Desde la mina y la mecedora

Recuerden siempre que es lo mismo, la mina y el país es lo mismo.

Sábado, 28 de enero de 2023.- En la mina siempre ha habido cabezas calientes que quieren cambiar las cosas, quitarnos a nosotros pa ponerse ellos, no jile, eso no ha cambiado, y eso no va a cambiar, no se preocupen, eso puede arreglarse, como siempre lo hemos hecho, faltaba más.

No se preocupen.

Pero Tata, no es de la mina de lo que estamos hablando, es todo el país que está revuelto, desordenado, la cosa es más grande, de mayores proporciones, protestas por todas partes y hasta hay algunos muertos, la cuestión es muy seria, Tata.

Es lo mismo mijo, no se preocupe, el país y la mina es lo mismo, no se preocupe, ni usted, ni los demás, esto lo vamos a solucionar, como lo hemos hecho toda la vida, expresaba el abuelo mientras se movía, en su mecedora, con su cachimbo en la boca, a ese ritmo en el que solía moverse cuando estaba meditando profundamente.

Estaban tranquilos y a la vez nerviosos, en la casa grande, en las afueras de Lima, el núcleo de una serie de fincas que empezaron a adquirirse en la época del abuelo del abuelo, a excelentes precios, y que en la actualidad era el área de seguridad y refugio de la familia.

Reunión familiar semanal a la que acudían, sin falta, todos los miembros de la familia, que estuviesen en el territorio nacional.

Orden, armonía y bienestar se respiraba en la estancia.

Si pudimos con Velasco Alvarado seguro que vamos a poder con estos muchachos, terció el Tata, el patriarca de la familia, quien a pesar de sus ochenta y tantos años se mantenía en excelentes condiciones físicas y mentales, gracias a su constante actividad, casi a diario se levantaba al amanecer y salía a montar, no paraba de hacer cosas, siempre activo, inquieto y metiéndose en todas las cosas que afectaran el bienestar de la familia.

Su gran orgullo, aceptado por todos, a los que había hecho ricos y poderosos, gracias al negocio de la mina y a una diversidad de actividades, todas rentables.

Aceptado y respetado.

¿Y usted qué piensa, mija? preguntó directamente a Francisca, una de sus nietas predilectas, quien acababa de regresar de Londres, en donde realizó un postgrado en política y finanzas, quien inmediatamente respondió: como dice el primo Arturo, la situación es difícil, delicada, y da la impresión de que la presidenta no la está controlando bien, pero, como usted dice Tata, se puede solucionar, habrá que hacer algunos cambios.

Bien, bien, pasemos a comer y nada de hablar de política en la mesa, como siempre tratemos solo cosas de la familia.

Ah, y recuerden siempre que es lo mismo, la mina y el país es lo mismo.


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Luis Enrique Sánchez P.


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