El secuestro de la navidad se encuentra esperando que aparezca esa nirvana que mitigue esta pesadilla creciente que sigue sin terminar año tras año ¿Adónde ha ido la presciencia cuando un pueblo se desvanece en lo que fueron esas enseñanzas? ¿Cómo puedo hablar de felicidad y alegrías en tus escuelas y centros del conocimiento, si lo que veo es la desintegración de aquellos encuentros musicales que acompañaban cada noche decembrina, y cuyos miembros ahora viven la inanición en vísperas de navidad? Es qué ni siquiera he podido revitalizar un vademécum que oriente mis pasos, porque las esperanzas se disolvieron y solo se convirtieron en concusión para quienes conjugan entelequia discursiva.
El secuestro de la navidad no impide que preguntemos: ¿Para qué ha servido una disfrazada laicidad? ¿O es mentira que se multiplica el aumento de bárbaras conciencias y uxoricidas que destilan la crueldad, y otros hasta en el nombre de Dios, apoyan o son cómplices con su afasia en la ejecución de mujeres por no llevar un velo? ¿Es posible vivir con un permanente aserto de un pueblo, y un régimen en constante mentís? La verecundia no existe entre aquellos que ensimismados como dueños de su "absoluta verdad"; ignoran en Diderot por La carta sobre los ciegos.
El secuestro de la navidad es ignorar, que en la existencia de la diglosia, el nacimiento de Jesús era la celebración que más nos acercaba como pueblo, y que ahora, sólo nos une a través de la tristeza, la pobreza y la separación de las familias; mientras escuchamos la imprecación de individuos que desde su mundo de falsedades, ni siquiera conocen Las uvas del tiempo con las cuales Andres Eloy Blanco nos impregnó los avatares de aquellas épocas que han regresado con mucho dolor, sin ver en sus mesas una hallaca, la ensalada de gallina, o pan de jamón; y en contraste una nueva, y autodenominada "burguesía revolucionaria" se expande de manjares, exquisiteces, y bebidas escocesas con sello de 12 y 18 años, y cuyas celebraciones las realizan de plácemes desde las imágenes que graban en sus costosos celulares y plasmadas para ellos en sus felices redes sociales.
El secuestro de la navidad está en el dolor de una madre, un padre, un hijo, o una hija, que han visto perder a sus seres queridos en largas y peligrosas emigraciones, buscando satisfacer los derechos fundamentales que les han sido arrebatados en su propia nación, por una élite gobernante que prostituyendo el ejercicio del poder, poco o nada le ha importado el dolor de un pueblo, que incluso instruye para que desgraciados "militares" se conviertan en verdugos de la vida de una niña, sobre la cual una madre desconsolada llora su partida, sin que esa misma élite de poder en sus "instancias de justicia" lleve a los culpables tras las rejas.
El secuestro de la navidad ha sido el latrocinio que un régimen ha ejecutado contra trabajadores y pensionados, a través de la mendacidad, y así justificar cualquier espacio que para ellos es válido en sus costosos viajes o espacios de vida, mientras los salarios y pensiones de esos venezolanos, y sus "aguinaldos" quedan reducidos para la compra y menudencia de comer dos o tres días; con una moneda nacional que llamada con el nombre del Libertador, ha quedado pulverizada en una "nación patriótica, soberana y socialista" ante el valor de cualquier moneda extranjera.
El secuestro de la navidad terminará cuando esos múridos palaciegos, acolchados en sus espacios de conciencias déspotas e insensibles que también han secuestrado a una nación, abandonen por razón y voluntad de su población lo que solamente puede ser ejercido por la verdad y la justicia de sus ciudadanos probos, auténticos y llenos de principios humanos que deseen levantar en paz y libertad el Tricolor Nacional.