A lo largo y ancho de Venezuela se produjeron dos marchas hoy 23 de enero del 2023. Hubo dos movilizaciones claramente definidas, no sólo en Barinas sino a nivel nacional. La primera y la más numerosa fue la convocada por los diversos gremios del país cuyo objetivo consistió en reclamar al gobierno lo contemplado en el marco constitucional referido al tema salarial. La otra marcha convocada por el partido político del Gobierno el PSUV, cuyo objetivo fue reclamar el cese del bloqueo. Eso sería un primer acercamiento. La movilización de los gremios se hizo con los esfuerzos propios de los agremiados y los no agremiados, trabajadores a final de cuentas. La movilización del PSUV contó con todo el apoyo ilegal de los aparatos del Estado; que entre otras cosas supuso, el pago de la gasolina de los motorizados que el gobierno utiliza como fuerza de choque, la presión de los diferentes jefe o directivos de los ministerios para que su personal de confianza asistiera y obligara a los trabajadores a asistir.
La propaganda de la marcha de los gremios tanto la previa como la que se utilizó en la movilización salió de los propios recursos e inventiva de los participantes; la del PSUV, una vez más haciendo abuso del poder salió de las arcas del Estado, ese mismo que dice no tener dinero para cancelar las justas demandas de los trabajadores. Quienes se movilizaron en la marcha convocada por los gremios fueron trabajadores que de manera voluntaria acudieron al llamado; quienes asistieron a la marcha del PSUV fueron fundamentalmente las estructuras dependientes del PSUV, los trabajadores contratados que aspiran su estabilidad laboral y que son presionados para que participen.
Como una conclusión parcial me atrevo a afirmar que este 23 de enero del 2023 marca un punto de inflexión en la política nacional; esto por qué. En primer lugar, por primera vez en muchos años el movimiento de los trabajadores pasa de una etapa de reflujo a una etapa de ofensiva. Derivado de ello, por primera vez el gobierno se encuentra a la defensiva. En segundo lugar, queda claro que el único partido capaz de movilizar una importante masa de personas en el PSUV, el cómo lo logra es harina de otro costal. En tercer lugar, los gremios se convierten en la verdadera amenaza electoral para las próximas elecciones del 2024, no son los partidos de la oposición. Por último, por ahora, el gobierno a sabiendas que no tiene argumentos para deslegitimar la justa lucha de los trabajadores apela de nuevo a la falsa polarización; no obstante, esta estrategia ya suena desgastada.
Lo que cabe preguntarse ahora es qué es lo que bien, o en todo caso cuál debiera ser la estrategia de lado y lado; es decir, del lado de los trabajadores y cuáles las del lado del patrón. En primer término pareciera lógico, la lógica en política no siempre está presente de hecho casi nunca lo está, que el gobierno se siente a negociar con los diferentes gremios más allá de los que le son afines, que cada vez tienen menos miembros y de los gremios que lo adversan que son los más. De parte de los gremios les corresponde seguir discutiendo en asambleas la situación por las que están pasando, esto no porque la gente no lo sepa, sino porque es una manera de seguir sensibilizando más personas a la lucha.
Otras salidas o propuestas que parecieran razonables son las siguientes:
1.- Que el gobierno nacional rectifica su política económica y con ella la salarial, esto pasa por remozar su equipo económico; entre sus propias filas hay voces disidentes, que han hecho propuestas y que no se pueden tildar de opositores o de proyanquis.
2.- Que en la mesa de negoción se invite a participar a los gremios tanto a los afectos del gobierno como a los que no lo son.
3.- Un adelanto de elecciones no sólo del Ejecutivo sino de la Asamblea Nacional.
4.- Una tregua entre gobierno y gremios acordada en que se coloca el salario mínimo nacional en función al promedio de los salarios de los países de América Latina y el Caribe.
5.- La reactivación de la tripartita para la discusión del tema salarial, valga decir gremios, FEDECAMARAS y Gobierno.
6.- Una amnistía general a todos los presos políticos.
Qué pudiera ocurrir si no se llega a acuerdos a corto plazo:
1.- Una escalada de violencia, azuzada de lado y lado para seguir manteniendo una falsa polarización que sólo favorece a la minoría que se ha enriquecido con la crisis, minoría tanto del gobierno como de la oposición.
2.- Como consecuencia de los anterior más presión sobre las FAN lo que ya de por sí generaría más caos pues es siempre un gran misterio qué es lo que ocurre a su interior y cuáles y cuántas son las posturas políticas que allí se debaten.
3.- Las puertas quedarían abiertas para una guerra civil que en teoría nadie debiera querer.