicado a la Corona, la forma política del Estado Español es la monarquía parlamentaria, en la que el "Rey" es el Jefe del Estado, "símbolo de su unidad y permanencia, y como tal arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen". Pero todos sus actos deben ser refrendados por el gobierno. Eso fue aprobado en un "referéndum viciado", promovido por el Generalísimo Franco en 1947, pero referéndum al fin y al cabo. Franco quería asegurar sus propios intereses. Así que, basado en esa Ley, en 1969 designa a Juan Carlos de Borbón su sucesor en la Jefatura del Estado, con título de "Rey", en desmedro de Juan de Borbón y Balttenberg, padre de Juan Carlos, y sucesor por derecho. A la muerte de Franco, en 1975, Juan Carlos accedió a la Jefatura del Estado. Luego, perseguido judicialmente por corrupto y ladrón, abdicó en el 2014 en favor de su hijo Felipe VI. Así llegó el "arrogante reyezuelo" al poder.
No crean que abdicó por "demócrata", no, los delitos cometidos se produjeron cuando "era inviolable". Además existe "la misteriosa muerte" de Alfonso, su hermano menor, "de la que sólo él fue testigo". Se dice que lo mató de un disparo, cuando su familia vivía exilada en Estoril, Portugal, lo que lo mantuvo alejado de su padre, ya que éste al verle con el arma en la mano le inquirió a gritos "¡Júrame que no lo has hecho a propósito!". Aún se espera su respuesta, no hubo investigación oficial sino un manto de silencio. El gobierno portugués acepto que "Alfonso se había matado él sólo, por accidente". Ya de Rey, vino el derrape de corrupción: cobro de comisiones por el tren de alta velocidad a La Meca, uso de tarjetas a otro nombre, cuentas en Suiza, blanqueo de capitales, comisión pagada de 100 millones de $$ a Fundación Lucrum de su propiedad, transferencias provenientes del empresario mexicano Allen de Jesús Sanginés, defraudación de impuestos, 65 millones de euros por adjudicación de obras, etcétera. Hoy se encuentra en soledad, humillado y lejos de la "familia real", pero rico.
La infanta Cristina, hermana de Felipillo, fue acusada junto a su esposo, Iñaki Urdangarin, de enriquecerse desviando dinero público y luego de años de juicio la Casa Real logró que sólo el esposo fuera condenado a 6 años y 3 meses de prisión. La infanta no fue condenada, pero en el banquillo de los acusados empleó hasta 579 evasivas para eludir las preguntas de los magistrados. Sus respuestas fueron: «no sé» 412 veces, «no lo recuerdo» 82 veces, «lo desconozco» 58 veces, «no lo sabía» 7 veces o «no tenía conocimientos» 7 veces. El Tribunal Supremo "explicó" que Iñaki se aprovechó de «la situación de privilegio de que disfrutaba como consecuencia de su matrimonio con una hija de quien era entonces Jefe del Estado» para llevar a cabo actividades ilícitas. ¡Familia que roba unida, roba más, y mejor! Una que no está metida en este tipo de escándalos es la infanta Elena, y de Felipillo no se dice mucho, ya saben que en España no se puede criticar a la Casa Real so pena de cárcel. Así serán las trácalas de Juan Carlos que se tuvo que ir de España y matar animales.
Dice un refrán criollo que de tal palo tal astilla. Por lo menos ya sabemos que Felipillo heredó la arrogancia y la soberbia de su padre. ¿Qué otras cosas heredaría? Esa es la pregunta de las cien mil lochas porque en España existe la "Conspiración del Silencio" con respecto a los integrantes de la Casa Real. Así que sólo los y las cortesanas de palacio conocen todos esos secretos. Sin embargo puedo asegurar que muchos pueblos latinoamericanos jamás verán a España como "la madre patria" por la falta de respeto hacia El Libertador y gritarán, al ver a Felipillo: "Alerta, alerta, alerta que camina, la espada de Bolívar por América latina". Los españoletes no le perdonarán jamás a Bolívar el haberlos echado a patadas de Suramérica. Y ese odio es el mismo que sienten los apátridas que aplauden el gesto arrogante de Felipillo, al saberse lejos de recuperar los privilegios perdidos. Por eso el pueblo venezolano les asegura que "no volverán" jamás a gobernar esta bendita tierra. Nuestra sangre es guerrera y valiente como la de Guaicaipuro y Bolívar, sin olvidar el decreto de Guerra a Muerte.
Estos miserables, que aplauden el gesto de Felipillo, nos recuerdan a los envidiosos y miserables que acudían como espectadores a la quema de alguna persona durante la Inquisición y en Venezuela la agresión a gente humilde por ser o parecer chavistas, como en el caso de Orlando José Figuera, de 21 años, golpeado, apuñalado, rociado con gasolina y luego prendido en llamas. ¡Tocaron fondo! En el pasado, a los monarcas se les permitía todo. En el presente, esa actitud persiste en algunas partes. Sin embargo, su inmunidad e impunidad las castigan los pueblos. El acero no se moldea sin golpearlo y la piedra no se astilla; cometeremos errores pero tenemos que ser golpeados, aplastados y afilados para convertirnos en lo que debemos ser. Pero debemos tener honor porque sin él no podemos hacer vida en esta revolución.