I
La llegada a la Presidencia de la República del Comandante Hugo Chávez en el año 1999, supuso el inicio de un proceso de amplias transformaciones en todos los ámbitos de la vida nacional; proceso caracterizado, entre otras cosas, por el fuerte acento que el líder bolivariano puso en la reivindicación de derechos fundamentales que durante la IV República fueron negados a nuestro Pueblo.
Las venezolanas y los venezolanos comenzamos a ser testigos, como nunca antes, del compromiso del Primer Mandatario Nacional con la garantía de la salud como parte del derecho a la vida, de una educación gratuita y de calidad para todas y todos, de una vivienda y hábitat dignos, y de una seguridad social entendida como servicio público de carácter no lucrativo, entre otros aspectos.
A la par de ello, con el triunfo de la Revolución Bolivariana tuvo lugar una transformación sustancial en la visión geopolítica del Estado venezolano, que por supuesto se reflejó, además del ámbito nacional, fuera de nuestras fronteras; un triunfo que coadyuvó a sentar las bases de un sistema internacional multipolar, que se orienta hacia ese gran principio que el Padre Libertador Simón Bolívar denominó el equilibrio del universo.
II
Es este, sin lugar a dudas, un planteamiento que cobra cada vez mayor preponderancia en una coyuntura como la actual, en la que se abre paso de manera acelerada ese mundo nuevo, multicéntrico y pluripolar, que avizorara el Comandante Chávez; y que animó el accionar del líder histórico de la Revolución Bolivariana en función de lograr tan anhelado equilibrio, en la medida en que este sería capaz de contener las pretensiones del imperialismo estadounidense y sus aliados de subyugarnos y, con ello, de garantizar la paz planetaria.
Fue dicho empeño el que hizo posible cristalizar, junto a otros líderes y otras lideresas de la América Latinocaribeña, mecanismos de integración regional como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC); e iniciativas fundamentadas en la solidaridad y la complementariedad como Petrocaribe, orientadas todas ellas a la formación de un polo de poder en la región.
Esta visión geopolítica del Comandante Eterno también quedó expresada en el impulso de un nuevo orden comunicacional en el continente, a partir de iniciativas como TeleSUR y la Radio del Sur; así como en el afianzamiento de una identidad propia de la América Latina y el Caribe, sustentada entre otros elementos en el respeto e inclusión de las minorías y Pueblos originarios.
III
A la par del fortalecimiento de la unidad entre los Pueblos de la región y la promoción de la cooperación y un comercio justo entre éstos, el líder bolivariano planteó la creación de sólidas estructuras políticas que hicieran de Nuestra América Latinocaribeña, como un todo, un interlocutor válido frente a otros actores del sistema internacional.
Asimismo, y más allá del continente, el Comandante Chávez promovió activamente el fortalecimiento y reagrupamiento de los países del Sur Global en todos los foros internacionales; al tiempo que, impulsó el establecimiento de fuertes vínculos con polos de poder emergentes como China, India, Irán, Siria, Sudáfrica y Rusia, que hoy están llamados a desempeñar un rol protagónico en la consolidación del nuevo mundo multipolar que se abre paso; en el que avanzamos de manera progresiva, como se establece en el Plan de la Patria, en el desmontaje del sistema neocolonial de dominación imperial.
Y es que el líder bolivariano fue, sin lugar a dudas, un incansable promotor de una conciencia crítica de los Pueblos del Sur, soportada en su inconformidad con el sistema imperante y la hipocresía que caracterizaba el discurso institucional; y en la necesidad de respetar el derecho internacional y principios como la libre determinación de los Pueblos, la igualdad soberana de los Estados y la no injerencia en los asuntos internos de otros países.
El Comandante Eterno impulsó, además, una nueva concepción de la diplomacia, promoviendo la participación protagónica de las organizaciones sociales y populares en la consolidación del mundo nuevo, y un rol más activo de estas en la transformación de la institucionalidad internacional.
En definitiva, el Comandante Chávez fue capaz de irrumpir con una visión geopolítica propia en el panorama regional y mundial; una visión que hoy continua manteniendo plena vigencia y alimentando la esperanza de las latinocaribeñas y los latinocaribeños, y de otros Pueblos del planeta, que libramos una batalla sin cuartel contra quienes pretenden imponernos anacrónicas doctrinas supremacistas, batalla en la que, seguro estamos de ello, prevalecerá la intensión de nuestros Pueblos de construir un mundo mejor, en el que imperen la solución pacífica de los conflictos, la cooperación, el respeto de los derechos humanos y la solidaridad, en la lucha por hacer, como nos sigue cantando Alí Primera, humana la humanidad.